Merced a sus películas encarnando al agente 007, el actor irlandés Pierce Brosnan, el quinto de los que interpretaron al héroe inventado por el escritor Ian Fleming, consiguió hacerse popular en todo el mundo y obtener un importante patrimonio. Del que ahora quiere desprenderse en parte: su lujosa mansión de Malibú, en California, que ha puesto a la venta. Pide cien millones de dólares por ella, que fue construida inspirándose los arquitectos en las grandes casas que existen en Tailandia. Brosnan rodó algunos filmes en aquel país y se quedó maravillado del estilo de sus viviendas de madera. A él y a su mujer les ha supuesto cierta desazón desprenderse del hogar en el que han convivido felizmente casi un decenio. Mas prefieren un lugar más tranquilo, sin los inconvenientes y compromisos de Hollywood y sus alrededores de Los Ángeles. De ahí que se hayan trasladado con sus hijos Dylan y París a Hawai.
Pierce Brosnan lleva una carrera muy estable en el cine, al margen de sus películas de James Bond. Se considera un afortunado. No es un galán donjuanesco a pesar de la imagen seductora que exhibe en la pantalla. En un viaje que hizo a Madrid asistimos a una rueda de prensa en la que el intérprete británico mostró su elegancia, pareciéndonos un hombre sensato en su comportamiento ante la prensa, sin divismos fuera de lugar. Serio, sin sonrisas gratuitas. Siempre ha tratado en el presente de olvidar dos episodios dramáticos del pasado que estuvieron a punto de llevarlo a una penosa depresión.
Se había casado en 1980 con la actriz australiana Cassandra Harris, una "chica Bond" en la película Sólo para tus ojos, que protagonizó Roger Moore. Tuvieron un hijo, Sean. Ocurrió que el anterior esposo de Cassandra, Dermont Harris, falleció en 1986 y aquellos adoptaron a dos hijos de éste y Cassandra, Christopher y Charlotte. Todo transcurría sobre ruedas hasta que en 1991 un cáncer de ovarios acabó con la vida de Cassandra. Duro golpe para Pierce Brosnan, que se refugió en los rodajes y en la protección de sus hijos. Chris, le ocasionaría frecuentes problemas, al caer en el consumo de drogas, siendo arrestado una vez cuando conducía bajo los efectos de ellas. Nunca se recuperó y su padre adoptivo hace tiempo que arrojó la toalla, incapaz de llevarlo por la buena senda, sin saber ni siquiera su paradero en los últimos tiempos.
Aún le esperaba al buenazo de Brosnan otro capítulo dramático. Pero antes de que lo sufriera tuvo la suerte de conocer en 1994 a la periodista Keely Shaye Smith, presentadora de televisión norteamericana, con la que contrajo una segunda boda en 2011 en Irlanda, el país del novio. Keely salvó al actor de un estado depresivo. El 1 de julio de 2013 Pierce tuvo que soportar el fallecimiento de su hija adoptiva Charlotte, a causa de un cáncer de ovarios, como su desaparecida madre.
Desde entonces, Pierce Brosnan se ha dedicado más que nunca a mantener a flote su familia, que es el centro de su vida, cuando su cotización como actor no ha decaído.