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"La Contrahecha": del baile al destape, liada con importante director

De Contrahecha, nada. La carrera en el cine del destape de Encarnación Peña resulta relevante.

Sólo ya con este mote, nuestra invitada de hoy en el habitual desfile de actrices españolas del pasado merece nuestra atención. Pues evidente debe resultarles a cuantos nos leen en este momento y no padezcan ninguna afección visual, que de contrahecha, nada de nada. Pero a quien se le ocurrió bautizarla así, con mucha guasa, hemos de concederle el mérito de jugar con la imaginación. A cualquier fémina que se dedica al mundo artítico se la promueve con toda clase de encomiásticos adjetivos, nunca resaltando una supuesta fealdad, mutilación o rasgos físicos anormales. En el presente caso, evidente resultaba que Encarnación Peña Gómez no tenía imperfección alguna... a primera o a segunda vista. "La Contrahecha" no era tal y físicamente estaba sin duda bien dotada.

De Sevilla, donde nació en 1946. Además de guapa, simpatiquísima. Comenzó a bailar aprendiendo en la academia de Enrique el Cojo, que ya tenía que soportar éste las puyas de quien le decía que cómo podía ser un maestro de la danza española con esa deficiencia en una de sus extremidades inferiores. Pero Enrique el Cojo era en la Sevilla de la poostguerra y durante un par de décadas siguientes el mejor referente del baile con su demostrado conocimiento. Sentado en una silla de anea o erguido cuando daba una clase práctica. Tuvo como alumna a la Duquesa Cayetana de Alba.

Y "La Contrahecha" fue también buena discípula. Y ya en los Madriles no tuvo problemas para ser contratada en algunos de los "tablaos" más importantes. A su baile le fue dando no sólo el arte clásico, la técnica flamenca, sino que le insufló poco a poco un aire sensual que con su figura, alta, cimbreante como una palmera, resultaba estéticamente irreprochable. Se enamoró de ella un importante director y productor cinematográfico, Pedro Masó. Cualquiera que supiera de él sabía, de entrada, que era un hombre vitalista, arrollador, que sin ser un galán precisamente, de baja estatura, supo en su vida camelarse a más de una belleza. Y "La Contrahecha" debutó en el cine gracias a él en los primeros años 70. Dos películas fueron suficientes para darla a conocer en las pantallas españolas: Las Ibéricas F.C. y Las colocadas. En el primero de esos títulos, Masó supo cuidar a su pupila dándole un tratamiento de protagonista detrás de Teresa Gimpera, que era una veterana, pero delante de Tina Sáinz. Y era una comedieta sobre un "once" femenino que entonces parecía ponerse de moda, no como en la actualidad con una liga ya consolidada. En esa década dieron en organizarse partidos futboleros entre dos equipos uno comandado por Lola Flores, el de "Las Folclóricas" y otro, el de "Las Finolis". En el primero militaba "La Contrahecha" con otras colegas del baile y el canto. En cuanto a sus oponentes, pertenecían al gremio de las actrices, modelos y presentadoras televisivas. El acontecimiento, que se repitió en varias capitales españolas, tenía por objeto, según lo anunciaban, obtener una recaudación con destinos benéficos. Nadie cobraba… salvo "La Faraona", lo que ocultó mientras pudo. Enterada una de las "jugadoras", la cantante Luciana Wolf, puso el grito en el cielo.

Aquellas futbolistas de pega en Las Ibéricas F.C. terminaban casándose de blanco, todas, las once al completo, el mismo día, en la misma ceremonia. Su continuación fue Las colocadas, título que se refería a las "queridas" de antaño, a las amantes, bien situadas en un piso que paga el "señor de Bilbao" de turno. Ni qué decir que "La Contrahecha" , bien asesorada por su amigo Masó, lució su palmito en las dos cintas y al tiempo no se olvidó de introducir algunos de sus bailes.

Ya no apareció más en el cine aunque sí actuó de vez en cuando en programas de televisión, como 300 millones. Masó dejó de compartir su íntima amistad con la bailaora y encontró en la puertorriqueña Iliana Ross (La Coquito) su nueva y última conquista, con la que se casó y tuvo varios hijos. En cuanto a "La Contrahecha", además de continuar bailando y cantando en sus espectáculos grabó algunas canciones aflamencadas como "Corazón contento", "Adoro" y "Tu nombre me sabe a yerba", entre otras. Pero había otra faceta que es la que relaciona más a esta atractiva mujer con el destape: fueron sus reportajes en varias revistas. La recordada Juana Biarnés fue quien primero la captó con sus cámaras en pelota picada. "No se me verá el "chichi", ¿verdad?, le advirtió "La Contrahecha". Y Juana "se hizo la sorda".

Apareció "La Contrahecha" varias veces en la portada y las páginas de Interviú. Por ejemplo, en el número 96, del año 1978. Con el busto al aire en unas imágenes y en otras, levantadas las faldas de su vestido, mostrando su pubis mientras por el movimiento de sus brazos y pies parecía marcarse los pasos de una zambra. De esa guisa más o menos parecida siguió posando para otras publicaciones. Hasta que se hartó y no quiso aceptar un contrato millonario para rodar unas películas eróticas.

De efímera popularidad, "La Contrahecha" fue desapareciendo del ambiente artístico en la década de los 80, cuando se decidió a abrir una academia de baile. Y ya no supimos más de su vida.

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