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Los 20 años que Carmen Machi lleva manteniendo a raya su intimidad

Carmen Machi lleva 20 años con Vicente, su pareja, con la que no quiere casarse ni ser madre.

Carmen Machi lleva 20 años con Vicente, su pareja, con la que no quiere casarse ni ser madre.
Carmen Machi | Cordon Press

Es Carmen Machi una soberbia actriz que se ganó a pulso una indiscutible popularidad por dos series de televisión, primero 7 vidas y después su digamos secuela, Aída, la protagonista de una historia que llegó a interesar a más de seis millones de telespectadores. Diez años duraron ambas en total. Y no continúa aún porque ella no quiso, abrumada por aquel inesperado éxito y a punto de caer seriamente enferma, de lo que nos ocuparemos luego. La actualidad sobre Carmen Machi se sitúa en Criminal, el drama policial que la productora Netflix ha realizado con un experimento que podría parecer un antiguo chiste de franceses, alemanes, ingleses y españoles. En realidad una trama de doce capítulos divididos de tres en tres según la nacionalidad de sus intérpretes. Carmen Machi hizo de mujer fatal, sospechosa junto a otros dos personajes de haber cometido un crimen, enclaustrados en una sala donde son interrogados por la inspectora que incorporaba espléndidamente Emma Suárez.

Carmen pasó algunos apuros en el rodaje, pues tenía que aparecer junto a una perra dálmata, y resulta que la estupenda actriz es alérgica a los canes. El talento de Carmen Machi la ha llevado a triunfar como actriz cómica, cuando ella en realidad siempre ha apetecido más representar tragedias y dramas desde que con diecisiete años se subiera a un escenario de Getafe como componente de una compañía de aficionados para dar vida a "la novia" de Bodas de sangre. Procedente de una familia de raíces artísticas, en las que se cuentan pintores, escritores y músicos, debe su apellido a un bisabuelo genovés que se instaló en Madrid, inmerso en negocios, uno de ellos relacionado con los toros. A Carmen le contó uno de sus ancestros que el tal señor Machi apareció cierto día asesinado en la habitación que ocupaba en un hotel, donde la policía halló cierta maleta llena de muchísimo dinero. Leído esto parece el germen de un relato mafioso, dándose además la circunstancia de que este bisabuelo de Carmen tenía al parecer ciertas conexiones sicilianas. Por cierto, según la pronunciación de su apellido, en Italia suena como "maqui", aunque no entre nosotros, que utilizamos la "che".

En la biografía profesional de Carmen Machi, nacida en Madrid en enero de 1963, criada en Getafe y Fuenlabrada para residir un tiempo después en Tarrasa, se cuentan brillantes actuaciones teatrales. Por ejemplo, la de ¿Quién teme a Virginia Woolf?, drama de Edward Albee en el que representó el personaje de Martha, una especie de lady Macbeth, el mismo que en cine protagonizó Elizabeth Taylor, quien siempre fue su más admirada actriz desde que Carmen era muy jovencita. Genio, mucho carácter tiene esta madrileña de rompe y rasga, menuda de estatura, aunque lo esconde si va por la calle y en el mercado la asaltan otras señoras para felicitarla. Y entonces Carmen Machi exhibe esa sonrisa que la convierte de inmediato en una dama entrañable, anti diva por naturaleza, que podría ser esa cariñosa vecina con la que nos cruzamos por las escaleras de nuestra casa o en el ascensor. Mas en su interior, alberga unos sentimientos que guarda para sí. Sobre lo antedicho nos queda la duda de si entre esos millones de telespectadores que se entusiasmaban siguiendo las peripecias de una camarera y luego señora de la limpieza, Aída García, a la que le sucedían no pocos desmanes y miserias, con tres hijos, maltratada por su marido, del que pudo separarse, para pasar la vida entre no pocas privaciones e incidentes, no habría quienes pudieran considerarla el rigor de las desdichas. Caló aquel personaje magníficamente llevado en la serie por Carmen Machi. Y a poco acaba con ella.

