Ágatha Ruiz de la Prada habla para la revista ¡Hola! desde su casa de Mallorca, donde posa por primera vez junto a sus dos hijos.
Asegura que, a diferencia de su casa de Madrid, esta casa no la cambió en absoluto: "Lo único que hice fue sacar un sofá que estaba dentro y cambiar la mesa del despacho de mi ex, diseñada por Norman Foster".
A continuación desvela que, tras valorar el subastarla por internet, acabó poniéndola... en su propio dormitorio. "O todo me recuerda o nada me recuerda, me dije. Y si está donde hoy está es porque ya nada me recuerda".
En la entrevista Ágatha vuelve a hablar sobre su relación con Luismi Rodríguez, un hombre de un mundo distinto al de ella: "Fue un amor a primera vista, que a la mañana siguiente se complicó y que no sé cuando se descomplicará".
Ágatha, en su segundo verano de divorciada, reincide en explicaciones a su inesperado romance. "Es un hombre tan divertido… (…) La sorpresa fue total cuando vi a Luismi con el flotador unicornio y todo el mundo se quedó flipado al verle aparecer con la camiseta con mi foto".
Dice, no obstante, que la nueva Ágatha tiene todo bajo control. "Luismi y yo sabemos a lo que estamos jugando, porque una de las cosas que aprendí con el palo que me dieron es que no hay que confiar ciegamente", dice, en referencia a su divorcio del periodista Pedro J. Ramírez.
A quienes pilló más por sorpresa fue a sus hijos. "Cada vez que le dice a Cósima "tu madre tiene novio", se parte de risa. La verdad es que mis hijos se han portado fenomenal".