La presentadora Isabel Gemio se encuentra metida en una incómoda guerra judicial con su ex, Nilo Manrique, por la custodia de sus hijos. Cuando la unión se rompió la relación entre ambos parecía cordial, pero todo cambió cuando Nilo comenzó a conceder declaraciones en las que Gemio no salía muy bien parada.
El pasado martes la pareja estaba convocada en el juzgado número 5 de Denia, donde debía tener lugar un acto de conciliación entre ambos tras la demanda presentada contra su exmarido por comentarios que atentan contra su honor. Y entre medias, los dos hijos de ambos, de 14 y 16 años.
"Es falso que tenga a su hijo menor en un internado para quitárselo de encima, y al mayor aislado y solo; que ejerce su maternidad y la guardia y custodia de los menores de forma adecuada; que también es falso que impide a Nilo ver a sus hijos y que es igualmente falso que Isabel haya menospreciado a la madre del señor Manrique", asegura la defensa de Gemio.
Ninguno de los dos se presentó en el juzgado y no hubo acuerdo al término de la vista. Preguntada por la revista Pronto, el ex de la periodista asegura que "no pienso callar, tengo el mismo derecho a hablar que la madre de mis hijos", reafirmándose en sus declaraciones: "Lo que he venido diciendo sobre ella es verdad".
Además, dice que su economía "no es boyante", por lo que ha tenido que llevar el tema con una abogada de oficio. No tiene miedo, afirma, al poderío económico de Gemio, ya que él no es "un mentiroso". "Esta señora se porta muy mal conmigo, peor que nunca, pero soy de los que piensa que quien calla otorga, y en honor a mi verdad, no pienso callar".
Gemio, por su parte, asegura para defenderse que "afortunadamente la gente sabe quién es cada uno y mi trayectoria creo que está clarísima. Y es evidente que yo no hablo ni pido justicia desde un plató, sino en los tribunales".
El caso ha trascendido a la prensa rosa. Kiko Matamoros, en la revista Sálvame, asegura sin rubor que "si al principio mis simpatías estaban del lado de Nilo, hoy no puedo decir lo mismo. A base de absurdos pildorazos, sustentados con alfileres, hemos ido conociendo por boca del cubano algunas historias sin pies ni cabeza cuyo único interés público era la puesta en entredicho del crédito de la Gemio".
Se refiere Matamoros a la "rocambolesca" reconstrucción de unas fotos sustraídas por su ex, "que olía a extorsión más que a otra cosa", y otros destinados a cuestionar su papel como madre, "pintándola como un ser vengativo, poseído por los celos, que utiliza a la figura de sus hijos para hacer daño, supuestamente, a ese santo varón venido de Cuba".
Kiko Matamoros concluye defendiendo la reacción de Isabel y su actuación judicial: "O pone coto a la invasión de su intimidad demandando al padre de sus hijos, o el culebrón amenaza con convertirse en interminable. No parece que Nilo parezca que tenga otra alternativa para ganarse tan fácilmente la vida que este juego desleal".