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Rosa Belmonte

Ni que fueran comunistas

Si no es con un coche o el logo de un banco detrás, a muchos famosos no habría oportunidad de entrevistarlos.

Si no es con un coche o el logo de un banco detrás, a muchos famosos no habría oportunidad de entrevistarlos.
Carbonero, imagen de Ipanema | Archivo

Que los famosos sean contratados para anunciar cosas es algo que ha pasado toda la vida. Que hagan comparecencias frente a la prensa para promocionar cualquier producto es más nuevo, aunque ya tradicional. Una marca contrata a una celebridad. Las empresas de comunicación les aconsejan quién tiene más tirón. Alguien con una serie de éxito o un programa en televisión, la modelo novia de algún famoso. Un hombre o una mujer, en definitiva, a quien los periodistas quieran preguntar algo. Porque así van. Normalmente, periodistas del corazón, pero también pueden ser de otras áreas. Por ejemplo, deportivos. De hecho, hace poco se quejaron a la Defensora del espectador de RTVE de que la sección de Deportes era demasiado publicitara. La justificación, claro, tiró por la vía de que si no era con un coche o el logo de un banco detrás, a muchos no habría oportunidad de entrevistarlos. Si nos pusiéramos tiquismiquis no se retransmitía ni una rueda de prensa de futbolistas o entrenadores (por no hablar de que sacar en el Telediario el último libro de Vargas Llosa o la última película de Almodóvar también es publicidad).

Hace tiempo, Sara Carbonero fue contratada en uno de esos actos por una firma con nombre de animal. Cuando empezaron a preguntarle por Casillas, dijo algo así como que ella estaba allí por su trabajo. Vamos, que la habían contratado por ser presentadora de Deportes. Sí, nena. Luego ha aprendido, pero muchos no. Jordi Cruz ya llega a provocar hasta rechazo de parte de la prensa. Vas a promocionar lo que anuncia, él se pone borde (y no quiere hablar de Eva González, pero ni dando evasivas educadas como ella) y la siguiente vez no vuelves. A este añadimos a Andrés Velencoso, que la semana pasada, mientras inauguraba la nueva tienda de Mont Blanc, contestó que claro que le gustaría trabajar con Úrsula Corberó, que es muy buena actriz. Cuando las preguntas empezaron a ser más personales paró a la prensa con un "ya" (de todas maneras, es más que lo que hizo el año pasado al presentar un perfume, que fue nada: después de posar se marchó). Rubén Cortada también se ha subido al carro de los muditos. La semana pasada promocionaba el televisor curvo de Samsung. Duró en el corrillo con los periodistas menos de dos minutos. Que si le preguntaban por lo que gana al ir a discotecas, que si le preguntaban si estaba casado. Como en el chiste, cogió el sombreo y la capa y se fue. Aseguran que después de cobrar 35.000 euros. Que haga anuncios pero que no llamen a la prensa.

Cualquiera entiende que Pablo Iglesias y Tania Sánchez Melero se molesten cuando los periódicos publican artículos sobre su relación. Por supuesto, no consta que ninguna marca los vaya a contratar porque son famosos de otra liga. No me resisto a recordar algo que dijo Nati Mistral el año pasado en el programa que Agustín Bravo presentaba en Intereconomía. Estaban hablando de Javier Bardem y Penélope Cruz y de su antipatía con la prensa. Agustín preguntó a Nati Mistral que por qué creía ella que pasaba eso: "¡Porque son comuniiiiiiiiistas!", contestó ella con el puño en alto. "Broma apartes", en expresión de Isabel Pantoja (se lo oí en Aranjuez), vale que los ‘podemistas’ y similares quieran estar al margen de estas cosas, ¿pero Jordi Cruz, Velencoso o Rubén Cortada? Ni que fueran comuniiiiiiistas

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