Ángela Carrasco estaba muy ilusionada, noches atrás, porque iba a dedicarle un homenaje a Camilo Sesto, interpretando lo mejor del repertorio del intérprete y compositor alicantino. Se trata del espectáculo "Quererte a ti" (título asimismo de uno de esos temas) que la artista dominicana comparte con el actor y también cantante Paco Arrojo, semifinalista hace tres temporadas del programa La Voz. Lo estrenaron el pasado año en diversas capitales españolas, con gran respuesta del público, entusiasmado por escuchar de nuevo, entre otras excelentes melodías, "Algo de mí", "El amor de mi vida", "Perdóname", "¿Quieres ser mi amante?"… Esta vez, ese tributo de admiración y cariño de Ángela Carrasco era en un teatro de la Gran Vía madrileña. Se lo había comunicado con antelación a Camilo, poco receptivo para reaparecer públicamente siquiera como espectador. Algo le ocurre al gran artista alcoyano, que lleva unos años apartado de toda actividad artística en España, aparte de algunos alifafes en una de sus piernas que lo retenían en su chalé de Torrelodones, a treinta kilómetros de Madrid, cuando de vez en cuando viaja a Miami o a otras capitales de habla hispana para recoger algún premio o incluso para actuar. Por eso su presencia iba a constituir un pequeño acontecimiento. Al menos, insistimos, Ángela Carrasco rezaba para sí, con la esperanza de que su amigo y colega cumpliera su palabra y acudiera a la cita. Pero, no pudo ser.
Camilo Sesto no estuvo presente en esta gala homenaje que le brindaba Ángela Carrasco por el fallecimiento de uno de sus hermanos. Ya tendrán otra ocasión más favorable para reencontrarse.
Cumple Ángela Carrasco este martes, 23 de enero, sesenta y siete años. Nacida en Santo Domingo, comenzó a cantar desde su infancia, en el coro de su colegio regentado por monjas españolas. Su padre, profesor de guitarra y director de una academia de música, y su madre, cantante, qué duda cabe influyeron para que la jovencita tuviera una formación adecuada. No obstante, en un principio, ella tenía otros planes alejados de su posterior vocación, ya que cursó dos años de Arquitectura, y cuatro de Decoración. Con esa idea de perfeccionar tales estudios se afincó en Madrid en 1972. A poco de establecerse acudió a una fiesta en la embajada de su país, donde la conoció Valerio Lazarov. El realizador rumano, tras enterarse de que la guapa dominicana estaba relacionada con el mundo musical, siquiera por afinidades familiares, le brindó un contrato para el programa de Televisión Española Señoras y Señores, donde debutó como azafata junto a una principiante Norma Duval, por entonces agraciada con el título de Miss Madrid, y Carmen Platero. Posteriormente, Ángela ocupó el puesto de copresentadora, primero al lado de Blanca Estrada (que procedía de "Un, dos, tres…") y después junto a otra primeriza María José Cantudo, a la que esperaba un futuro prometedor en el cine y el teatro musical.
Leyendo un diario, Ángela Carrasco se sintió interesada por un anuncio en el que solicitaban cantantes para una comedia musical. Teddy Bautista, líder de Los Canarios y entonces responsable del "cásting", eligió entre el grupo de noveles que acudieron a su reclamo periodístico para el papel de María Magdalena a la por entonces sólo incipiente presentadora y bella Ángela Carrasco, de la que el gran público español desconocía aún sus poderosas cualidades vocales. En vísperas de las Navidades de 1975 se estrenó la ópera-rock "Jesucristo Superstar" en la que su protagonista y empresario Camilo Sesto logró un éxito de clamor y a su lado Ángela Carrasco y el resto de la compañía. Desde entonces, el artista levantino ayudó cuanto pudo a Ángela Carrasco para quien escribió un buen número de canciones y además se convirtió en productor de sus primeras grabaciones, a saber: "No, no hay nadie más", "Amigo mío", "Quiéreme", "Quererte a ti"… Llegaron a realizar varias giras y a interpretar sensacionales dúos.
Aquella gran amistad entre ambos desató en algunos círculos periodísticos la especie de que se habían enamorado. Camilo, que tuvo algunas novias, tenía otros pensamientos. Pero es que, tiempo atrás, Ángela había conocido a un compatriota suyo, el economista Ramón Ignacio Socías Báez, con el que contrajo matrimonio en 1973. Tendrían dos hijos. Al primogénito lo llamarían Elvis, por la idolatría que la joven mamá sentía hacia el rey del rock and roll. El segundo fue bautizado como Iron Bill. Un matrimonio encantador que jamás han dado escándalo alguno que conozcamos. Se avinieron a complementar su vida, respetando sus profesiones. En todo caso, él cedió más veces y en 1987 la pareja se fue a vivir a Nueva York. La cantante actuó en el mítico y gigantesco Madison Square Garden. Recorrió a partir de ese año y durante varias temporadas toda Hispanoamérica, convirtiéndose en una de las voces femeninas más importantes, combinando en sus canciones dulzura y sentimiento.
De nuevo en Madrid Ángela Carrasco no ha dejado de actuar en los últimos tiempos, y en momentos de crisis supo salir adelante, montando una academia donde ella misma daba lecciones a jóvenes intérpretes. No le fue difícil en 2014 intervenir en un programa televisivo muy popular, Tu cara me suena. Y así, hasta el presente. Mantiene su espíritu jovial, su encanto físico y asegura que no ha tenido que someterse a ninguna operación facial. En el escenario, su excelente voz de elevada tesitura sigue como en el pasado. A su veteranía, luce en el escenario un aire sensual que desprende de unas canciones llenas de buen gusto.