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Pilar Eyre descubre su "noche de amor" con Julio Iglesias

Pilar Eyre recuerda en Lecturas la noche que entrevistó a Julio Iglesias... y lo que ocurrió después. 

Pilar Eyre recuerda en Lecturas la noche que entrevistó a Julio Iglesias... y lo que ocurrió después. 
Pilar Eyre | Efe

La periodista Pilar Eyre aparece en la portada de Lecturas. Pero esta vez no para proporcionar información, sino para convertirse ella misma en objeto de una noticia: "Así fue mi noche de amor con Julio Iglesias", reza el titular de la revista.

El texto de su sección habitual de la revista nos lleva a la Ibiza de mediados de los 80, momento en el que Eyre tuvo que ir "a la madriguera del monstruo" para entrevistarle. "Julio me recibió en su hotel, en el campo, iba con bañador Meyba, una camiseta descolorida que ponía 'Julio Iglesias Tour', descalzo, y una pierna algo más delgada que la otra".

A su alrededor había "hombres silenciosos y chicas escandinavas con biquinis minúsculos". Una entrevista pródiga en respuestas de esas que justifican la fama del cantante, de quien existe el tópico popular, o más bien mito, de haberse acostado con más de 3.000 mujeres, tal y como la propia Eyre recuerda en el texto.

"A las diez nos fuimos a cenar a Ibiza, yo con mi sencilla ropa de reportera, él se puso pantalones largos y un jersey sobre los hombros (...) A la entrada del restaurante, le compró una flor a una gitana y me la puso él mismo detrás de la oreja mientras canturreaba 'Por el amor de una mujer'".

"Nos mirábamos a los ojos, él fumaba entre plato y plato, tenía una rara sonrisa algo torcida, desde la barra nos espiaban con envidia. No me lo podía creer". El cantante coqueteó con ella: "Flaca, al verte me he vuelto de pronto hombre de una sola mujer". Y se levantó, cogiéndola de la mano: "¿Vienes a mi hotel? Quiero que escuches mi último disco".

Y eso es exactamente lo que hizo. Iglesias le puso los auriculares a Eyre y la miró fijamente, fumando, mientras la periodista escuchaba las canciones. "Sentí frío de pronto y él se sacó la camiseta y me abrigó con ella. Se quedó desnudo de cintura para arriba". Tras un abrazo breve, que permitió a Eyre descubrir que "olía bien, no a colonia sino a tabaco, a alcohol, a sudor limpio" mientras la apretaba "rudamente".

"No pasó nada más, pero vive Dios que me hubiera gustado. ¡No hicimos el amor, pero fue una noche de amor!".

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