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Carmen Ro, directora de 'Tómbola': "Tuvimos audiencias descomunales gracias a la gente que decía que no lo veía"

La periodista recuerda en Chic cómo siendo "casi una cría", creó el programa de corazón más importante de la televisión en España. 

P: Veinte años han pasado desde el comienzo de Tómbola, considerado el programa del corazón más importante de la televisión española. Cuando echas la vista atrás, ¿qué recuerdos te vienen a la mente?

Carmen: Recuerdo aquellos años con mucha juventud, muy convulsos, muy cansados, pero también muy emocionantes. Fue un programa en el que cada noche adelgazaba un kilo, y esto es literal (risas). Porque había que estar permanentemente atenta. Tómbola era una frontera máxima de la televisión en directo. "Televisión en estado de concepción" que llegó a decir el gran Francisco Umbral. Era dirigir el directo sin red, no había guión, había intuición y ganas de poner toda la carne en el asador.

P: Estuviste en el programa desde el primer día hasta el último. ¿Nunca quisiste bajarte del barco?

C: Además de directora, yo era la creadora del programa. Yo inventé el formato de Tómbola, por eso lo dirigí desde el primer al último programa, a pesar de que me dio algún que otro disgusto. Llegó un momento en el que estábamos en el punto de mira de demasiada gente y resultaba agotador, pero era mi criatura y no podía abandonarla.

P: ¿Ha cambiado mucho la prensa del corazón en televisión desde el final de Tómbola?

C: Los tiempos han cambiado mucho, la televisión ha cambiado mucho y los famosos han cambiado mucho respecto a la televisión. También porque Tómbola ha sido tremendamente copiado, hasta la saciedad, y entonces los famosos acabaron siendo los que manejaban el compás de donde querían o no ir.

P: El primer día reunisteis en plató a Carmen Martínez Bordiú, Carmina Ordóñez, Sofía Mazagatos... ¿Cómo conseguisteis juntar en una televisión autonómica semejante plantel de invitados?

C: Pues principalmente porque era el primer programa de este tipo. Lo que se les ofrecía era libertad, que era una de las claves básicas de Tómbola. Hay algo importante que la gente no sabe y que ni siquiera sospecha y que explica bastante el éxito de Tómbola. Y es que yo antes de dirigir el programa no había hecho nada de prensa del corazón. Yo me había dedicado a informativos, presentado magazines, dirigido programas de economía, de empleo, de debate, pero nada de corazón.

P: Cuando te propusieron dirigir un programa de corazón, ¿dudaste?

C: Es que en realidad a mí no me proponen dirigir un programa del corazón, lo que me proponen es dirigir un programa de debate de actualidad en Canal 9, que no toca temas del corazón. Una semana saltó la noticia de una demanda que había interpuesto Isabel Preysler a una empleada del hogar por revelación de secretos. Se montó un follón del que se hicieron eco los informativos, la prensa escrita y todo el mundo hablaba de ello. Yo no tenía ni idea. No había abierto un ¡Hola! en mi vida, y me pregunté: "¿Tan importante es si Isabel Preysler demanda a una empleada del hogar?". Me di cuenta del interés que suscitaba. Entonces organicé en ese programa de debate una mesa en torno al derecho a la intimidad de los famosos, donde metí a unos periodistas del corazón y a unos famosos. Ese programa hizo un 48,8% de audiencia en una cadena autonómica. Al día siguiente me llamaron y me dijeron: "Quiero esto todas las semanas".

P: ¿Quizá fue esa falta de prejuicios lo que hizo triunfar al formato?

C: La falta de prejuicios y el no querer marcar ningún tipo de estilo concreto del corazón, ni más agresivo, ni menos agresivo. Lo que quería era hacer un programa de debate que tratara de personajes que salían en las revistas del corazón. Hasta entonces no se había hecho con esa libertad, sin guión. El programa creaba un ambiente donde los personajes realmente contaban cosas que ni ellos mismos sabían que iban a contar, porque les salía en el momento. Y se retrataban tal y como eran.

P ¿Cómo influyó el éxito del programa en el resto de prensa del corazón?

C: Me llegaron a convocar a una reunión los directores de las cuatro cabeceras de las revistas del corazón en España y en esa reunión lo que se me vino a decir es: "Oye, como sigas haciendo Tómbola te cargas el negocio de las revistas del corazón". Porque en nuestro programa al famoso no lo veías como el príncipe azul que te enseñaban las revistas. Tómbola obligó a que las revistas cambiaran. Si ves cómo trataban a los famosos hace años, todo era mucho más amable, más maquillado. Les obligamos a evolucionar.

P: El primer programa siempre será recordado por la huida de Chabeli pronunciando la frase: "Yo lo siento mucho, me da vergüenza tu programa. Esta gente son gentuza" , ¿como viviste aquel momento detrás de las cámaras tratándose de vuestro estreno?

