Menú

Coto Matamoros reaparece sin pelos en la lengua atizando a Pablo Iglesias y Willy Toledo

El polémico colaborador reaparece con unas memorias que no dejarán indiferente a nadie. 

El polémico colaborador reaparece con unas memorias que no dejarán indiferente a nadie. 
Coto Matamoros | Cordon Press

Libro de Reclamaciones es el testimonio de alguien que, teniendo todo en contra, es capaz de dominar su voluntad de autodestrucción. Es el relato de un personaje que descubre pasajes de su vida y reflexiona sobre ellos. Coto Matamoros, uno de los colaboradores de televisión más mediáticos y transgresores del país, no rehúye la polémica sino subraya ese espíritu excéntrico y rebelde de alguien que prefiere vivir en un mundo aparte, sobreviviendo a la doctrina del qué dirán.

Chic se sienta con Coto en el hotel Bastardo de Madrid (buscaba un lugar con cierto aspecto carcelario), para repasar su trayectoria personal y laboral en la que aparecen los personajes mediáticos con los que ha compartido espacio televisivo.

-El sistema educativo es uno de los ejes centrales de Libro de reclamaciones: algo así como unas memorias. ¿La idea de escribirlo surge de la necesidad de señalar los errores del sistema?

Este libro refleja la experiencia de 61 años de una persona que en un principio lo tenía todo en contra para ser feliz y que al final acaba abrazando la felicidad. Lo que indico es el camino. El primer error grave que encuentro en mi educación fue en mi entorno familiar porque mi padre era una persona muy humilde y crecimos en la necesidad. Yo fui una molestia en el camino de mi padre. Ingresé en un colegio religioso en un tiempo especialmente difícil en el que la brutalidad era un método de educación. El maltrato psicológico y físico se aplicaba a todos los alumnos. Y hay algo aún más grave, y es que es un sistema absolutamente memorístico. Se fomenta la memoria, pero el sentido crítico, la imaginación, la intuición o la inteligencia emocional no se desarrolla. El sistema se convierte en una máquina que crear dóciles que aceptan el dogma.

-En el libro eres especialmente duro con la figura de tu padre. Con el paso de los años, ¿has llegado a comprender su forma de ser? ¿Le has perdonado?

Jamás. Hay cosas que no puedo comprender. El maltrato infantil es algo que no perdono ni a mi padre ni a nadie. Creo que la infancia es algo absolutamente sagrado. Es algo que hay que proteger por encima de todo. El niño es una fuente de conocimientos para nosotros, lo que tenemos que hacer es aprender de ellos. Si a mí hay algo que me ha cambiado en la vida ha sido ver crecer a mi hija. Ella ha sido una fuente de conocimientos para mí.

coto-matamoros1.jpg

-Hablas de consecuencias como hiperactividad, el fracaso escolar, la agresividad… ¿Cómo has conseguido lidiar en tu vida adulta con esta herencia?

He tenido la facultad de saber reconocerme. Cuando tú reconoces dónde está el origen del problema, lo puedes solucionar. He sido un tío que lo tenía todo en contra para ser feliz por el desarrollo que ha tenido mi vida tanto de niño como de adulto. Lo lógico es que me hubiese tirado de un quinto piso o siguiera con la chuta en el brazo, pero no ha sido así afortunadamente.

-¿Te sigue trayendo problemas tener la lengua tan afilada?

Claro que sí. La verdad es una ofensa. A la gente no le gusta que les digas las verdades porque en el momento en el que lo haces los estás insultando. Pero ofende a los necios, al tío que es inteligente y que se sabe limitado no le ofende, lo agradece.

-En el libro escribes: "Me hice un rebelde, prometiéndome que jamás diría una consigna". ¿Has conseguido esa libertad plena de la que tanto hablas?

La libertad es un derecho y un privilegio que tenemos como seres. El problema es que nos han vendido una libertad que es falsa. Nos han dicho que la libertad de un individuo termina donde empieza la de otro. Eso es una bestialidad porque la libertad no puede tener límite. La única limitación que puede tener la libertad es la compasión que, en definitiva, es la inteligencia de cada uno.

-Aseguras que se puede ser libre en la cárcel.

