El rey Felipe VI participó el miércoles en la clausura del Congreso Mundial del Derecho, que ha reunido en Madrid a unos 2.000 juristas de 77 países. Allí, tras un discurso que despertó enfervorecidos aplausos en el que criticó duramente a los golpistas catalanes (y las políticas permisivas del aún presidente Pedro Sánchez) el Rey recibió el Premio de la Paz y la Libertad de la Asociación Mundial de Juristas.
El discurso del Rey se centró en dar un claro mensaje a Torra y los causantes de la tensión en Cataluña, asegurando que "no es admisible apelar a una supuesta democracia por encima del Derecho", concluyendo que "la defensa de la democracia haya de ser al mismo tiempo la defensa del Estado de derecho". El Rey ahondó aún más en la situación, hasta el punto que el discurso se ha convertido en todo un mensaje con contenido institucional.
Pero lo que importa aquí es que esa apropiada alocución despertó todo tipo de aplausos, incluso una reacción improvisada de ambos que sorprendió a los presentes, dado lo solemne del momento.
El Rey, tras recibir el galardón, se inclinó para besar en la mejilla a la Reina, que correspondió el gesto ante todos los juristas y con toda naturalidad. El entusiasmo y los sentimientos sinceros fueron visibles incluso por encima del habitualmente estricto protocolo.
El orgullo y la emoción del matrimonio resultaron patentes ante las cámaras, aún más de lo habitual, durante ese intenso instante. Un gesto que, de paso, sirve para frenar todo intento de especular sobre el estado del matrimonio de Felipe y Letizia: una imagen vale más que mil palabras.