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Luis Cobos celebra sus tres décadas musicales con el disco 'Fantasías'

Siempre fue un hombre enamoradizo que en la década de los setenta aparecía en cócteles y fiestas acompañado de mujeres espectaculares.

Siempre fue un hombre enamoradizo que en la década de los setenta aparecía en cócteles y fiestas acompañado de mujeres espectaculares.
Luis Cobos y Patricia Juanco | Gtres

Con ciertos personajes públicos que un día gozaron de extraordinaria notoriedad sucede que, poco a poco, sus nombres van pasando al olvido y quienes fueron en su momento sus admiradores los creen ya poco menos que jubilados. Ha sucedido con el excelente compositor, arreglista y director de orquesta Luis Cobos, al que en los ambientes musicales casi lo tenían como inactivo. Todo lo contrario, como pasaremos a contarles. Pero, antes de todo, hemos de felicitarlo porque este 30 de octubre cumple sesenta y nueve años. Nació en la localidad manchega de Campo de Criptana, pueblo de molinos y referencias quijotescas continuas; paisano por tanto de Sara Montiel y de una saga apellidada Manzaneque, de la que formaban parte unos ciclistas internacionales y un excelente actor, Manuel, hoy afamado bodeguero.

Este Luis Cobos de fácil identificación física por su habitual bigote y una melena aleonada, resulta que celebra precisamente en estas fechas sus tres décadas dedicadas al mundo del pentagrama. Y para ello, después de seis años sin grabar un disco acaba de sacar al mercado el doble álbum "Fantasías", donde se reúne una selección de sus éxitos más celebrados, que ha remasterizado en los estudios Abbey Road, de Londres, muy familiarizados para él pues allí, en ese "sancta santorum" donde Los Beatles crearon gran parte de su producción musical, el manchego ha registrado asimismo lo mejor de su música. Partiendo de aquel álbum de zarzuelas, de acelerado ritmo, con espectaculares arreglos. No creía la casa discográfica suya que el disco fuera a tener respuesta positiva del público y, a lo sumo, sus directivos pensaron que si vendían veinte mil ejemplares se darían por satisfechos. ¿Saben cuál fue la cifra final? Un millón de copias. Y aún sigue en las secciones de discos de los grandes almacenes.

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Luis Cabos, de honradez profesional fuera de toda duda, le adjudica la mayor responsabilidad en aquel elepé con fragmentos zarzueleros excelentemente engarzados, a John Kurlander, ingeniero jefe de los antes mentados Abbey Road. Y ya, a partir de aquel inesperado y revolucionario disco bajo la inteligente batuta de Luis Cobos continuó toda una producción musical siguiendo la misma técnica del "poutpurri", a base de ensambles y arreglos pop antes no utilizados en nuestra música: grabaciones de rancheras mexicanas, boleros, baladas románticas italianas, rusas, fragmentos de óperas clásicas, valses y sobre todo también pasodobles. Cobos me comentó que hubo de dirigirse a la SGAE, donde llegó a cuantificar más de veinte mil piezas con ese ritmo, de la que hizo una rigurosa selección. Todos esos discos no sólo se auparon en las listas principales de éxitos y ventas en España, sino que tuvieron una amplia difusión internacional. Con la protesta y críticas de directores de orquesta y críticos muy ortodoxos censurando el modo de utilizar canciones y composiciones clásicas y universales para restarles calidad. Algo con lo que no estuvieron de acuerdo, lógicamente, aquellos que en cantidades millonarias adquirieron los discos del artista criptanense.

Luis Cobos, hijo de un músico aficionado, con cinco años comenzó a recibir lecciones en su pueblo natal, donde siempre hubo un par de bandas populares que rivalizaban entre sí. Formó parte de ellas. Con emoción siempre ha recordado las lecciones que le impartía el director de esa banda local, don Miguel Angulo. Por su cariño a Campo de Criptana, Luis Cobos siempre se ha volcado en cuantos eventos musicales ha sido requerido por sus paisanos. Ya en Madrid, en los albores de la segunda mitad de los míticos años 60, cuando el pop rock comenzaba a despuntar, se convirtió en un músico progre, que fundó el grupo Conexión, pionero en unos ritmos adelantados,a la manera de los que estaban en auge entre los anglosajones. Sus dos compañeros y él mismo procedían de la Filarmónica Beethoven, de Campo de Criptana, a los que se le fueron uniendo otros componentes. Luis tocaba el saxo y la flauta. Grabó un disco que tuvo buena aceptación, versionando una copla popular, "Tani".

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La carrera de Luis Cobos fue ascendente como hemos dicho a partir del disco de zarzuelas. En las décadas de los 70 y 80 era reclamado para ofrecer continuos conciertos. Lo que le emocionaba más, recordando sus orígenes, era ponerse al frente, batuta en mano, de una banda de música de pueblo. Cuando él trabajó siempre con los más grandes de la canción en España, bien dirigiendo sus grabaciones, ocupándose de la producción de discos o componiendo con piezas propias destinadas a Plácido Domingo, José Carreras, Julio Iglesias, Tino Casal, Joaquín Sabina, Malú, Diana Navarro, Tamara, Miguel Ríos y un largo etcétera. Muy especialmente se encargó de discos de Mecano y Olé Olé en calidad de productor. Y en 2016, por ejemplo, al frente de la Royal Philarmonic Orchestra dirigió una gira de conciertos de Isabel Pantoja, de quien asimismo grabó un disco. En total, haciendo recuento de la obra de Luis Cobos, su historial nos lleva a registrar las siguientes cifras: más de diez millones de copias vendidas y cincuenta discos de platino en sus vitrinas. Hasta fue autor de celebrados "spots" publicitarios para campañas promocionales de El Corte Inglés, Telecinco, el Seat Ibiza…

Y ¿a qué se ha dedicado en los últimos tiempos? Sin abandonar su faceta de compositor ha continuado dirigiendo conciertos y bandas de música. Preside la Sociedad de Artistas de España. Se ha ocupado de poner música al "Libro de Narnia". Y a concluir ese doble álbum reseñado al principio, "Fantasías", que hará recordar a muchos sus mejores temas, para que otra generación más joven pueda también descubrir su talento, sobre todo, insistimos, en su papel de arreglista.

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¿Y la vida privada de Luis Cobos? Siempre fue un hombre enamoradizo que en la década de los setenta aparecía en cócteles y fiestas acompañado de mujeres espectaculares. Con una de ellas, top model, la alemana Angélica Fisher, se casó en julio de 1992, boda con asistencia de muchas figuras de la vida social y artística española, en presencia del entonces Presidente de Castilla-La Mancha, José Bono. Su esposa, espectacular rubia, llegó incluso a cantar durante algunas temporadas, anunciándose como Ángel. Grabó el disco "Dancing in París". Luego de una larga convivencia, hacia 2010, rompieron su relación. De ella, ya nunca más supimos. Y de él, que se enamoró de otra despampanante mujer llamada Patricia, su última compañera.

Luis Cobos ha vivido en estos últimos tiempos más discretamente, sin aparecer ya tan a menudo en las páginas de las revistas rosas, aunque sin abandonar su gran vocación musical y su irrenunciable pasión por componer y dirigir orquestas y bandas. Es su mayor pasión… sin dejar de lado la que siente con una bella mujer siempre al lado.

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