La tercera edición de Audiencia abierta, el programa de TVE emitido los sábados por la mañana para limpiar la imagen de la Casa Real, ha mantenido la misma línea que las anteriores semanas, dividiendo su atención entre el trabajo institucional del Rey en su viaje a la India, y el del príncipe en los premios que llevan su nombre.
Una bipolaridad extrema en la que se exaltó durante diez minutos la labor de don Juan Carlos a la hora de capturar inversiones y potenciando relaciones comerciales en aquel país, acercando posturas mediante acuerdos de transporte, audiovisual y de cooperación tecnológica. Un viaje en el que, se resaltó, el Rey estuvo acompañado de nada menos que cuatro ministros y un nutrido grupo de empresarios, y que las autoridades de allí trataron como viaje de estado.
"El rey se ha vuelto a poner al frente de la diplomacia económica", dijo el narrador, poco antes de dar paso al Rey hablando en inglés, asegurando que el monarca está embarcado en corregir unas relaciones comerciales "descompensadas". "Hoy la invesión allí es de 1200 y viceversa apenas 475, pero las expectativas de inversión son muy altas".
El príncipe de Asturias
Tras el soliloquio sobre el viaje del Rey, y señalar que la próxima gran cita es la cumbre iberoamericana de noviembre, que don Juan Carlos definió como "de lucha contra la desigualdad", el programa abordó también la "apretada agenda" de don Felipe, centrada esta semana en los Premios Príncipe de Asturias.
En su discurso, don Felipe renovó su compromiso con los premios y celebró el trabajo bien hecho, alabando el altruismo de los ciudadanos y señalando la necesidad de luchar contra la crisis pese a un contexto de preocupación e incertidumbre. Algo que, según dijo, requiere acentuar el "compromiso público ante los ciudadanos" por parte de las autoridades.
¿Simbiosis o bipolaridad?
Capítulo aparte merece el reportaje acerca de las relaciones institucionales entre el Rey y el príncipe, padre e hijo. Y para demostrarlo, nada mejor que imágenes de archivo. "¿Tienes un momento?", dice el príncipe en una imagen de archivo antes de entrar en la habitación de trabajo del Rey, a despachar sobre diversos asuntos. Una tarea, la de la Jefatura de Estado, que "funciona a dos bandas sincronizadas, con un contacto coordinado y estrecho, ininterrumpido". Juntos, dice el narrador, "analizan y valoran la actualidad, ponen en común posibles respuestas, construyen discursos y coordinan agendas, acciones a adoptar y mensajes a transmitir".
Los papeles, dice el reportaje, se reparten "tácita o explícitamente, y de manera puntual como en el debate constitucional catalán" reciente. Según los responsables de Audiencia Abierta, "más que de relaciones institucionales, cabe hablar de simbiosis institucional". No obstante, del visionado del programa se deduce más bien cierta confusión y bipolaridad, esa clase de indecisión que se genera cuando cada uno tira de la cuerda hacia un lado.