La sexualidad, en ocasiones nada subterránea, en los cuentos de hadas infantiles es objeto de análisis de la última entrega de Es Sexo, el programa de madrugada de esRadio conducido por Eva Guillamón.
Basándose en estudios del profesor Bruno Bettleheim, y en su fundamental libro Psicoanálisis en los cuentos de hadas (toda una Biblia para estudiosos en el tema, objeto de estudio en universidades), Es Sexo desgranó la sexualidad de los cuentos de hadas y cómo ésta se trata de algo positivo, liberando y formando la mentalidad infantil de cara a un adecuado fundamento moral y emocional.
Lecciones como fidelidad, amor, valentía y también castigo aparecen diseminadas por los cuentos de hadas, cuyos personajes suelen expresar las naturalezas dispares de las tres instancias psíquicas (ello, yo y super-yo) en historias diseñadas para reflejar tanto los problemas internos de los seres humanos como la búsqueda de soluciones correctas a todo con lo que nos podamos encontrar. Son historias, por tanto, de una naturaleza formativa, también en su aspecto sexual.
Caperucita Roja sería, para Bettleheim, un cuento sobre los deseos agresivos y sexuales que se producen en la pubertad, y también la voracidad oral casi violenta que puede perjudicar al niño (y contra la que debe sobreponerse). También advierte de que si uno se guía por el principio del placer y su yo (desviándose del camino, como Caperucita), acabará por encontrarse con las consecuencias.
La Bella Durmiente versaría, en realidad, sobre la necesidad de un periodo previo de preparación (el sueño de la protagonista) antes de la pubertad y la llegada de la actividad y el deseo, un momento necesario para poder desarrollar adecuadamente las emociones y poder posteriormente gestionar la llegada de la sexualidad. Un cuento sobre el desarrollo de la mujer.
La Cenicienta es un cuento de hadas que explica los problemas existentes entre hermanos (aquí hermanastros) y la posibilidad de que la vida se muestre injusta y demasiado dura, como precisamente la que experimenta Cenicienta a manos de su madrastra. La realización de los deseos, del triunfo de todo lo humilde, del reconocimiento del mérito y un fuerte complejo de Edipo se añaden a ese significado primario.
Y finalmente, otro cuento clásico, Blancanieves, sería una alegoría sexual de campeonato. El odio de la Madrastra hacia Blancanieves es más bien una competición sexual entre ambas, pero además los enanos -por su tamaño reducido y su trabajo en una mina- poseen connotaciones fálicas, algo subrayado en ese momento en el que Blancanieves -que desea ser poseída- duerme en una de sus camas.