Es que se es libre en la cárcel. Te meten la idea de que a la cárcel se va a sufrir y en realidad está diseñada para que sufras. Pero, ¿cuál es el sufrimiento? ¡Que alguien me lo explique! Tienes gimnasio, comidas, horas para jugar al ajedrez…

-Parece que la libertad de expresión no atraviesa su mejor momento a pesar de contar con más medios tecnológicos que nunca.

En España vendieron la libertad de expresión antes que la libertad de pensamiento. Nos dijeron: ‘¡Venga ya podéis decir lo que queráis!’. Si a un retrasado le das la libertad de decir lo primero que se le ocurra, puede decir barbaridades. La libertad de expresión tiene un límite que es el nivel aceptable de compasión que tiene cada persona. Yo no entiendo cómo puede haber un energúmeno como Willy Toledo que vive en Cuba en una vivienda ‘mangada’. Un tío que se está aprovechando del sufrimiento de un pueblo y que pone Cuba como ejemplo para venir aquí a decir que esto no es una democracia. Me ofende la estupidez y la desfachatez que tiene. Con ese discurso lleno de mentiras y patrañas nos está llamando imbéciles. ¿Vienes a España a quejarte de falta de libertad? Está utilizando la libertad de expresión para ofender a la gente. Si en Cuba dices algo que no debes, te meten en la cárcel 900 años. ¿Y vienes aquí a reivindicar? Eres un sinvergüenza.

coto-matamoros4.jpg

-Sobre tu etapa televisiva, ¿lo mejor que has hecho en la pequeña pantalla fue con Quintero?

Pero con mucha diferencia. Cuando conozco a Quintero conozco otro modelo de televisión que se hace con cariño, con amor. Es un tío que elaboraba el programa y lo montaba con profesionales de primer orden. Que no es que la televisión que hacía antes fuese mala, porque lo que hacía Sardá te podría gustar más o menos pero como producto era ideal. Es el programa que más dinero ha dado en la televisión española. Pero con Quintero conozco otro tipo de televisión que te hace disfrutar.

-¿Acabaste agotado de Crónicas Marcianas?

Acabé agotado de la imbecilidad humana. No hay nada que agote más. La gente se cree que es fácil, pero para discutir con un imbécil, te tienes que poner a su nivel. No te queda otra porque es la única manera de que te entienda. Salir cada noche a un plató y ponerte al nivel de Rociíto o del conde Lequio que se toman en serio el color de las bragas de la Pantoja… Es algo que me repugna pero me divierte. Además, tenía la presión de mi mujer que cada noche que llegaba me decía: '¿Pero cómo puedes estar haciendo eso?'. Y la creí hasta que, una vez que había dejado el programa, la pillé viéndolo.

- ¿María Teresa Campos ha sido la persona que más te ha decepcionado en tu carrera televisiva?

Lo que quiero reflejar en el capítulo que dedico a esta señora, es que la realidad no es la que aparece ante los espectadores. Conmigo fue una persona absolutamente desleal y fue el motivo por el que decidí olvidarme de la televisión. Es la persona que más me ha decepcionado en mi existencia. Dos meses antes de ponerme en la calle lloraba para que no me fuera a otro sitio a trabajar. Me comprometí a no abandonarla y me pagó dejándome sin trabajo.

-¿Cómo estás viendo toda la última etapa de Teresa con Edmundo, su posible vuelta a la televisión, el lanzamiento de su disco…?

No me interesa nada su vida. Uno tiene que ser consciente de la realidad y de sus posibilidades. Es como si Leticia Sabater quiere volver a hacer un programa infantil. ¡Pero si los niños de ahora son más inteligentes que ella!

-¿Es muy diferente la Lydia Lozano que conociste hace años de la que vemos ahora en televisión?

Lydia era una persona entrañable. Lo que quiero señalar en el libro es que la vida me ha enseñado a reconciliarme conmigo mismo. El hecho de que hable bien de Lydia habla bien de mi situación actual. Con la edad me he hecho más comprensivo y he abandonado cierta intransigencia. En la televisión era un ser muy irritable pero en la vida real no era tanto. Era muy cariñosa conmigo, me cuidaba mucho. Teníamos una relación tan buena que la gente se pensaba que éramos matrimonio. Yo no he tenido relaciones con Lydia nada más que una vez, a pesar de que ella lo niega. Pero lo niega porque vive en una realidad paralela. Aún así, le guardo cariño y si la viera ahora sería una absoluta satisfacción.