C: El ambiente, de entrada, no era para nada agresivo, era libre. Entonces lo que ocurrió es que Chabeli vino un 13 de marzo que eran Fallas en Valencia. Se le preguntó sobre la fiesta, una cosa muy amena, muy suave y distendida. Preguntas de lo más amables, que no sólo no supo contestar, sino que contestó muy mal. Fue ese, entre comillas, desprecio de Chabeli hacia las Fallas, en una semana así, en Valencia y en Canal 9. Entonces, una cosa que empezó muy amable giró hacia algo más duro, pero fue por esta causa. E insisto, no fue por guión, jamás hice guión para el programa.

P: ¿Tuvo alguna consecuencia ese primer programa?

C: Pues es curioso, pero ahí estaba Carmen Martínez Bordiú, que no salió a defender a Chabeli. Carmen no dijo nada en su defensa y entonces Isabel Preyler y ella eran amigas del alma. Isabel se enfadó muchísimo con Carmen, y estuvo años sin hablarle por este asunto. ¿Pero cómo la iba a defender? ¿Cómo defiendes a alguien que está en Valencia y dice que no le interesan nada las Fallas?

P: Además, fuisteis pioneros en muchas cosas que a día de hoy se siguen usando en los programas de televisión: uso de teléfonos, pinganillo público...

C: Sí, yo iba dirigiendo a los periodistas y a Ximo con el famoso pinganillo, que se descubrió también gracias a Tómbola. Nunca antes se había visto en televisión. También fuimos pioneros en tener el teléfono móvil en directo, era algo inaudito. Pero únicamente se lo dejaba a Jesús Mariñas, porque pensaba "si se lo dejo a todos, me vuelven loca". Al igual que fuimos pioneros en el uso del teléfono de aludidos.

P: Todos los famosos querían pasar por Tómbola, no se os resistía ninguno.

C: Llegó un momento que entre los famosos cundía aquello de si no vas a Tómbola no eres nadie. Todos querían pasar por el plató. Pero sí me gustaría decir algo importante, porque parece que al programa solamente iban famosos del corazón, pero no es verdad. Pasaron gente tan importante como Concha Velasco, Gina Lollobrigida, Sara Montiel, Matías Prats, María Asquerino, e incluso un desconocido Pancho Céspedes. Y luego estaba toda esa otra cuota alocada y divertida de Pocholo o Ricardo Bofill, antes de ponerse serio. Por allí es que pasó todo el mundo.

P: Uno de los éxitos del programa tuvo mucho que ver también con el dispar elenco de colaboradores.

C: Es que una de las claves del programa era ese grupo que reuní. Yo lo que buscaba era diversidad y singularidad. Que cada uno fuera diferente del que tenía al lado. Teníamos el certero aguijón de Jesús Mariñas, la surrealista pero inteligente pregunta de Karmele, el comentario afilado y barroco de Ángel Antonio, la información alegre pero puntual de Lydia Lozano, y la frase sarcástica o incluso el silencio, que a veces valía más, de Jimmy Giménez-Arnau. Todo ello orquestado por ese hombre impecable, de actitud y de traje, el chico bueno, que era Ximo Rovira.

P: ¿Era fácil lidiar y dirigir a personalidades tan dispares como Karmele Marchante o Jesús Mariñas?

C: Era dificilísimo (risas), pero a la vez fácil. Parece que me contradigo, pero no. Son personas con una potencia muy grande. Miuras a los que no es fácil decirles qué, cómo y cuándo. Además, yo empecé siendo una cría, era complicado. Lo que pasa es que son muy profesionales y cuando consigues que te respeten como directora ya tienes todo ganado.

P: ¿Sigues en contacto con ellos?

C: Sí, de hecho, hace un par de semanas coincidí con Mariñas y me dijo: "Dentro de poco se cumplen veinte años de Tómbola". Porque para todos ellos fue algo muy importante, tanto en lo profesional, como en lo personal. Jesús me decía que jamás había disfrutado tanto trabajando en algo como con Tómbola. Por eso te digo que era muy difícil, pero a la vez, ellos me lo ponían fácil.

P: ¿Destacarías alguna noche o alguna anécdota que te venga a la mente cuando piensas en Tómbola?

C: No te puedo decir una noche, porque todas fueron apasionantes. Cada noche era difícil. Sí te puedo decir que una cosa que me sorprendió mucho fue cuando vinieron Albano y Romina, porque se me cayó mi infancia. Para mí y para todo el mundo, eran la pareja perfecta y cuando vinieron al programa aún iban como la pareja perfecta. En las pausas de publicidad y fuera de los directos descubrimos lo que todo el mundo descubrió después. A eso me refiero, esa verdad que había en el programa, muchas veces las cosas ocurrían en directo o detrás de las cámaras, pero finalmente salía. Eso rompía muchos mitos y creaba muchos otros, y a mí aquella noche me llamó mucho la atención.

Te puedo dar una frase que define el programa de Umbral, que además era un gran seguidor nuestro: "Tómbola nos explica cómo somos o más bien deja que nos expliquemos". Tómbola fue España, era un espejo y tuvimos esas audiencias tan descomunales gracias a todos aquellos que decían que no lo veían (risas).

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