Todos los focos en Francia están puestos en Emmanuel Macron, político francés en el puesto número doce en la jerarquía del gobierno de Hollande y actual ministro de Economía. Un nombramiento por sorpresa que le ha valido el apodo del "anti Montebourg", dado que su personalidad e ideas contrastan de manera notoria con las de su predecesor.
Pero no por su puesto de trabajo, que desempeña después de haber ganado millones en la banca Rothschild y haber ascendido de manera fulgurante en el gabinete del presidente, sino más bien por su sorprendente y fascinante vida privada: puede que Macron tenga sólo 36 años, pero ya es uno de los abuelos más jóvenes de su país.
Una vida privada llamativa, pero que no va en detrimento de su discreción. Y es que los medios franceses apenas conocen nada sobre su esposa, Brigitte Trogneux, procedente de una familia Amiens, lo que no ha hecho más que espolear su curiosidad.
Nacido en Amiens, el hijo de una pareja de médicos y ex alumno de los jesuitas, Emmanuel conoció a Brigitte, más de dos décadas mayor, cuando él todavía era menor de edad y ella tenía 20 años más que el político francés. Era su profesora de letras en un Liceo de élite, estaba casada y tenía tres hijos.
Macron y Trogeneux, que veraneaban en Touquet juntos, acabaron no sólo conociéndose, sino también empezando una relación sentimental, lo que llevó a la profesora a divorciarse del padre de sus hijos.
La pareja estuvo saliendo durante varios años, hasta que decidieron casarse en el 2007, convirtiéndose así Emmanuel en padre y abuelo, ya que los hijos de ella son casi de la misma edad que el político. Después de varios años, la mujer del ministro se cambió a un instituto católico.
A fecha de hoy es imposible localizar una sola instantánea o cualquier información de la mujer de Macron, quien se quiere mantener completamente apartada de los medios. Lo que lleva a pensar: ¿Ha borrado el gobierno francés sus huellas?
En lo que respecta a Macron, de apenas 35 años y sin duda uno de los abuelos más jóvenes de Francia, sin duda se trata de una personalidad especial. Las críticas a su pasado empresarial, ahora que es ministro, no le han debido ser ajenas, pero no parece sufrir por ellas. Su vinculación al ministro caído Jerome Cahuzac también han salido a colación.
Un temple al que debe ayudarle su currículum, en el que no sólo destaca su formación como filósofo (especializado en Hegel y Maquiavelo, ayudante del mismísimo Paul Ricoeur) y también matemático, sino que le ha llevado a toca el piano como aficionado. Le apodan por ello el "Mozart del Eliseo" (ganó el tercer premio en el Conservatorio d'Amiens por su dominio del piano). Y sí, llama la atención por su atractivo físico y locuacidad.
Hace diez años se afilió al Partido Socialista, pero sus ideas eminentemente liberales le valieron la expulsión. Ahora, considerado por sus cercanos por su carácter brillante y elocuente, su cometido fundamental es acabar con la semana laboral de 35 horas, un compromiso de Hollande con sus electores.