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Canales Rivera: el pariente pobre de 'los Paquirri'

Tomó la alternativa en 1996 y aun con prometedores esperanzas, en las últimas temporadas su cotización ha descendido.

Tomó la alternativa en 1996 y aun con prometedores esperanzas, en las últimas temporadas su cotización ha descendido.
José Antonio Canales Rivera | Cordon Press/Archivo

Cumple este 28 de marzo Juan Antonio Canales Rivera cuarenta y dos años, cuando su porvenir como matador de toros es más bien negro. Tomó la alternativa en 1996 y aun con prometedores esperanzas en las últimas temporadas su cotización ha descendido. Siendo un buen torero.

Primo hermano de Francisco Rivera y de Cayetano, que están situados en una inmejorable posición en el escalafón taurino, más que nada por eso que llaman "tirón mediático" y en consecuencia llevan gente a las plazas, sobre todo féminas. Canales Rivera reconoce que nunca le han echado una mano y hasta entre susurros da a entender que encima han tratado de amargarle la vida. ¿Cómo? ¿Apartándolo de algunos carteles? Aunque él parece no recordarlo, yo sí: en un festival celebrado en Zahara de los Atunes, el pueblo natal de Paquirri, hace más de veinte años que Canales Rivera intervino en un festival benéfico junto a Francisco Rivera. Pero éste, consolidado ya entonces como un matador del grupo especial, no quería coincidir con su primo hermano en ninguna plaza y así, en 1994, anunciados ambos en la Feria de Castellón de la Plana, con buena presencia de reporteros de la prensa del corazón, Fran se quitó de en medio, mandando un parte médico a la empresa. Y no toreó. Yo estaba allí esa tarde y puedo certificarlo.

¿Por qué ni él ni Cayetano, que tal vez tenga menos culpa, no quieren coincidir en cartel alguno con Canales Rivera ni imponerlo en algunas plazas, como podrían hacerlo? Misterio. Aunque si repasamos la historia de Paquirri quizás podamos encontrar alguna clave. A la muerte de éste, su hermana, María Teresa Rivera, madre de Juan Antonio, fue protagonista de varios programas de televisión. Sus declaraciones tal vez pudieron herir a sus mentados sobrinos. Y eso sin contar con la "guerra" que se montó entre ella e Isabel Pantoja. Por lo que fuera, quizás también el acoso de los reporteros del cuore empeñados en sacar tajada de la rivalidad entre Fran y su primo, aquél determinó alejarse de Juan Antonio Canales Rivera, al punto de no hablarle siquiera por teléfono. Esa relación familiar rota se ha mantenido hasta el presente. Ni Canales Rivera fue invitado a la última boda de Fran ni al bautizo de la hija de éste, meses atrás, como tampoco recibió tarjetón para ir al enlace de Cayetano con Eva González el pasado 6 de noviembre.

Dicho lo anterior sobre lo mal que terminó la madre de Juan Antonio con la Pantoja, nada puede extrañarnos que Canales Rivera tampoco hable con su otro primo hermano Kiko. Ha quedado como "el pariente pobre de los Paquirri", casi peor todavía que el otro familiar de la saga, ese desvalido Contreras junior que arrastra sus problemas por algunas televisiones, entre depresiones y penas. Sólo que el mentado no tiene profesión alguna que se le reconozca y Canales, sí. La vida de los toreros no es la idílica que el vulgo pueda imaginar. Digo diez, y acaso exagere, los matadores de toros que sean millonarios, con fincas, prósperos negocios y abultadas cuentas corrientes: los Enrique Ponce, El Juli, José Tomás, Sebastián Castella, Morante de la Puebla, Miguel Ángel Pereda, José María Manzanares, Alejandro Talavante y por supuesto los hermanos Francisco y Cayetano Rivera. Y paren ustedes de contar. Otra veintena de diestros pueden mantener un nivel de vida económico razonable, pero sin alcanzar el patrimonio de los primeros. Y los restantes, de una lista de algo más de doscientos matadores, o viven con lo justo medio centenar de toreros de alternativa o cuantos les siguen pasan verdaderos apuros y terminan, los que tengan facultades y ganas para ello, ganándose la vida modestamente como banderilleros, peones de brega. Esa es la cruda realidad de la fiesta. Canales Rivera no alcanzó el rango de figura aunque, insistimos, lo consideremos un espada de gran valor, buena técnica, que conoce muy bien su profesión y nos recordó alguna vez la marca de toreo de su tío "Paquirri".

Mas el caso es que su paso por el toreo, cuando cumple veinte años de doctorado, no le ha reportado el dinero que a sus primos: no tiene fincas, y mucho menos ganadería como ellos, ni un mínimo negocio. Dispone, eso sí, de un buen piso céntrico en Cádiz. Y nada más. Allí es feliz con su esposa, María del Carmen Fernández, con quien contrajo matrimonio en 2004, siendo padres de dos hijos, Pancho y Carmela. En ese año de la boda Canales Rivera se embolsó, tal vez, la mayor cantidad de dinero que nunca cobró por sus corridas, al ser declarado ganador del programa "Supervivientes", de Antena 3. También desfiló por la cadena Sexta, en "El Club de Flo", mostrando en unos monólogos su vena cómica. Lo recordamos asimismo en el docudrama de Telecinco sobre la vida de "Paquirri". En cambio, en las últimas temporadas, apenas si se ha vestido de luces, sólo de corto en catorce festejos en 2014 y diez en 2015. Festivales, algunos benéficos y otros programados en pueblos sin relevancia alguna, que le permitieron entrenarse sin necesidad de pagarse ningún toro si no es invitado a una tienta, y tal vez embolsarse unos pocos euros con los que pagar a su cuadrilla y poco más.

¿Cómo se ha venido ganando los garbanzos, entonces? Trabajando de relaciones públicas en un restaurante de La Línea de la Concepción, de la cadena "La Pesquera". Me apena esa situación de Juan Antonio Canales Rivera, pues además de haber demostrado sus facultades como torero, es un hombre honrado, sincero, sencillo, de buenos sentimientos, como pude comprobar las veces que lo entrevisté. ¡Qué pena que sus "famosos" primos le hayan dado la espalda, tanto en las plazas como fuera de ellas!

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