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Penas y alegrías del dúo Pimpinela: a Lucía la violaron siendo adolescente

El dúo revolucionó la música con un estilo propio combinando letras dramatizadas en forma de diálogo teatral.

El dúo revolucionó la música con un estilo propio combinando letras dramatizadas en forma de diálogo teatral.
Penas y alegrías del dúo Pimpinela | Gtres

El dúo argentino Pimpinela se dio a conocer entre nosotros a partir de 1982, tras grabar Olvídame y pega la vuelta. Con esa canción introdujeron un estilo propio combinando letras dramatizadas en forma de diálogo teatral con una música pegadiza. Una fórmula que les produjo elevados beneficios, en dinero y en popularidad. En el fondo venía a ser un tópico asunto: la pareja que se echa en cara reproches continuos para al final reconciliarse, si el texto venía a cuento. La mayoría de su repertorio de Pimpinela ha girado con parecidos presupuestos musicales. Hace algún tiempo que no actúan en España, aunque semanas atrás comparecieron en un programa nocturno de fin de semana en Telecinco. Los dos hermanos Galán componentes de esta formación han ganado peso físico, amén del artístico y se muestran muy optimistas tras su último reconocimiento internacional: los han premiado con un Grammy latino "a la excelencia", a sus cuatro décadas en los escenarios. Claro que detrás de tantos momentos alegres compartidos con sus millones de admiradores no han podido olvidar otros teñidos de dolor y desgracia, sobre todo padecidos por Lucía, a la que el amor le ha pasado factura.

Tanto Lucía como Joaquín Galán actuaban desde muy jovencitos, pero cada por su lado, en diferentes conjuntos. De padres originarios de Asturias y León, aquella nació en Buenos Aires, adonde éstos emigraron en busca de fortuna, el año 1961, en tanto el varón vino al mundo seis años antes. Joaquín interpretaba versiones de Los Beatles y los Bee-Gees con el grupo Remolinos, y Lucía se integró en los coros de una cantante folk llamada Manuela Bravo. Fue la madre de ambos quien los reconvino para que unieran sus voces, modo por el que hace treinta y ocho años dieron su primer concierto en el río de la Plata. Con un nombre poético: Pimpinela. Lo tomaron del de una flor del Caribe que simboliza la protección y el éxito.

Luís Aguilé los ayudó en los comienzos. Y ellos mismos se labraron ese repertorio de diálogos musicados que hizo fortuna. Las historias de despecho y acusaciones mutuas, "poniéndose a parir" como se diría coloquialmente, engancharon en seguida con un público que, al principio, los creía novios, amantes o matrimonio. Resultaría chusco al descubrirse que eran hermanos y cantaban amores y desamores con el ceño fruncido, y eso que en la vida real son joviales. Los conocí personalmente, eligiendo un lugar romántico apropiado para que me contaran sus vidas, en plena Casa de Campo madrileña.

Joaquín Roberto Galán está casado con una artista plástica, Viviana Berco, hija de Alberto Berco, actor a quien traté en los tiempos en que trabajaba de galán en la compañía de Celia Gámez, teatro Martín, de Madrid y vivía amores con una rubia oxigenada"vedette" inglesa. Luego él se casó con Mayra Gómez Kemp, sufrió crisis depresivas y tuvo que ser la admirada presentadora de "Un, dos, tres..." y componente del trío Acuario quien "sacara las castañas" en el hogar. Se llevan muy bien con Joaquín y Viviana, que han pasado por episodios de ruptura hasta reconciliarse. Son padres de un niño, Francisco, de diecinueve años.

Por su parte María Graciela Galán Cuervo, que adoptó el nombre de Lucía para su carrera artística, ha tenido diversos romances, el más sorprendente con Diego Armando Maradona, en 1986 quien por cierto se unió en 1999 a Pimpinela circunstancialmente para grabar una canción con fines benéficos, "Querida amiga", en español e italiano. La experiencia más traumática para ella fue siendo aún casi adolescente con un tipo que la violó, causándole un daño psicológico después de que perdiera con él la virginidad: "Persona abusadora, maltratador, perverso, siniestro. Un auténtico psicópata que me deparó tanto daño que me costó mucho tiempo sobreponerme". No ha querido nunca Lucía identificarlo públicamente pero si alguno de nuestros lectores posée el primer disco grabado por Pimpinela, "Las primeras golondrinas", tal vez consiga saber quién fue aquel ser despreciable. No tengo ese álbum, lo que me impide facilitarle el dato. Simplemente sé que fue el productor de aquella grabación. Para tratar de apartarlo de la vida de su hermana, Joaquín Galán se entrevistó con él y pudo convencerlo para que la olvidara y la dejara en paz.

