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La madre de Chiquetete vendía ropa por los pueblos

El padre del cantante Chiquetete les abandonó a ambos.

El padre del cantante Chiquetete les abandonó a ambos.
Manuela Pantoja | Telecinco

Tristes horas para Antonio Cortés Chiquetete, que acaba de perder a su madre. Recordarán muchos de sus seguidores aquella copla que le dedicó, "Mi madre Manuela". Llevaba letra del desaparecido Ignacio Román y música de Paco Cepero, el celebrado guitarrista, ese "tándem" que brindó el mejor repertorio para que Chiquetete se convirtiera en todo un ídolo de la canción aflamencada, quien aparte sabe interpretar también el cante grande y conoce los rincones del duende.

La primera vez que hablé con Chiquetete me contó sus penurias, su vida difícil hasta que le llegó la hora de la popularidad: "Todo lo que soy se lo debo a mi madre, con quien tantos años he vivido. Los dos solos. Porque mi padre nos abandonó. Mi madre me contó que al casarse se fueron a una pensión. Y de pronto, desapareció. Sí que llegué a conocerlo, pero apenas nos hablamos. Siempre, siempre mi vida ha estado ligada a mi madre. Quien para sacar adelante la casa se iba vendiendo ropa por los pueblos; sábanas, toallas, combinaciones… Fui un niño solitario, sin apenas amigos. Pero he de confesar que no me faltó nada de lo imprescindible. Mientras los niños de mi barrio merendaban pan con una onza de chocolate mi madre me daba a mí una barra con jamón". De estudios, pocos: "Mi Universidad fue la calle".

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La madre de Chiquetete, contra Raquel Bollo | Telecinco

Esa devoción de Chiquetete hacia su madre la ha mantenido siempre, hasta el último suspiro de Manuela. Él siempre quiso cantar desde que era pequeño. Con doce años ya había formado un trío, Los Algecireños, que luego pasaron a denominarse Los Gitanillos del Tardón. Sabido es que Antonio Cortés está emparentado con los Pantoja. El padre de Isabel se apodaba Chiquetete, su tío.

En cuanto a su prima, Antonio la ayudó cuando ella era una quinceañera, se la llevó a una sala de fiestas de una playa mallorquina, que es donde empezó a actuar quien entonces se anunciaba simplemente Maribel, o María Isabel, según. Para entonces, mediados los años 60, Antonio Cortés ya tenía su pequeño cartel en el mundo flamenco, aunque lejos aún de ser figura. Los dos primos, más adelante, discutieron. Isabel Pantoja ya no quiso saber nada de su primo "Chiquetete". Y menos cuando se convirtió en un mito viviente de la copla. Nunca sabremos el por qué de esa actitud, ya que, insistimos, ninguno de los dos ha querido decir nada al respecto cuando se lo hemos preguntado. No es que hablara mal la una del otro y viceversa, pero se guardaban las distancias.

Antes de ser cantaor un abuelo de Antonio lo metió a tornero: "Pero yo me moría allí, me entraba claustrofobia en el taller". Y entonces ya se juramentó que se dedicaría al cante. Iba a galas-homenaje a Manolo Caracol, a Marifé de Triana, o a concursos de radio donde ganaba y cobraba cincuenta duros y una botella de gaseosa. Su debut en el "tablao" Los Gallos, del barrio sevillano de Santa Cruz fue un peldaño importante en su biografía. Allí lo escuchó un judío americano que buscaba gente para llevarla a cantar a la base de Guantánamo. Y Chiquetete se fue a cantarles a los norteamericanos cosas flamencas. "Dábamos tres pases, música de Falla y Turina, baile, y luego cuadro flamenco con caracoles y rumbas". Eso era en el año 1968. Pero aún le esperaban años para triunfar. Porque, me contaba esto: "He vivido tanto por esas ventas de los caminos, en esos cuartos donde se divertían unos señoritos que luego, borrachos ya, no me querían pagar…".

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Chiquetete | Archivo

Una vida de novela la de Antonio Cortés Chiquetete, al que un día, habiendo ganado muchísimo dinero, lo fue despilfarrando, entre juergas y mandanga, sin poder abandonar las drogas que lo llevaron casi a la ruina. Y al desastre familiar. Padre de tres hijos, fracasado en un par de relaciones sentimentales, sumido en un pozo del que poco a poco ha conseguido salir. Con otra mujer reemprendió hace pocos años su nueva vida. Volvió a cantar. No dejaba de ver a su madre, que no ignoraba los malos pasos de su hijo. Ya estable, Antonio Cortés, que en circunstancias normales siempre me pareció buena gente, viene afrontado su existencia con la dignidad precisa. Tratando de olvidar ese amargo pasado. A quien tendrá presente siempre en su corazón será a su querida "mare Manuela". Sentimos mucho tu pena, Antonio…

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