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Vida y amores de la apasionada Malú, antes de Albert Rivera

Alejandro Sanz presentó a Albert Rivera y Malú el día de su 50 cumpleaños.

Alejandro Sanz presentó a Albert Rivera y Malú el día de su 50 cumpleaños.
Malú | Archivo

Lleva Malú unas semanas "a la pata coja", consecuencia de una rotura de ligamentos en uno de sus tobillos, que la obligan a caminar con muletas. Tras uno de sus espectaculares recitales en Sevilla en diciembre último le sobrevino esa desgracia, obligándola a interrumpir su triunfal gira, "Oxigeno Tour". Sus miles de seguidores venían preguntándose qué era de ella, cuándo retornaría a los escenarios. Y, de pronto, se ha destapado el rumor de que ha vuelto a enamorarse. De un político emergente, líder de Ciudadanos, el barcelonés Albert Rivera, de treinta y nueve años, separado de su primera esposa, con la que estuvo unido trece años, y también de su última pareja, Beatriz Tajuelo, con quien compartió cuatro años, desolada tras esta ruptura fulminante.

No es Rivera nada frívolo, por eso, cuando le preguntan estos días si es cierto que lleva un tiempo, meses, saliendo con Malú, adelanta el paso al salir del Congreso, sin responder a los ávidos reporteros. El jefe de prensa del atractivo político catalán ha insistido en que, de estos asuntos privados, nada que comentar. Por su parte, Malú, que es además de una magnífica cantante, mujer simpática y afable, tampoco responde a esa interrogante. En realidad siempre ha puesto un cerco de silencio cuando la prensa se ha interesado por su vida privada. Pero si ninguno de los dos, aunque no digan nada, tampoco lo niegan y hay detalles contrastados sobre su reciente amistad y sus encuentros, algunos en casa de él, podemos suponernos que, al menos, simpatizan y se admiran (él lo dejó testimoniado en Twitter tras asistir a una actuación de la artista). ¿Noviazgo "habemus" y tal vez boda cuando hayan pasados estos próximos meses de mítines y elecciones? No adelantemos acontecimientos, por prudencia.

Dejemos a un lado la biografía del líder de Ciudadanos para refrescarles algunos datos y anécdotas relacionadas con Malú. Que se llama María Luisa Sánchez Benítez y el próximo 15 de marzo celebrará su treinta y siete cumpleaños. Ya estarán ese día alertados los paparazzi para ver si los pillan apagando las velas de una tarta. La artista madrileña pertenece a una familia andaluza de gran raigambre flamenca: sus padres –que están hace tiempo separados– se dedicaban al cante y baile cuando se enamoraron. El progenitor, Pepe de Lucía, un excelente cantaor, compositor y productor discográfico, del que siempre he dicho no se le ha hecho la justicia que debiera. En cuando a la madre, Pepi Benítez, una rubia bellísima que bailaba en el tablao de Las Brujas, ya desaparecido, que reunía a las más guapas flamencas del género, se independizó formando parte del cuarteto rumbero Arena Caliente, que cosechó en los años 70 algún número 1 en las listas de éxitos. Así les salió la niña, María Luisa, y un chico, José, que ahora acompaña a su hermana como guitarrista. De casta le viene al galgo, porque su tío, Paco de Lucía, ha sido el más grande en esa especialidad y todos los lloramos ahora que se han cumplido cinco años de su inesperada muerte.

