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Loles León, de churrera a actriz popular

Fue chica Almodóvar y cumple ahora 64 años.

Nadie que haya conocido a Loles León puede negarnos que tiene una arrolladora personalidad. Espontánea siempre, trufando sus parlamentos con ocurrencias y palabras malsonantes, es en los escenarios donde mejor ha explotado su indudable vis cómica. Descarada, supo ser cómplice de los espectadores cuando la ocasión se lo permitía. Pero sujeta a algún texto preciso también evidencia su capacidad para interpretar. Le encanta mentir porque ¿qué otra cosa es el oficio de una actriz?

María Dolores León Rodríguez cumplirá dentro de pocos días, el viernes 1 de agosto, sesenta y cuatro años. Nació en Barcelona en el seno de una familia andaluza, natural de Lora del Río (Sevilla), emigrante en Cataluña. El padre tenía una churrería ambulante en la playa de la Barceloneta y recorría las ferias de los pueblos. María Dolores, con once años, lo ayudaba a despachar "porras" con su desbordante simpatía. En casa las pasaron "canutas". Luego, tras ejercer de dependienta en algunos comercios, la contrataron de cajera y recepcionista en una elegante tienda de la Diagonal. Pero a ella lo que le chiflaba era dedicarse al mundo del espectáculo. Se movió entre grupos de teatro independientes escorados a la izquierda. Pero ello no la sacaba de la miseria así es que probó suerte como artista de cabaré en la sala "Cúpula Venus". Menuda de estatura, aunque rechoncha y maciza, despertó la simpatía de los parroquianos del local con su verborrea y contoneos. Solía aparecer vestida de campesina, o con ropaje algo folclórico, repartiendo entre los espectadores toda clase de hortalizas, pepinos, berenjenas, rábanos y calabacines, en tanto interpretaba un cuplé de pícaro texto a la manera en que lo hacían medio siglo atrás las artistas del llamado género ínfimo. La aplaudían mucho cuando entonaba "El pito", título con el que ya pueden suponerse de qué iba la cosa. Y si algún periodista la tildaba de ordinaria, tenía preparada la respuesta: "Extraordinaria, eso es lo que soy. Extra, por parte de padre".

Loles León en el 2004 | Cordon Press

Presentó en locales madrileños su espectáculo Loles León es Lola, en 1983 y tres años después otro de parecidas características, Loles León es maravillosa, antecedentes ambos de los hoy tan repetitivos monólogos de televisión. Su aparición en el programa Música golfa le deparó cierta popularidad. Pasó por el trance de suspender su show a causa de una afección en las cuerdas vocales. Y en esto que apareció en su vida Pedro Almodóvar brindándole un papel en Mujeres al borde de un ataque de nervios, año 1988, que fue su trampolín para acceder a un trabajo más estable y mejor pagado, el reconocimiento popular y de la crítica y el alejamiento poco a poco de un pasado en el que tuvo que desnudarse si quería supervivir en su ambiente artístico. Se cuenta que el contrato con el director manchego lo obtuvo tras infinitas llamadas telefónicas, hasta que le proporcionó una cita y unas pruebas. Mas lo cierto es que no le defraudó, dado que al año siguiente repitió a sus órdenes en Átame y los periodistas la motejaron como "chica Almodóvar", lo que llegó a aburrirla: "Yo era actriz antes de salir en sus películas". Lo sería, pero pocos se habían enterado, hasta que apareció en aquellas dos películas citadas. Y después, ya tuvo el terreno allanado para aparecer en el programa de Raffaella Carrá y de rodar películas interesantes o comerciales como Don Juan, mi querido fantasma, de Mercero, Yo soy esa (junto a Isabel Pantoja), El amante bilingüe, de Vicente Aranda, con quien también intervino en La pasión turca, al lado de Ana Belén, y asimismo Libertarias, todas ellas en la primera mitad de los años 90. No obstante esa notable filmografía confesaba tener un deseo incumplido: que le escribieran una historia a su medida, para protagonizarla. Esa fue Amor de hombre, de Yolanda García Serrano y Juan Luis Iborra, donde personificó a una maestra inmersa en un ambiente de homosexuales. Papel que le iba a la medida a Loles León: "Esto de ser muy amiga de un gay me vuelve loca, porque en la vida real yo siempre he estado rodeada de maricones". En 1998, un año más tarde de aquel rol protagonista, tuvo un destacado papel en La niña de tus ojos, de Fernando Trueba, con aquel gran reparto encabezado por Penélope Cruz y Antonio Resines.

Pese a su popularidad, Loles León siempre supo espantar a reporteros moscones que se interesaban por sus amores. Que fueron unos cuantos, contando entre ellos a un payaso y a un conocido periodista y escritor, nombres que ella jamás desveló. Como tampoco el del padre de su hijo, a quien inscribió en el Registro Civil con el nombre de Bertoldo, que lleva los apellidos Gil León. El apelativo le viene de cuando en sus tiempos rebeldes y revolucionarios se entusiasmaba con los textos de Bertold Brecht. El chico, que es actor, resulta que la convirtió en abuela hace un par de años de un niño llamado Telmo.

Y ya con el nuevo siglo se fueron espaciando sus intervenciones cinematográficas. Tuvo un papel destacado en la serie televisiva Aquí no hay quien viva, en 2003, pero acabaría tarifando con el productor, José Luis Moreno, el ventrílocuo. No quedó claro si la actriz estaba cansada de su personaje o, lo más probable, que pretendiera cobrar más euros. A la televisión regresaría ya en tiempos más recientes: enrolada en la serie El águila roja, una de las más vistas en 2013, para la que tuvo que adelgazar unos cuantos kilos, y como invitada este año a Tu cara me suena. En teatro, con anterioridad, a partir de 2011 estuvo de gira por toda España con su buena amiga Bibiana Fernández representando la comedia La gran depresión, que les reportó mucha popularidad y buenas taquillas. Amén de esa interesante biografía Loles León presume de ser buena cocinera, ahora que están de moda los programas dedicados a la manduca. Y hasta publicó un libro de recetas no hace mucho. ¿Saben cuál es su plato estrella? No podía ser otro: El conejo de la Loles.

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