Un año más el rey Felipe y doña Letizia, acompañados de sus hijas la princesa Leonor y la infanta Sofía, acudieron a casa de Jesús Ortiz, padre de la Reina, para celebrar el día de reyes en su casa y tomar el tradicional roscón.
Como era de esperar, los monarcas, llegaron a primera hora de la tarde, en un coche conducido por el Rey, donde como cada año, a las puertas de la urbanización, siempre hay medios de comunicación que quieren plasmar el momento de su llegada e intentar arrancar un saludo a los monarcas. Aunque su empeño siempre se queda frustrado porque a lo sumo, lo único que suelen conseguir es un breve saludo de don Felipe, y el total menosprecio por parte de doña Letizia.
Un servidor se pregunta: ¿Tanto les costaría pararse un segundo, bajar las ventanillas y dar las buenas tardes, desear una feliz tarde de reyes, y dejar ver a las niñas, que iban en la parte trasera del coche con sus padres?
Hubieran recibido una magnificas críticas, pero ese hecho es imposible que ocurra, y carece de lógica. Un año más pasaron deprisa por delante de los gráficos y reporteros, estuvieron unas horas y con las mismas se marcharon. No se vio llegar a miembros de la familia de la Reina, como a su hermana Telma Ortiz, que todo indica que no asistió.
Como es tradición, por la mañana presidieron la Pascua Militar en el Palacio de Oriente, donde la Reina lució un vestido en color verde, de crepe, con bordados en cristal del mismo tono en mangas y lateral de la falda, el mismo que escogió hace unos años, en la recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en España.