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La \"venganza\" del Rey y la ausencia de la Reina el Día de la Hispanidad

La ausencia de Sofía el día de la Hispanidad puede interpretarse como una "venganza" del Rey.

La ausencia de Sofía el día de la Hispanidad puede interpretarse como una "venganza" del Rey.
Doña Sofía visitando al Rey en la clínica | Archivo

La Reina quiso dar apariencia de normalidad y de familia unida en torno al Rey durante la operación y convalecencia del monarca en la Clínica Quirón. Una decisión que muchos han interpretado en esos términos, pero que una vez analizada tiene más de un golpe sobre la mesa de doña Sofía contra el Rey que como gesto de solidaridad y amor familiar. Sobre todo dado el nulo protagonismo concedido a los príncipes en esos días.

Además, cabe recordar que en esos mismos días doña Sofía no dudó en ofrecer de nuevo su mano tendida a la infanta Cristina, viajando a Suiza para estar con ellos el día del cumpleaños de su nieto pese a continuar el monarca todavía ingresado. Una "huida" que en realidad desmonta esa escenificación de familia unida en torno a la operación del monarca, tal y como lo interpretó cierto sector de la prensa, ya que el matrimonio de los duques de Palma forma parte de las causas de la crisis que atraviesa la institución.

La Reina, en efecto, puso pies en polvorosa, y lo hizo para apoyar a su hija Cristina en Ginebra. Una política que podría influir de nuevo en la mala valoración de la monarquía, y que Sofía de Grecia ha ignorado una vez más con ese viaje durante los peores momentos del Rey. La visita es interpretable, al fin y al cabo, no sólo como un desplante a su marido, sino como un gesto de apoyo manifiesto a su hija y su yerno, el imputado en el caso Nóos Iñaki Urdangarín.

Quizá este mensaje de la reina Sofía fuera determinante en el último golpe de efecto del monarca en este tira y afloja interno dentro de la familia real. Tal y como se supo este fin de semana, ni ella ni la infanta Elena presidirán el desfile del Día de la Hispanidad el 12 de octubre, y serán los príncipes de Asturias quienes tengan ese honor ocupando la tribuna de este año en solitario. Elena de Borbón ya se vio relegada el año pasado del palco, que finalmente tuvo que compartir con Rubalcaba.

Ha sido el propio rey Juan Carlos quién tomó la decisión de eliminar la asistencia de su mujer y la infanta Elena a una ceremonia que, ya antes, ha sufrido en recortes de presupuesto y otras ausencias de la realeza, y dejar solos a los príncipes de Asturias como únicos representantes en la misma. Una decisión que contrasta con la política de marginación de don Felipe mantenida en los últimos meses con la agenda oficial, y que por eso mismo llama la atención por partida doble. La Reina y la infanta Elena, sin embargo, sí participarán en la posterior recepción en el Palacio Real, aunque se les haya eliminado de los fastos principales.

Tal y como se dijo en la Crónica Rosa de Es la mañana de Federico, quizá la Reina "se ha pasado alardeando poder, algo que al Rey le joroba", dijo su director Federico Jiménez Losantos. De modo que ha tenido lugar una "venganza" con ciertas similitudes con los Diez Negritos de Agatha Christie, en tanto año tras año se han ido "cayendo" distintos miembros de la Familia Real en lo que parece un goteo constante de víctimas (el año pasado la infanta Cristina también estuvo ausente, como su marido).

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