
Ana Soria se ha convertido, gracias a su noviazgo con Enrique Ponce, en una de las grandes protagonistas del verano, pero no deja de ser una gran desconocida para todos nosotros. Sabemos que es almeriense, que tiene 22 años y que estudia la Carrera de Derecho en Granada. Conocemos a su pandilla y también que es muy amiga de sus amigos, de los que no se separa ni para salir a cenar con su chico. Romántica y cariñosa, también ha desvelado su gusto por la moda además de por el torero valenciano.
Pero... ¿qué más podríamos contar de la joven almeriense? Ella misma se encarga de compartir, con todos nosotros, una faceta intrépida y aventura que hasta ahora desconocíamos. Y es que Ana es una una enamorada del mar e, instalada en su tierra natal para disfrutar de este inolvidable verano, aprovecha cualquier ocasión para navegar con su enamorado por el Mediterráneo.
Hasta ahora habíamos visto a Kike - como así le llama su joven novia - y Ana compartiendo arrumacos en la cubierta, charlando con los familiares de la almeriense, dándose un refrescante chapuzón con colchonetas de cocodrilo incluidas... pero desconocíamos su afición por los deportes extremos. Pese a que pueda parecer todo lo contrario, la rubia estudiante es una intrépida deportista que nos ha dejado boquiabiertos con su última publicación.

Y es que Ana es toda una experta en la práctica de esquí acuático, y orgullosa, no duda en presumir de ello en su cuenta de Instagram. A través de un vídeo subido a sus historias, hemos comprobado el manejo que la novia de Enrique Ponce tiene de este deporte tan extremo y complicado de controlar. Con un bañador rojo que resalta sus interminables piernas, la almeriense surca el Mediterráneo sobre unos esquíes que demuestra dominar a la perfección.