Hace tres años el político José Bono y su mujer, Ana Rodríguez, que formaban una de las parejas más estables del panorama social, sorprendían a la opinión pública anunciando su separación matrimonial.
Ahora, Ana Rodríguez ha rehecho su vida y se ha vuelto a enamorar. Tal y como publica Europa Press, tras su divorcio la empresaria parece estar viviendo una segunda juventud gracias a su nueva pareja. Se trata de Ernesto Manrique, también empresario, un atractivo mexicano de cuarenta y siete años que ha devuelto la sonrisa a la ex de Bono.
Tanto es así que la revista ¡Hola! publica esta semana unas declaraciones de Rodríguez en las que asegura estar en un "momento dulce": "Mi familia está estupenda, el trabajo me va fenomenal y miro al mundo con mucha alegría e ilusión".
Este pasado fin de semana la pareja disfrutó de una romántica escapada a la finca de unos amigos en la provincia de Ávila. Antes de llegar a su destino, los enamorados realizaron una parada en unos conocidos almacenes para realizar la compra. El domingo Ana y Ernesto visitaron la cercana localidad de El Escorial, donde pasearon por sus calles y comieron en un conocido restaurante.
Según se apunta en algunos medios de comunicación, tal y como publica Chance de Europa Press, el directivo mantenía una relación sentimental antes de comenzar la relación con la ex de Bono y no está muy claro si le hizo saber la ruptura a tiempo. Según amigos de la pareja, Ernesto habría mandado mensajes cariñosos a su pareja después de haber comenzado su noviazgo con Ana Rodríguez.
Lo sorprendente es que este no es el final de la historia. Después de que Ana Rodríguez y su actual pareja fueran pillados en actitud cariñosa, la pareja acudió a una recepción en la embajada mexicana la semana pasada. La mala suerte quiso que la ex de Manrique también estuviera invitada. Ésta, al ver a la pareja, pidió explicaciones al que consideraba aún su novio, que no supo que responder. "No creo que sea el lugar adecuado para comentar estas cosas", fue la respuesta de la ex de Bono ante la atónita mirada de los asistentes a la fiesta.