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Los hombres de Bibiana Fernández (y el más duro golpe que encajó)

Bibiana acaba de protagonizar Hormigas Blancas. La muerte de Javier, uno de los golpes más duros de su accidentada vida.

Bibiana acaba de protagonizar Hormigas Blancas. La muerte de Javier, uno de los golpes más duros de su accidentada vida.
Bibiana Fernández | Cordon Press

Apareció Bibiana Fernández en la más reciente edición de Hormigas Blancas, programa que repasó su trayectoria vital y profesional, llena en ambas casos de avatares. Ella, mientras, feliz porque sigue trabajando tras muchos éxitos en cine o teatro y a pesar de algunos problemas económicos recientes.

En la complicada, accidentada vida de Bibiana Fernández hay constantes vaivenes. Los últimos problemas que tuvo estaban relacionados con Hacienda, que le reclamó en dos ocasiones importantes cantidades de dinero que no había tenido en cuenta en sus declaraciones anuales. Afrontó la primera de sus deudas recurriendo a la cadena Telecinco, que la admitió en Supervivientes, donde aguantó lo que pudo, a razón de veinticuatro mil euros semanales. Con lo recaudado, pudo hacer frente a cuanto debía. Por segunda vez y ante una nueva reclamación del Fisco hace un año se vio obligada a poner a la venta su chalé de Boadilla del Monte. Sus colaboraciones en el programa de Ana Rosa Quintana y sus ingresos por la antes mencionada comedia teatral mitigaron su delicada situación económica.

Mucho ha luchado desde que tuvo que ganarse la vida en Barcelona como chica de servicio en un hotel, haciendo camas. Atrás dejaba un pasado muy duro, partiendo de su nacimiento en Tánger el 13 de febrero de 1954, en un hogar deshecho cuando ella contaba sólo seis años y se fue a vivir con su padre, un taxista que iba todas las noches a los puticlubs, bien a conseguir clientela, bien a participar en alguna orgía. A su madre la veía también. Contaba que vivía con su progenitor en una portería, durmiendo desordenadamente cuando les dejaban otros inquilinos; que almorzaba con aquel, y luego se iba con su madre, y volvía a comer para no desairarla. De ese modo se puso en ochenta kilos de peso una temporada. Pasó un tiempo en Málaga, soportando que los chicos la llenaran de insultos. Porque llamándose Manolo, con sus correspondientes atributos varoniles, se sentía mujer.

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Bibiana, en una visita a esRadio | Archivo

En Barcelona, a pesar de seguir soportando esa dualidad, le fueron mejor las cosas cuando obtuvo un contrato en la cadena Ferrer, una serie de salas de fiestas donde exhibía su cuerpo desnudo salvo sus genitales. Se había sometido a un tratamiento hormonal con estrógenos y lucía un pecho espléndido. Alguna vez, por descuido o para satisfacer el morbo de la clientela de aquellos locales, dejaba entrever el pene y sus testículos, con el consiguiente regocijo. Época en la que era anunciado como Bibi Andersen, sobrenombre que le impuso el empresario, recordando el apellido muy similar de una conocida estrella del cine sueco. Ello confundía a veces a los periodistas. Conservo de 1978 un ejemplar de la revista Lib donde aparece como Bibí Anderson, acentuado su nombre, aunque a ella le gustaba ser llamada Bibi, sin la tilde. El popular actor cómico Juanito Navarro le hizo un ventajoso contrato para presentarla en Madrid, donde armó cierto alboroto. Y ya a partir de 1976 es cuando Vicente Aranda se fijó en Manolo, en Bibi, vamos, para su película "Cambio de sexo", con la que debutó en la pantalla. En adelante no volveremos a citar lo de Manolo, tratándola en femenino. Con su condición de transexual se mantuvo en el mundo del espectáculo hasta 1991, que es cuando en Londres le practicaron una vaginoplastia, operación quirúrgica para desposeerle de sus órganos masculinos sustituyéndolos por uno femenino. Mucho tiempo transcurrió para que se decidiera a esa intervención, ya que le resultaba muy onerosa, cifrada entonces en trescientas mil pesetas.

Bibi Fernández ha vivido una existencia muy dura. Con una adolescencia y juventud solitarias, cuando en su entorno era llamado maricón a todas horas. En la "mili" fue objeto de un sinfín de chanzas, como pueden suponer. Estuvo poco tiempo, pues sus superiores comprendieron enseguida que tras su identidad masculina se escondía un alma femenina, Y un cuerpo de mujer. Ciertamente, ya introducida en el mundo del espectáculo nocturno, encontró la complicidad de otros compañeros en parecida situación a la suya, o al menos comprensivos con su condición sexual. En esos ambientes tuvo sus primeras experiencias. Un tal Alfredo llenó su vida por un tiempo, pero por sus adicciones a las drogas esa relación acabó antes de los esperado por Bibi. Sería su representante durante catorce años Javier Serrano, el hombre que más ha querido en su vida, cuya inesperada muerte la dejó paralizada, rota de dolor. Catorce años de vida en común, de absoluta complicidad.

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Bibiana también ha cantado... | Archivo

Surgió otro romance, pero superficial, sin dejar apenas huella en su corazón. Con un tipo del que olvidó su nombre, aunque fue generoso con ella, al regalarle un coche y un perro que Bibi llevaba a todas partes. Llegaría después el último hombre que amó apasionadamente: Asdrúbal Ametler, de profesión modelo, contextura atlética. Se conocieron en La Habana. Parece que recurrieron a una ceremonia nupcial en Tailandia, aunque lo cierto es que en el año 2000 sí que nos consta que acudieron al Registro Civil de Boadilla del Monte para oficializar su relación como pareja. Cuatro años les duró el amor. De nuevo Bibi volvió a estar sola, a enfrentarse otra vez a la vida echándole paciencia y coraje. Otro idilio con un libanés llamado Hussein es la última conquista que tenemos anotada durante nuestras pesquisas para completar su biografía sentimental. Porque no se le conocen últimamente otras relaciones.

Resumiendo esos sesenta y tres años que esta semana ha festejado, digamos que los ha llevado entre decepciones y cambios. Empezando por su nombre. De Manuel Fernández Chica pasó a ser conocido como Bibi Andersen. En 1994 consiguió ya que le expidieran un carné de identidad, donde consta llamarse Bibiana Manuela. De ahí probablemente que decidiera cuatro años más tarde anunciarse profesionalmente con su verdadero nombre, aunque no completo. Y así ha pasado a ser anunciado como Bibiana Fernández. Se ha gastado un pastón siempre en operaciones de cirugía estética, en los pechos, en la cara, en otras partes del cuerpo… Como si no estuviera nunca conforme con su físico. Y eso que años atrás alguien dio en proclamarla como "la mujer transexual más guapa del mundo".

Dieciocho películas en su filmografía, la última fechada en 2015, Sólo química. De ellas, cuatro dirigidas por Pedro Almodóvar, con quien siempre "ha hecho buenas migas". Eso de que la llamaran "chica Almodóvar" es uno de los mejores piropos que podía escuchar con agrado. Y en su repleto historial figuran sus apariciones en siete series de televisión, en programas donde ofició como presentadora, también hizo lo mismo en la radio, contando asimismo con cuatro representaciones teatrales. Es una mujer decidida, que siempre ha sido fuerte frente a las adversidades de la vida.

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