-Evitas hablar de tu hermano y cuando lo haces te refieres a él como "el de la incubadora".

Yo de Satanás prefiero no hablar. Todo lo que tenga que ver con el mal o esté en el lado oscuro prefiero evitarlo. Pero no porque le tenga miedo sino porque son gente con una energía muy negativa.

coto-matamoros3.jpg

- Pero es tu hermano. Has crecido con él. Algún buen recuerdo tienes que tener.

No ha sido importante en mi vida nunca. De adulto sí porque dirige contra mí una campaña de difamación y calumnias. Pero no sólo en la televisión, también fuera de ella. Se dedica a llamar a mis amigos a decirles que yo hablo mal de ellos cuando eso no lo he hecho jamás. Me hace ser consciente de dónde está el mal y cómo se ha dirigido. Yo lo único que he hecho ha sido ayudarle económicamente cuando me lo ha solicitado. Yo a él no le debo nada. Lleva odiándome sesenta años, porque esto no viene de ahora. Viene desde niños. Creo que tanto el odio como todos los sentimiento negativos son malos para la persona que lo siente. Creo que por eso tiene esa vejez prematura. Bueno, debido a eso y al estrés familiar que sufre por las cosas que tengo constancia. Siento por él cierta compasión.

- Has estado unas semanas residiendo en Barcelona. ¿Cómo has vivido desde allí todo lo que está ocurriendo?

Con preocupación. Porque yo viví ocho años en Barcelona, de hecho, mi hija nació allí. Siempre he tenido un gran cariño por aquella tierra y no puedo más que sentir preocupación por lo que está sucediendo. Se ve con tristeza crecer la tensión y la fractura social que se han empeñado en negar que existe. Es otro ejemplo de imbecilidad. Nunca ha existido ese sentimiento que quieren vender a la gente. Ese nazi que han colocado ahora de presidente quizá lo haya sentido alguna vez. Él y cuatro imbéciles más. Han ido inflando un globo subvencionado desde el propio gobierno. Esa estatua que hay en Moncloa y que tenemos como presidente, prefiere no hacer nada y mantenerse en el poder. Creo que nadie ha hecho más por la causa secesionista que Rajoy. Cataluña necesita alguien que consiga limar asperezas, acercar a unos y a otros. Han preferido poner de presidente a un disparate de persona, un descerebrado que agite el cóctel.

-¿Los votantes de Podemos deberían pedir el libro de reclamaciones a Pablo Iglesias?

Los votantes de Podemos deberían ir pidiendo hora en el psicólogo porque estas cosas le tienen que dejar a uno traumatizado. No he visto en mi vida una contradicción ética más grande entre el discurso y la práctica. Es de una desfachatez tal, que ni en mis mejores sueños, lo hubiera imaginado. Cuando salió todo lo de Villa Tinaja pensaba que era una noticia falsa. No podía creer que pudiese ser cierto. Esta gente son unos estalinistas de mierda, por eso son tan conservadores. Si a este tío le hacen presidente del gobierno, levanta un busto en la Puerta del Sol de 7.000 pies de altura.

A parte de tener el peor gusto del mundo, porque la casa no puede ser más fea, es un tío con un nivel de desfachatez que no se había visto en política desde hace mucho tiempo. Cuando uno llega al poder, a la larga, poquito a poquito, tacita a tacita, se va ahorrando y todo acaba en la degeneración absoluta. A éste no le ha hecho falta ni llegar al poder. Este tipo de comportamientos es muy común en las dictaduras comunistas que hay por el mundo. No ha habido una doctrina que haya hecho más daño en la historia de la humanidad. Tienen más muertos encima que la peste. ¡Y ahí siguen! Y viene este tío a vendernos una burra y lo primero que hace es comprarse un sitio que parece Mordor.

Temas

En Chic

    0
    comentarios