La crónica rosa de Es la mañana de Federico ha tocado todos los temas de la actualidad del mundo del corazón. Incluyendo la nueva, y polémica, entrevista con polígrafo incluido a Alejandro Albalá en Deluxe, en la que el ex de Chabelita ha vuelto a despacharse a gusto con el clan de Cantora.
Además de arremeter contra Chabelita ("una sinsangre") y volver a quejarse del maltrato psicológico y ninguneo al que le sometió la familia, Alejandro fue a hacer daño desde el principio. Aseguró, por ejemplo, que "Isa Pantoja quiere más a Dulce que a su madre"; que "en Cantora se ven todo el rato vídeos de Isabel y luego aplauden y canturrean", y que ha visto a "fans hacer labores del servicio doméstico" en la finca.
Unas palabras que han causado comprensible revuelo, así como anuncios de acciones judiciales contra Alejandro, a la sazón todavía marido de la hija de Isabel Pantoja.
Pero según la periodista Beatriz Cortázar, las cosas no son lo que aparentan en la versión de Alejandro. "Él dice lo que vivió ahí dentro, pero no ha estado tanto tiempo en Cantora, lo justo para sacar provecho. Sabíamos que iba cantar sobre Pantoja".
Además, explicó en esRadio la verdad sobre esas acusaciones. Primero, sobre que las fans hacían las tareas domésticas de la cantante, que se reduce a "fiestas de cumpleaños en las que recibe a sus fans en Cantora, y en las que ayudan a colocar los platos y adornar, porque son fiestas que se hacen con ellas. Pero no las tiene ahí planchando". Es más, "los únicos que en esas fiestas no pegaban palo al agua y se quedaban mirando el espectaáculo eran precisamente Chabelita y Albalá, que había que ponerles el plato y retirárselo. Se tiraban al sofá a mirar".
La segunda cuestión es la de los vídeos de Pantoja que se proyectan en Cantora, previo aplauso del respetable. En realidad lo que se hace es poner actuaciones de Pantoja para su madre, doña Ana, a la que sus hijos prefieren alejar de lo que se dice en televisión... por lo que le ponen conciertos de su hija "porque le encantan". De modo que esto sucede porque "su madre es mayor y no le dejan ver la tele".
Al final, lo que sucede es que a Chabelita lo que le interesa es, precisamente, no hacer las paces con su tío Agustín ni con su abuela doña Ana. La razón es el nulo interés que despierta por sí misma en las revistas, y que no tendría nada absolutamente que vender. Tal y como dijo Cortázar en Es la mañana de Federico, lo mismo se extiende a Alejandro, "que se quejaba de que Chabelita no le dejaba estudiar, pero ahora que no está con ella, ¿dónde está estudiando?".