Felipe González cumple 73 años este jueves 5 de marzo. Y lo hace en plenitud de facultades físicas y psíquicas, tras años separado de la política profesional. El expresidente socialista se retiró en 2007, pero ha seguido reteniendo numerosos cargos en empresas, mientras desarrollaba iniciativas propias, como esa faceta de tallador de piedras preciosas que tanta atención ha llamado casi tanto como su afición a los bonsáis.
Uno de las últimas citas en su agenda es el coloquio Centro de Estrategia y Estudios Internacionales en Washington, esta misma semana, por lo que tal y como apunta LOC, es probable que el expresidente haya soplado las velas fuera del país.
Su vida personal, sin embargo, ha tenido sus giros más o menos inesperados a lo largo de los últimos años. En 2008 se separó de su Carmen Romero tras casi cuatro décadas de matrimonio para casarse en 2012 con Mar García Vaquero, unión que le acabó de situar en la "jet-set" con la que comenzó a codearse en su época como presidente del Gobierno. García Vaquero es la cuñada de Pedro Trapote y muy bien situada dentro de ese panorama de la alta sociedad, y le acompaña en casi todas sus iniciativas. Como fiel testimonio de ese cambio, dejó su chalet en Pozuelo por un piso en la calle Velázquez, en Madrid.
González dedica su tiempo a su familia -es abuelo de seis nietos- y, naturalmente, a cultivar esa faceta de conferenciante en diversos foros que tantos beneficios suele dar a políticos retirados. Este pasado mes de enero fue "captado" comiendo con el rey emérito en Zalacaín. No obstante, no ha de confundirse con ocioso: hasta el año pasado retuvo su papel en el consejo de Gas Fenosa, del Comité Federal del PSOE y del Consejo de Política Internacional del mismo partido, además de sus iniciativas empresariales. En diciembre de 2014 el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, le otorgó la nacionalidad colombiana.