A María Luisa una tía suya, Reyes, la llamaba Malú, porque decía que el nombre de su sobrina era "mu largo". Y de la contracción del nombre compuesto ha terminado siendo Malú para los restos. No pensaba dedicarse al artisteo, pero cantaba en fiestas familiares, y en una de ellas acertó a escucharla un productor que la convenció para grabar un cassette, que en manos de su primera casa de discos lanzó a Malú como una promesa de la balada sentimental. Malú tenía sólo quince años y la apadrinó Alejandro Sanz. Ella no quiso apoyarse desde el principio en la fama de su tío Paco, en el apellido familiar de los Lucía, alusión a la madre, a la abuela de Malú, que se llamaba así y era de un pueblo portugués fronterizo a España. No le gustaban los libros e iba un poco a rastras, como se suele decir, al colegio. Sus padres le pagaron uno bilingüe, que a Malú le sirvió para ir chapurreando inglés. Como le han gustado siempre los animales –tiene en casa varios gatos y perros– alguna vez, de adolescente, pensó que podría ser veterinaria. Su irrupción repentina, siendo tan joven, en el mundo musical, descartó esa posibilidad.

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Porque se dice fue un bombazo su debut con "Aprendiz", disco del que se vendieron medio millón de copias (ahora con toda su discografía ha llegado a los dos millones y medio de ejemplares vendidos), cuyo tema central se lo cedió, muy gustoso, un gran amigo de su familia, Alejandro Sanz. Los padres de ambos eran entrañables. El clan de los Lucía y los progenitores de Alejandro solían reunirse en verano en Algeciras. De niña, Malú admiraba mucho a Alejandro. Diríase que sintió por él uno de esos amores románticos de adolescente. En realidad, Alejandro siempre la ha tratado como una hermana. Su relación ha continuado con el paso de los años.

Precisamente el último 18 de diciembre Alejandro Sanz cumplió cincuenta años y los festejó en su casa en presencia de varios invitados. Entre ellos, Malú. Y Albert Rivera. No se conocían, los presentó el anfitrión. Comenzaron a conversar y uno y otra se intercambiaron elogios... y los números de sus teléfonos móviles. Y a partir de ahí... ¿Qué ha sido hasta la fecha de la vida sentimental de Malú?. No gustándole el fútbol, aunque entre los suyos se cuenten "forofos" del Real Madrid, admiraba a Sergio Ramos, y no precisamente por sus virtudes como central. Pero Sergio, se acercara o no a él, ya estaba emparejado. Orientó su vista Malú hacia otro jugador merengue, el delantero que ya voló del Bernabéu, Gonzalo Higüaín. Su amistad fue de pocos meses, aunque ella estaba muy ilusionada a su lado. También entre sus relaciones íntimas hubo un tal Jorge, sin relevancia pública. Pero esa amistad no cuajó como tampoco duró apenas la que sostuvo con el saxofonista de la banda punk Vagos Permanentes, al que había conocido cuando ella fue coach en el programa televisivo La Voz. El idilio que sí fue más largo (alrededor de tres años, más o menos) fue el que sostuvo con Gonzalo Miró, que se difundió ampliamente en las revistas del ramo, y al que ahora han mencionado cuantas publicaciones se han hecho eco del romance entre la cantante y el político.

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Malú y Gonzalo Miró | Gtres

Y todo porque si Malú ya estaba en 2015 en la cresta de la ola, el único hijo que tuvo de soltera Pilar Miró ya era un asiduo personaje de ¡Hola! y semanarios afines, dada su amplia biografía amorosa. A Malú no pareció importarle ese pasado seductor de su entonces novio. Y éste, habituado a sus constantes cambios de pareja, acabó dejando a la cantante. Y eso que al principio la seguía a muchas de sus galas. Debió cansarse de esperarla muchas noches en los camerinos... Malú se ha definido como mujer muy apasionada, dentro y fuera de los escenarios. No será la primera, ni la última vez, que un político de primera fila se enamora de una estrella del mundo del espectáculo. Véase el último caso del expresidente de México. Lo de la cantante y el líder de Ciudadanos ha despertado el interés general. Incluso medios generalistas se han hecho eco en sus páginas de esos rumores, no digamos en todas las tertulias del mundo rosa. Son jóvenes, populares y ello, como es natural, atrae la atención. Y de paso, comentarios al respecto nos alivian de tanta paliza informativa sobre el secesionismo catalán, por no mentar otros asuntos de los que estamos, la mayoría, hasta el mismísimo gorro.

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