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La fascinante vida de Charo Palacios: tendera, modelo y luego condesa de Montarco

Su hija Alejandra se casó entre lágrimas al recordar a su madre fallecida hace dos años.

Su hija Alejandra se casó entre lágrimas al recordar a su madre fallecida hace dos años.
Charo y su hija Alejandra Rojas | Gtres

Alejandra de Rojas se casó el pasado sábado, 1 de diciembre, en un cigarral toledano, "La Quinta de Murabel", con el empresario Beltrán Cavero, en presencia de personajes relevantes de la "jet set". El novio, de cuarenta y un años, es sobrino de Esperanza Aguirre; la novia, tres años menor, hija de los condesa de Montarco, ya fallecidos. Una auténtica belleza, de estilizada figura, a la que en las crónicas de sociedad la conocían como una de las solteras de oro de la alta sociedad madrileña. Unas lágrimas apenas perceptibles para no estropear el maquillaje de su rostro se deslizaron en el momento solemne de decir ¡sí, quiero! Acordándose sin duda de sus progenitores. Y en especial de su madre, Charo Palacios, distinguida dama que murió el 25 de noviembre de 2016. Una de las pocas mujeres que brilló con luz propia por su elegancia en el Madrid de los años 50, que marcó una linea en el vestir, apareciendo con frecuencia en las revistas de moda de la época y diríamos que hasta muy poco antes de irse de este mundo. Vida fascinante la suya, con su carácter liberal, progresista cuando todavía las féminas no se distinguían en nuestro país por su independencia. Y no porque no tuvieran ganas muchas de ellas de ejercerla.

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Alejandra Rojas, en su fiesta preboda | Gtres

La madre de esta guapa novia del sábado se llamaba Rosario Palacios Calleya, nacida el 29 de diciembre de 1936 en Lisboa, hija de un eminente científico, don Julio Palacios. Tuvo una pequeña tienda de modas en la madrileña calle de Alcalá, Y es que de jovencita se sintió atraída por ese mundo como cualquier mujer. No se sabe quién ayudó más a quién pero el caso es que el modista Elio Berhanyer la tuvo de modelo favorita en sus desfiles. Elio "se hizo un nombre importante" en su profesión, y Charo, que así fue llamada siempre entre sus amistades, lució la leyenda de ser quien mejor lucía la ropa que, pensando sobre todo en ella, creaba Elio.

Charo Palacios se desenvolvía en público con absoluta naturalidad, signo de quien parece haber nacido con elegancia y saber estar. Impuso la costumbre de llevar sus cabellos anudados en moño, o con coleta. Hablaba con un tono sugerente, arrastrando un poco las erres, como si fuera francesa. No es difícil imaginar que en los salones donde desfilaba o asistía a cualquier recepción era centro de muchas miradas: de las damas que la envidiaban por la ropa que exhibía, y la de los caballeros, fascinados por su porte. Tuvo amores. El más conocido con un millonario, Pepe Gandarias. Entre las amistades de la pareja se contaba que enfurecida por algo estampó en la cabeza de su entonces íntimo amigo un cuadro, en el transcurso de una cena. Gandarias tuvo que ser ingresado en un hospital, mientras se retiraba, sangrándole el rostro. Y Charo Palacios, sin dar importancia al incidente, continuó en la fiesta. Genio y figura.

Cuanto escribo sobre esta distinguida mujer de fuerte carácter lo debo al libro de Enrique Herreros (hijo) De polvo eres y en polvo te convertirás, amenísimo volumen de quien fue el mejor relaciones públicas de la industria cinematográfica, periodista y escritor de tres libros que les recomiendo. Herreros conoce la vida y milagros de casi toda la nómina de actores españoles de hace más de medio siglo a esta parte. Nonagenario, cuida ahora de que el nombre de su buen padre, gran pintor y dibujante de La Codorniz no quede en el olvido. Este Enrique hijo fue novio de Charo Palacios, aunque nunca albergó la idea de casarse con ella… ni con nadie. Continúa soltero. Vivió a su lado una apasionada relación. Supo que Charo fue invitada a la boda en Atenas del entonces príncipe don Juan Carlos con Sofía de Grecia. Lo que indica con quién se relacionaba. Y es que su padre, el ya mentado don Julio Palacios, fue uno de los preceptores de don Juan Carlos, al que llamaban "don Juanito".

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Con Pilar Medina Sidonia | Cordon Press

La intensa amistad de Herreros con Charo Palacios tuvo momentos felices, compartidos en la residencia de verano que tenía la familia de ella en Sanjenjo. Pero se truncó definitivamente cuando al seductor Enrique se le ocurrió compartirla con la actriz Emma Penella. Anecdóticamente coincidieron los tres en una velada. Él, en el centro. Y en un momento dado, Charo tomó una botella de vino y arrojó todo su contenido sobre el recién estrenado vestido blanco de Emma. ¡La que se armó…!

Pasado un tiempo Charo Palacios se casó con Eduardo de Rojas Ordóñez, conde de Montarco, viudo y padre de cinco hijos. Tuvieron ellos un chico llamado Julio, en honor del abuelo, y diez años después, la niña, Alejandra, la que ahora de ha casado. Charo Palacios, ya convertida en condesa, continuó trabajando para Elio Berhanyer, aunque dejó de desfilar como modelo, ejerciendo de relaciones públicas de la firma. Su don de gentes era siempre motivo de conversación. Una gran señora.

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