La prensa británica ha dado a conocer el curioso caso de Chelsea Attonley, una joven de 30 años que decidió cambiarse de sexo y nombre hace siete, cuando todavía se llamaba Matthew y trabajaba como drag queen en un club inglés.
Ahora, Chelsea exige al sistema de salud del país -y por tanto a los contribuyentes- que le paguen la operación de cambio de sexo... pero para volver a ser un hombre, para volver a convertirse en Matthew. La transexual, según The Mirror, desea volver a rellenar la casilla masculina en los formularios debido a lo dificil y extenuante que supone ser una mujer y recuperar así su felicidad y salud mental.
¿Las razones? Hay que maquillarse, vestirse y actuar como una mujer. Además, nunca se ha sentido tratada como tal, y además las oportunidades son diferentes. Asegura que las operaciones no le han convertido en una mujer tanto como esperaba.
Esta situación le ha causado depresión y ansiedad, debido en parte al consumo de hormonas femeninas, y la impide trabajar, por lo que debe vivir de las prestaciones sociales. "Me he dado cuenta de que sería más fácil dejar de luchar y aceptar que nací siendo un hombre".
El caso ha generado polémica, ya que Chelsea no puede hacer frente a tanta cirugía en una clínica privada. Las asociaciones británicas de contribuyentes consideran que no es un caso que deba ser cubierto por la Seguridad Social, que debería hacer frente a un gasto de 18.000 euros, que incluye la operación de reducción de pecho y la que le devolvería sus genitales masculinos.