Carolina de Mónaco estuvo la semana pasada cazando perdices en una finca de La Mancha. La princesa de Hannover (todavía) estuvo cazando junto a unos amigos en un coto intensivo que también frecuenta el rey Juan Carlos.
Carolina es una gran aficionada a la escopeta, si bien no es muy habilidosa, y como tiradora es más bien regular. Pese a ello es insistente, y se sabe que cada año visita España para cazar.
De momento, nadie sabe si la princesa y Ernesto de Hannover han llegado a acuerdo alguno para el divorcio puesto que el matrimonio lleva separado ya tres años. Mientras Carolina se dedicaba a sus perros salchichas y a la Ópera de Mónaco, el irascible Ernst sometía sus resacas a tratamientos ayurvédicos.
Las alegrías en la casa Casiraghi no cesan. En la actualidad, la familia se vuelca en preparar la boda de Andrea, príncipe progre y millonario, con Tatiana Santodomingo. Es evidente que finalmente son felices y comen perdices. Será gracias a que su madre estuvo estos días cazando en España.