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Los 65 años de Mel Gibson: fama y escándalos del católico más odiado

Mel Gibson cumple 65 tras haber superado un grave bache laboral causado por sus escándalos maritales.

Mel Gibson cumple 65 tras haber superado un grave bache laboral causado por sus escándalos maritales.
Mel Gibson. | Gtres

Mel Gibson ha estrenado 2021 cumpliendo sesenta y cinco años el domingo 3 de enero. Con una brillante carrera en el cine y una vida salpicada de ciertos escándalos impropios de su condición de católico irlandés y de personaje público: un divorcio, nueve hijos, dos amantes y ataques de la prensa, colectivos gays, semitas, detenido en dos ocasiones por estar ebrio y manifestarse como hombre colérico y violento. Nada de esos episodios polémicos han ensombrecido del todo su imagen de héroe de la pantalla y galán admirado por millones de mujeres.

Sexto hijo de una modesta familia de once hermanos, cuyo progenitor trabajaba como ferroviario, vino al mundo en un pueblecito cercano a Nueva York; tenía doce años cuando los suyos emigraron a Australia, mitad porque sus padres estaban algo a disgusto donde vivían y también para evitar que los mayores fueran reclutados para combatir en la guerra de Vietnam. Luego, Mel Gibson se convirtió en actor, cuando en realidad pensaba dedicarse al periodismo, por la jugarreta que le perpetró una de sus hermanas: lo matriculó en el Instituto Nacional de Arte Dramático de Sidney, él aceptó en principio lo que pareció una broma y terminó gustándole la profesión de actor.

En 1979 dio vida a un personaje conocido como Mad Max, que lo convirtió en icono de ese cine de aventuras, ciencia-ficción y elementos de efectos especiales. No sería el único en su carrera, cuando optó por ganas dólares a espuertas y olvidarse de otro tipo de interpretaciones, como las que realizó en Gallípoli, en 1981 y El año que vivimos peligrosamente, en 1982, incorporando a un enviado especial a la guerra de Indochina de 1965. La crítica alabó ambos papeles del actor, considerado como australiano, aunque en realidad tenga asimismo nacionalidad irlandesa y norteamericana. Fue a partir de 1984 cuando se incorporaría a la industria de Hollywood. Nunca le gustó vivir allí, como me confesó personalmente, pero acabó aceptando esa exigencia si quería mantener su condición de actor taquillero, uno de los mejor pagados en esa época, finales de los 80 y un par de décadas posteriores.

Si su entrada en el cine de los Estados Unidos se produjo en 1984, a raíz de participar en una nueva versión de Motín a bordo ("Rebelión a bordo" era el título primerizo de esa cinta), con mediocres resultados, Arma letal, de 1987, le supuso entrar en el olimpo de los actores más populares de entonces. El argumento se centraba en un ex-combatiente de Vietnam, que pierde a su esposa por asesinato y como policía no ceja de investigar el caso, aunque proceda de manera poco ortodoxa, hasta dar con el culpable.

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En Mad Max | Archivo

Ya consagrado como actor abordaría también, simultáneamente, la faceta de director a partir de 1995 con El hombre sin rostro. No ocurrió nada especial en ese trabajo pero sí en el siguiente, Braveheart, asimismo en su doble cometido, que la Academia de Artes de Hollywood premió con cinco Oscars. Era un alegato en pro de la libertad de los pueblos, personificado por William Wallace, un héroe en la Escocia del siglo XIII. Mel Gibson consiguió allí una de sus más brillantes películas, exhibidas en todo el mundo. Después, fue responsable de una controvertida aunque al tiempo taquillera cinta, La pasión de Cristo, que desató no pocas polémicas. No se olvide que Mel Gibson era un católico ferviente y se jugó esa reputación allí.

En adelante y hasta nuestros días, Mel vivió algunas temporadas lejos de los focos de la popularidad, ausente de los rodajes por culpa de una desordenada vida. Se había casado en 1981 con Robyn Moore, una enfermera anglicana, con quien tuvo siete hijos. El matrimonio dio siempre la impresión de ser muy feliz. Vivían en Sidney, en una granja donde el propio actor se ufanaba de criar vacas, como me contó cuando mano a mano tuve con él una larga conversación en un hotel madrileño. Nada parecía pensar que se separaran, como ocurrió. La notoriedad del actor, las consecuencias de una profesión en la que continuamente se percibe la presión de los productores, periodistas, acoso de admiradoras, u otras cuestiones afines, convirtieron a Mel Gibson en un tipo contrario al que yo conocí, serio, responsable, algo tímido incluso, piadoso, que adoraba a su familia. Se dio a la bebida, hizo declaraciones disparatadas propias de un antisemita contra las comunidades judías, la tomó también contra los "gays", cuando a mí me había dicho que aceptaba que él, como Richard Gere y otros galanes fueran admirados por los homosexuales, pegó a varias policías que lo detuvieron borracho, conduciendo en esa situación… Un desastre que puso en peligro su carrera. Y aún más, porque en 2009 se lió con una cantante y pianista rusa, Oksana Grigoneva, con la que se fue a vivir una larga temporada, dejando a su legítima esposa y a sus hijos.

En aquellos días, Mel Gibson quizás fue víctima del trastorno bipolar que le fue diagnosticado. Y en un ataque de violencia doméstica la emprendió con su amante rusa. Ésta lo denunció por haberle roto un par de dientes. Entre tanto su mujer inició los trámites de divorcio, culminados en 2011, que a Mel Gibson lo dejó sensiblemente despojado de buena parte de su patrimonio. Se recuperaría en lo que a sentimientos se refiere con otra amante, la modelo Rosalind Ross, treinta y cuatro años menor, que sigue siendo su compañera.

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Mel Gibson y Rosalind Ross | Cordon Press

La biografía cinematográfica del actor australiano es lo suficiente densa como para que su nombre no se haya borrado de la memoria de los cinéfilos de pro y de sus admiradores, sobre todo ellas, que lo han tenido como otro "sex symbol" de la pantalla. Él me confesó que no se consideraba tal y no le daba importancia al físico. Por cierto: lo creía más elevado de estatura cuando lo entrevisté en el madrileño hotel Villa Magna. Conversación que tuvo su pequeña anécdota: Mel tenía el tiempo justo para embarcarse en el aeropuerto de Barajas rumbo a Sidney, su lugar entonces de residencia, y se disculpó cuando siendo mediodía, pidió un almuerzo, al que dio buena cuenta mientras charlábamos. Además de residir en la mencionada capital de su país de adopción ha tenido otras lujosas mansiones en Connecticut, Malibú y San José de Costa Rica. A España volvió en el verano de 2019, recorriendo varias ciudades castellanas, culminando aquel periplo en Santiago de Compostela, su final de viaje, animado por conocer lo que respecta a la ruta del santo. La prensa gallega resaltó el buen apetito del actor, que se dio un banquetazo con las ricas viandas de la zona.

Se refieren siempre sobre los actores aquellos trabajos realizados, pero pocas veces los que no llegaron a ejercer. A Mel Gibson le ofrecieron sustituir a Sean Connery cuando dejó de ser "James Bond"; como tampoco quiso rodar Gladiator ni La lista de Schindler. Imagino que muchos más proyectos se quedaron en el limbo. Razones esgrimidas por un archimillonario como él, quien en su adolescencia pertenecía a una familia pobre. A principios del nefasto año que acabamos de dejar, Mel Gibson pretendía llevar a cabo la continuación de la serie Arma letal, en su quinta secuela. Empresa a la fuerza abandonada que en el instante en el que ponemos punto y final al artículo ignoramos si aún pretende reanudar.

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