
El funeral del papa Francisco, que reunió a casas reales, jefes de Estado y de gobierno, dignatarios y más de 200.000 personas congregadas en la plaza de San Pedro, fue un evento de gran solemnidad y puesta en escena, así como una auténtica obra maestra de la diplomacia vaticana, sobre todo a la hora de colocar a las diferentes delegaciones internacionales.
Y aunque todo está medido al detalle, y la gran mayoría de invitados ha cumplido a la perfección con la etiqueta, hubo una serie de errores protocolarios por parte de algunos invitados presentes.
El protocolo de vestimenta en un funeral de estas características, viene marcado por el negro, es decir, caballeros con traje negro u oscuro, camisa blanca y corbata negra mientras que para las señoras, vestido negro sobrio o falda nunca por encima de la rodilla, de manga larga, cuello cerrado, sin adornos ni estridencias, zapato cerrado, medias negras y sin joyas ostentosas, con maquillaje y peinado discreto. Además, pueden usar mantilla negra o tocado discreto.
Los fallos y aciertos del funeral
Vamos a analizar los errores y aciertos en esta cita tan señalada
Donald Trump

Cuando te permites menospreciar a un presidente de un país como hizo Trump con Zelenski diciéndole con sorna "Hoy vienes muy elegante" y te presentas en un funeral de Estado, desoyendo las indicaciones del Vaticano, con un traje azul brillante y corbata del mismo color, el presidente estadounidense se merece suspender, no solo por su inadecuado atuendo sino por no saber qué hacer durante muchos momentos de la misa, como en el momento de la paz, cuando Felipe VI tuvo que "acudir al rescate" ya que no hacía más que mirar a los lados sin saber cómo proceder. Finalmente Melania Trump, que es católica, le tuvo qué decir lo que tenía que hacer.
Doña Letizia

Un look regio e impecable. Repitió vestido de tweed negro midi, con salones negros de Nina Ricci, bolso de Carolina Herrera y mantilla negra. Lució pendientes de perlas de Ansorena y el broche de las "joyas de pasar" que inicialmente fue propiedad de la Infanta Isabel, conocida popularmente como la Chata. En la parte superior tiene una gran perla gris de botón en un doble marco de diamantes mientras que en la parte inferior, un elemento en forma de uve invertida y una perla gris en forma de perla con un casquillo de diamantes. Como ya hemos visto en otras ocasiones, la reina ha prescindido de la parte inferior, cambiándola por otra perla tipo pera perteneciente a un broche que fue de la Reina María Cristina. Muy elegante.
María Jesús Montero

El look de la vicepresidenta fue una auténtica oda al mal gusto. Mal su falda minifaldera y la chaqueta de encaje con lazada de dudoso gusto, además de mal planchada. Mal peinada, con las uñas pintadas de negro y los labios rojos. Error garrafal. Y si a ello le añadimos que no dudó en hacerse un selfie con su compañera Yolanda Díaz a punto de comenzar el funeral, el suspenso es todavía mayor. Como dice el refrán, "de donde no hay, no se puede sacar".
Melania Trump

Melania acertó de pleno con un impecable vestido-abrigo cruzado, grandes solapas y doble hilera de botonadura de tela y largo midi, con medias negras, zapatos de tacón con puntera, guantes de encaje y mantilla juego, mucho mejor que la que llevaba la última vez que acudió al Vaticano con Trump e Ivanka, donde llevaba una mantilla que parecía sacada de El cuento de la criada. Tan solo cometió un error, el de dar la mano para saludar con los guantes puestos.
La gran duquesa María Teresa de Luxemburgo

Incomprensible que una persona católica y que ha sido recibida en audiencia papal en numerosas ocasiones vista con un vestido camisero de mangas transparentes y escote en forma de pico, con una silueta nada favorecedora para su cuerpo y constitución, y, además, sin mantilla en la cabeza. Suspenso.
Felipe VI

Es incuestionable que Don Felipe es el hombre mejor vestido de nuestro país. Impecable siempre, en esta ocasión no ha fallado con un traje y corbata en negro y camisa blanca, un ejemplo perfecto del protocolo masculino de un funeral de relevancia mundial como este.
La reina Silvia de Suecia

La reina consorte de Suecia cumplió perfectamente el protocolo de vestuario y optó por llevar mantilla. Sin embargo, el collar de brillantes elegido ha sido excesivo y poco adecuado. Ya sabemos que el joyero de los Bernardotte es de los mejores de las casas reales europeas, pero en esta ocasión, no procedía.
La reina Mary de Dinamarca

Encargada de representar a la Casa Real danesa en el funeral de Estado, ha llevado un elegante look compuesto de abrigo de solapa a modo de vestido, mantilla, broche y zapatos de tacón negro con medias a tono. La más elegante junto con la reina Letizia.
Kaja Kallas

La vicepresidenta en la Comisión Europea y representante de la Unión para Asuntos Exteriores y aunque llevó un atuendo sencillo y austero, suspende porque la falda minifaldera que llevó era del todo inapropiada.
Mette-Marit de Noruega

No es una princesa que destaque por su elegancia, pero ha estado acertada con su vestido negro de botonadura simple y largo midi que ha combinado con mantilla y zapatos de tacón a tono con medias.
Joe y Jill Biden

El expresidente también optó por el color azul y corbata demasiado clara, mientras que Jill Biden volvió a fracasar con una falda sin el largo adecuado y con un dos piezas con botones joya inapropiados. Ya lo hizo mal en el funeral de Isabel II, y aquí ha demostrado que los funerales no son lo suyo.
Brigitte Macron

La esposa del presidente francés Emmanuel Macron ha lucido un vestido negro por debajo de las rodillas, con abrigo a tono, combinado con cinturón de hebilla discreta y zapatos de tacón con medias. Elegante.
La reina Matilde de Bélgica

Otra reina católica que sabe siempre cómo vestir. Aunque su vestido y mantilla eran perfectos, su look se ha ido al traste por el llamativo y poco discreto choker de perlas que ha llevado y que es "demasiado" para una cita como esta. Las perlas, en un funeral, significan lágrimas y dolor, pero con este collar, no.
En último lugar destacar y aclarar la polémica por el uso de las gafas de sol entre los asistentes, entre ellos nuestros Reyes. Las gafas en interior, jamás, pero en el exterior sí se permiten y más si las indicaciones por parte del Vaticano fueron que se podían utilizar ante la exposición directa al sol, sobre todo cuando no hay movimiento.
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