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Carmen Machi en la serie Criminal | Netflix

Por un lado estaba el duro trabajo diario de acudir a grabar cada episodio; y luego, en una misma jornada, debía asumir otros contratos en el cine o más frecuentemente el teatro. En una palabra: llegaba a casa a la medianoche absolutamente rendida. La segunda parte que le causaría muy preocupantes problemas tuvo que ver con la popularidad adquirida a través de Aída. A la puerta de su casa en el castizo barrio de Malasaña, centro de la progresía en los tan sobados años 80 de la movida madrileña, también frecuentado por traficantes y delincuentes callejeros, siempre tenía guardia de "paparazzi" empeñados en fotografiarla con su amor. Y si por fin los esquivaba, enseguida era solicitada para firmar autógrafos, recibir besos y abrazos y escuchar infinidad de piropos. Así, no llegaba en punto a ninguna parte. Lo que le produjo ataques de fobia para salir al exterior desde su vivienda y sufrir constantemente pesadillas. Tuvo que interrumpir su compromiso televisivo y los guionistas hacerse cargo de la situación, encerrando a la insustituible Aída en una cárcel acusada de asesinato. La productora le pidió unas temporadas más tarde, en 2011, que reapareciera en la serie, lo que cumplió sin que le hiciera la más mínima ilusión. Y sí, claro, ganó mucho dinero, notoriedad excesiva aparte, que invirtió en ciertos negocios a través de una sociedad que inscribió con el nombre de "Mamá Floriana". Llegada la hora de una inspección de Hacienda, la actriz tuvo que hacer frente a una detenida revisión de su patrimonio y detalles minuciosos de sus cuentas, que le causó otro tipo de dolores de cabeza distintos a los del acoso de sus "fans". Pero, pelillos a la mar: Carmen Machi ha seguido siendo reclamada por directores y productores.

Pedro Almodóvar contó con ella en Los abrazos rotos. Y varias agencias de publicidad trataron de contratarla. Lo consiguieron las que llevaban las cuentas de "Activia" y "Gaes". Una señal de que su rostro, su nombre, vende, ayuda a promover esos productos. Luego entonces, tras recibir buena cantidad de euros, suponemos reconocería que la popularidad, molesta en exceso, compensa en la cuenta bancaria de los afortunados como ella que la disfrutan. Respecto a sus últimos trabajos, están los que ha realizado en las series Déjate llevar, con Leticia Dolera de directora, y 30 monedas, donde la dirigió Alex de la Iglesia. En proyecto, una serie compartiendo protagonismo con el divertido y estupendo actor malagueño Pepón Nieto, quien ya la acompañó en verano en el reparto de una comedia cinematohgráfica. Lo que no concede Carmen Machi son entrevistas "así porque sí": únicamente por motivos estrictamente relacionados con su profesión. Si es para que el reportero hurgue en su intimidad, o para que ella se vea obligada a contar por enésima vez sus experiencias en Aída, se cierra en banda. De ahí que cierta prensa no la considere precisamente candidata al premio Naranja, lo que a ella le importa un pepino, si nos ponemos a establecer comparaciones gastronómicas.

Lo único que sabemos sobre la vida sentimental de Carmen Machi es que ha tenido varios novietes a lo largo de sus cincuenta y seis tacos de almanaque. Alguno incluso muy conocido, pero cuya identidad ella nunca quiso desvelar: era un "punky" muy celebrado entre los suyos. La época en la que Carmen Machi vivía la noche madrileña a tope. Luego, se fue serenando un poco hasta conocer a quien es todavía su actual pareja: se llama Vicente y es todo lo que sabemos de quien forma parte de la vida de la actriz y con la que se va de vacaciones todos los años a una playa gaditana. Hay fotografías por ahí donde se le ve con gafas, como la noche de 2015 cuando Carmen logró un premio Goya y ella desde el escenario le dedicó un cariñoso saludo. Acerca de sus propósitos sentimentales insiste, cuando algún entrevistador se pone pesado, que "casarme me da miedo, lo mismo que tener un hijo". Así es que, colegas, no se os ocurra incurrir en todo eso que a la extraordinaria actriz que es Carmen Machi "le pone de los nervios".

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