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La gran tragedia de la actriz Amparo Pamplona

Amparo Pamplona sigue en activo en la obra Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano, que se representa en Madrid.

Amparo Pamplona sigue en activo en la obra Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano, que se representa en Madrid.
Amparo y su hija Laura Pamplona | gtres

La cartelera teatral madrileña goza en la actualidad de importantes atractivos, uno de ellos las representaciones hasta el próximo 28 de febrero de Sócrates. Juicio y muerte de un ciudadano, tragedia basada en textos de Platón y Diógenes Laercio. La ha dirigido el coautor del libreto, Mario Gas, en torno a los últimos días de vida del filósofo griego, quien sería condenado "por corromper a la juventud", dando fin a su vida tras ingerir una copa de cicuta. Aquel personaje que en defensa de la verdad pudo huir de la justicia y zafarse de la muerte pero prefirió acatar las leyes vigentes, reflexionando sobre la ética y la amistad, cuenta con una portentosa interpretación de José María Pou.

A su lado brilla una excelente actriz, Amparo Pamplona, en el personaje de Jantipa, mujer de Sócrates, quien mantuvo con éste una relación complicada. Que esta actriz madrileña de sesenta y seis años continúe en los escenarios resulta un placer para los amantes del teatro, dadas sus magníficas condiciones tanto para la comedia como el drama.

Su biografía tiene algo también de tragedia griega. Escribió ella misma: "La vida se me rompió en la madrugada del 3 al 4 de julio de 1989". Ocurrió un tremendo incendio en su vivienda, sita en la madrileña calle del Príncipe de Vergara, número 118, sexto piso. La menor de sus hijas, Aitana, de diez años, se había quedado profundamente dormida en una calurosa noche como tantas del verano en la capital, dejando sin apagar un ventilador, causa de que se produjera un cortocircuito. Un potente fuego se propagó en las habitaciones contiguas, llegando a afectar a las de unos vecinos de los pisos superior e inferior. Aitana murió sin haber recuperado posiblemente la consciencia, quedando carbonizados sus restos, entre la desesperación de sus padres, que acudieron inmediatamente en su auxilio, desafiando las llamas y la horrible humareda que se desató.

Amparo Pamplona, desesperada, presa de la angustia y el dolor, hubo de refugiarse en la cornisa del edificio en tanto su marido, el actor Alberto Gonsálvez, de su misma edad, quedó atrapado en un pasillo de la casa en medio de un dantesco espectáculo. La primogénita del matrimonio, Laura, resultó milagrosamente ilesa. Cerca de dos horas tardaron los bomberos en sofocar el fuego, siendo los padres de la infortunada criatura trasladados a un centro médico, donde a Amparo le diagnosticaron quemaduras de poca importancia en su brazo derecho, calificándose de pronóstico reservado las de su marido. Consecuencia de las cuáles, tras unos años de tortura en la existencia de la pareja sin olvidar el terrible suceso, Alberto Gonsálvez fallecería en 1996.

Ni qué decir que Amparo Pamplona tardó mucho tiempo en recobrar sus ilusiones artísticas, necesitada de ayuda para ir muy lentamente asumiendo la tragedia vivida, pensando en su otra hija, Laura, quien acabó dedicándose también a la misma profesión de sus padres, e incluso destacando asimismo como cantante. También la ayudó en ese larguísimo paréntesis de su carrera su decisión de plasmar episodios de su existencia, por muy duros que fueran, en su primer libro, Siempre quedan las estrellas, que tuvo un aceptable recorrido editorial, al que siguió un segundo, Como si no pasara el tiempo, en clave de novela.

Mucho, muchísimo coraje ha necesitado Amparo Pamplona para afrontar cada día con esperanza y arrojo. Una actriz de probado talento, de una impecable carrera que inició a la temprana edad de cuatro años, cuando debutó en los primeros tiempos de Televisión Española, en su fase experimental, con una obra de los hermanos Álvarez Quintero. Su padre fue un estimable periodista y realizador cinematográfico, Clemente Pamplona. De él recibió todo su apoyo y aliento cuando decidió prepararse en la Escuela de Arte Dramático.

Su "curriculum" es amplísimo y recoge memorables interpretaciones en aquellos tan recordados "Estudio l" de Televisión Española y otros espacios dramáticos de los años 60 del pasado siglo. Se curtió Amparo Pamplona en personajes de teatro clásico, que también interpretaría fuera de los platós televisivos, en el teatro. En el cine tuvo menos presencia.

Mujer de vasta cultura, de grata presencia física, plena de sensibilidad. Con una voz destacada que le ha servido para trabajar en los estudios de doblaje con bastante asiduidad. Sencilla y afable, la he visto más de una vez adquirir flores en una tienda aledaña a mi domicilio, sin atreverme a preguntarle el destino de las mismas, lo que no era difícil intuir: ofrenda en el cementerio donde descansan sus seres queridos, su marido, su hija… Y ese permanente recuerdo de ellos no puede borrarlo nunca el tiempo, por la tragedia que les arrebató la vida.

Laura Pamplona | Cordon Press

Amparo Pamplona, que no es asidua de la prensa rosa, que no es un personaje tampoco habitual ya de los medios periodísticos, merece nuestra admiración por continuar en el mundo de la escena; por el ejemplo que simbólicamente representa al haberse enfrentado a su inmenso dolor con gran dignidad. Joven abuela de dos nietos, disfruta de ellos y de la carrera artística de su hija, habitual en los repartos de conocidas series de televisión.

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