De aquel tormentoso episodio sentimental, Lucía pasó a ennoviarse con Alberto Hazán, pero la pareja no funcionó y tras dos años de casados y tener una hija, Rocío Luna en enero de 1997, se divorciaron. No se conocen desde ese fracaso ninguna otra relación seria de la pareja femenina de Pimpinela, cuya salud sufrió un grave quebranto en 2006 al padecer una isquemia cerebral, que la obligó a llevar un tiempo uno de sus brazos en cabestrillo, no teniendo más remedio que actuar así en público. Fueron en total dos los accidentes cerebro-vaculares que hubo de superar..

Aparte de esos contratiempos y deslices de cada uno de ellos, los hermanos Galán pasaron por otro duro momento cuando falleció su padre a la edad de sesenta y cuatro años. Un hombre bueno, al decir de ambos, cariñoso, divertido pero que cayó en las redes del alcoholismo, que lo llevó a la tumba. De él heredaron Joaquín y Lucía su vocación musical, y de niños se pasaban cantando muchas horas al lado de su progenitor que, como tantos asturianos, no dejaba de interpretar tonadas que le recordaban nostálgicamente los prados, la sidra y las costumbres de su tierra.

Las canciones de Pimpinela reúnen títulos ya de por sí ilustrativos de sus argumentos: "Hay amores que matan", "Sólo un ganador", "Bastardo", "Son todos iguales", "La histérica", "Igual que perros"… Entre sonrisas cómplices comentan que llevan juntos treinta y ocho años peleándose en los escenarios y en sus grabaciones. Pero también en su vida diaria han tenido encontronazos y discusiones arrebatadas, al final con resultado pacífico porque, de disolverse el dúo, probablemente por separado, en calidad de solistas no recuperarían la notoriedad ganada hasta el momento. Son veinticuatro los álbumes registrados, treinta millones de copias vendidas y cerca de un centenar de discos de oro, platino y diamantes que guardan en las vitrinas de sus respectivos domicilios. Una parte de sus ganancias las han invertido en el Hogar Pimpinela para la Niñez, que acogen a huérfanos, niños desvalidos, por la pobreza y los malos tratos infligidos.

Para dar variedad a su repertorio decidieron en 2003 grabar versiones de éxitos italianos de Mina, Jimmy Fontana y Gabriella Ferri. Y hasta han incluído más recientemente ritmos de reguetón y otros variantes del pop. La popularidad que disfrutan en Argentina se entiende también por su faceta de actores de telenovelas, como "El duende azul" y de largometrajes, donde obviamente no podían abstenerse de cantar. Juntos asimismo en el escenario en 2010 cuando estrenaron "Pimpinela, la familia", cuyo libreto por supuesto estaba basado en su propia existencia. Lo que en letra impresa dejarían patente en 2017 con un libro autobiográfico editado por Planeta: "Hermanos: la verdadera historia". Lucía es de los dos la que más entusiasmo derrocha como actriz, incluso ella sin su hermano en series televisivas, teniendo pendiente el próximo 8 de enero su presentación en el teatro de la Ópera de Buenos Aires al frente del musical "¡Hello, Dolly!" Y ya con Joaquín, de nuevo Pimpinela se implicará, como ya hicieron el pasado año, en otra gira U.S.A. 2020, con la leyenda "Yo que soy", a partir del 15 de marzo, después de que el 20 de febrero tomen parte en el famoso festival de Viña del Mar.

Aunque hayan variado sus canciones, nunca dejarán de recurrir a sus temas del despecho. Como el que es imprescindible y no pueden ignorar de su repertorio. El que en su estribillo reza lo de "… olvida mi nombre, mi cara, mi casa… ¡y pega la vuelta!".

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