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Las dos veces que María Barranco pidió ayuda a Cristina Almeida

María Barranco pidió ayuda a la abogada Cristina Almeida.

María Barranco pidió ayuda a la abogada Cristina Almeida.
María Barranco e Imanol Uribe | Gtres

La carrera artística de María Barranco está llena de títulos del mejor cine español de finales de los años 80 y 90, que luego fue declinando al tiempo que vivió crisis personales que desembocaron en su divorcio matrimonial. Una actriz dotada de una singular vis cómica, que también podía demostrar en algunas ocasiones su talento dramático. Tal vez en la fusión de ambos géneros, la tragicomedia, es donde mejor podíamos situarla, acaso, pese a sus éxitos y no del todo aprovechada.

María de los Remedios Barranco García, malagueña, de cincuenta y ocho años, también ha tenido que desvestirse en bastantes ocasiones ante las cámaras, aunque con menos frivolidad que otras colegas, en el sentido de que esos desnudos los hizo en películas de más o menos calidad, pero muy alejadas de aquellas que en tiempos se clasificaban con una "S" o, peor, si era con "X", eróticas y pornográficas, respectivamente. No necesitaba la actriz malagueña destacar precisamente mostrando más de la cuenta. De alguna manera se estrenó luciendo sus escotes y piernas en la compañía de revistas de Juanito Navarro, en donde comenzó a trabajar a poco de asentarse en Madrid. De chica de conjunto pasó ya al cine, en 1986, su debut en Tu novia está loca. Ha llegado hasta la fecha a intervenir en treinta y cinco películas, algunas como protagonista, la última de ellas fechada en 2026, de corto recorrido, La noche de las dos lunas. Las veces que hubo de rodar en bolas fueron más de una decena, a saber entre otros títulos: Atún y chocolate, Stormy Weather, El seductor, El efecto mariposa (donde recordamos un plano suyo tumbada mostrando su espalda y trasero cual una Venus velazqueña), Las edades de Lulú, que suscitó no pocos comentarios libidinosos pero que a ella, por su interpretación, le dieron uno de los dos Goyas que tiene como "mejor actriz de reparto", y Siete mil días juntos, en una secuencia entre divertida y sensual, quitándose la ropa mientras sonaba el pasodoble "El beso" y su marido en la ficción, José Sacristán, grabando cada detalle con su cámara de vídeo, hasta caer ambos en la cama en pleno furor pasional.

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María Barranco, en 2019 | Gtres

Claro que para desnudarse ante las cámaras, según que guión, hay que tener cierto oficio, sentido estético, poder atractivo, de seducción, para así no pecar en la vulgaridad de tantas supuestas actrices que sólo han sabido actuar de esa manera y encima sin gracia- María Barranco la almacena por arrobas, como demostró en Mujeres al borde de un ataque de nervios, su entrada en el universo almodovariano, que le permitió ganar el otro Goya. El manchego volvió a tenerla a sus órdenes en ¡Átame!. Y su marido, el vasco Imanol Uribe, la dirigió en El rey pasmado, año 1991, Bwana, 1996, y la última vez en El viaje de Carol, 2003, un año antes de divorciarse.

Decíamos en la introducción que había vivido momentos críticos en su vida. Problemas sentimentales que la llevaron a pedir ayuda a la abogada Cristina Almeida, siempre presta a no defraudar. Y muy generosa, tras estudiar su caso, le propuso que viviera en su vivienda. Las dos. Con la sana intención de sacarla de aquel pozo en el que se encontraba la actriz. Quien en una ocasión posterior, también recurrió a Cristina, en esta ocasión porque María Barranco deseaba vender su piso, solventar algún problema económico que pudiera atosigarla, y mientras tanto, residir de prestado junto a la abogada laboralista. En el ambiente cinematográfico sorprendió un tanto que Imanol Uribe y María Barranco rompieran para siempre su convivencia.

Se habían casado en 1982, tuvieron una hija, Andrea, en 1993 y nada hacía presagiar su fracaso al decirse adiós en 2004. Desde entonces, también su carrera ya no fue tan constante como años atrás. Pudiera decirse que por falta de papeles adecuados, cuestión siempre de la edad femenina, pero con el talento más que sabido y expresado de María Barranco no se comprende cómo no le ofrecieron más contratos, dada su categoría. Ella salió adelante gracias a series de televisión, algunos cortometrajes donde no suele cobrarse, y en media docena de funciones teatrales. Y como así ha sucedido en temporadas recientes puede que su futuro inmediato se encuentre en los escenarios y en la pequeña pantalla, y menos en la grande, donde tan buenos ratos pasamos contemplándola.

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