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El largo historial amoroso del ligón Bertín Osborne

Bertín Osborne inicia el doloroso trámite de ruptura con Fabiola Martínez. Recordamos su abundante historial amoroso.

Bertín Osborne inicia el doloroso trámite de ruptura con Fabiola Martínez. Recordamos su abundante historial amoroso.
Bertín y una expareja, la americana Arianne Brown. | gtres

En un domingo dominado por negras noticias sobre el Covid-19 y las secuelas de las últimas nevadas nos sorprendió la triste noticia de la separación matrimonial de Bertín Osborne y Fabiola Martínez. Formaban una simpática y elegante pareja. El programa televisivo del cantante madrileño-jerezano nos permitió de vez en cuando conocer siquiera superficialmente a Fabiola, mujer de gran belleza y simpatía, supuestamente muy feliz junto a Bertín. Los dos hijos de la pareja, uno de ellos enfermo de por vida, mantenían aún más fuertes los lazos de unión del matrimonio. Las razones de su separación, anunciada este 17 de enero por el propio cantante, permanecen en el misterio: no ha sido culpa de una tercera persona. Catorce años llevaban casados.

Se conocieron en 2001 cuando en un "casting" de modelos para intervenir en un vídeo de rancheras de Bertín , él se quedó prendado de una de ellas, la venezolana Fabiola Martínez. Dieciocho años más joven que el cantante, hoy con sesenta y seis, había nacido en Maracaibo, y tras renunciar a los estudios de Medicina, optó por ser modelo, siendo elegida Miss Venezuela. Su belleza, la escultural figura, le abrieron en principio las puertas para un futuro artístico. Confiada en ello viajó a España y consiguió un trabajo en una agencia que le permitió intervenir en algunos vídeos musicales, cuyos intérpretes fueron Julio Iglesias, Alejandro Sanz… y Bertín Osborne. La vida de Fabiola Martínez cambió cuando éste se enamoró de ella en 2001, aunque no se casaron hasta 2006 en la capilla de la Hacienda San José, de la finca que Bertín había adquirido en las afueras de Sevilla.

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Bertín y Fabiola | Elio Valderrama

Hasta entonces Norberto (Bertín) Osborne había desarrollado una vida aventurera, aun perteneciendo a una dinastía aristocrática dedicada a la elaboración y venta de vinos y licores; ciertamente a una rama familiar menos pudiente que otras. Él fue un miembro algo rebelde que se enfrentó a su padre, ganándose la vida por su cuenta, de modo que trabajó con una empresa rival, la de José María Ruíz-Mateos. Hasta pasó alguna temporada en los Estados Unidos, de donde regresó chamullando un más que potable inglés. Amigo de francachelas, le gustaba cantar acompañándose a la guitarra. De su experiencia americana se trajo su afición al country, la canción vaquera. Un tío suyo, director de una revista del corazón, lo ayudó con algunos reportajes y así, con esa pinta de guaperas de cerca de dos metros de estatura, consiguió que lo contrataran en la casa de discos Hispavox, donde el galán logró un par de éxitos, "Amor Mediterráneo" y "Buenas noches, señora.

Bertín Osborne fue un destacado intérprete de melodías románticas en un panorama dominado por el grandilocuente Raphael ni al almibarado y medio tímido Julio Iglesias de sus primeros tiempos. Pese a la dura competencia, Bertín Osborne nadie le regatea sus éxitos en Italia y en México y otros países hispanos, ni su capacidad desarrollar otras facetas, como las de presentador de concursos y espacios de variedades y entrevistas (muy logradas éstas, en general) y actor cómico en vodeviles junto a Arévalo. En la actualidad semanalmente mantiene un popular programa en Canal Sur. El aire desenfadado que domina su estilo ha convertido a Bertín Osborne en un personaje mediático, que establece una comunicación inmediata con su audiencia.

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Un joven Bertín Osborne | Gtres

En la esfera personal, Bertín no ha claudicado jamás en su permanente inclinación al ligue, la conquista rápida de aquella hembra que despierta en él un interés especial. Es algo innato en los seductores, que no puede dominar ese deseo de llevar a la cama a la mujer que atrae sus sentidos al dos por tres, sabiéndose guapo, atractivo e incapaz de ceder a sus inclinaciones. Por ese método de atacar de inmediato ante su oponente femenina, Bertín ha conseguido ganarse la confianza de hermosas mujeres, a saber: Ana Obregón, Mar Flores, Paloma Lago, la tenista argentina Gabriela Sabatini, Ariana Brown, Brigitte Nielsen (giganta esposa de Sylvester Stallone), Sofía de Habsburgo… Puedo presumir de que le puse en bandeja a la atractiva chica Bond, la nicaragüense Bárbara Carrera. La cosa fue así: me comisionaron para entrevistarla en la visita que hizo hace años a Madrid con el objetivo de promover una película suya. Y el director de la revista en la que yo trabajaba, Semana, me sugirió que el reportaje con Bárbara estaria mejor con algún guapo del cine o la canción. Así fue cómo de acuerdo con Bertín Osborne nos fuimos a almorzar con aquella belleza. Él la invitó a un picadero. Y no sólo montaron a caballo, me consta…

En París cenamos juntos en un restaurante frecuentado por gente guapa, cuyo relaciones públicas nos franqueó la entrada muy complaciente: era Daniel Biassini, el viudo de Rommy Schneider. Bertín estaba con un rubia teutona y cuando un servidor y otros dos comensales no habíamos concluido la cena, él prefirió largarse con su ocasional conquista. Sandra, su mujer, no tardaría mucho en divorciarse de él, tras tener tres hermosas hijas. Lamentablemente ella enfermó y se fue temprano de este mundo.

Bertín Osborne, pese a sus líos sentimentales, fue muy leal con sus amigos; buena gente, que dicen en el Sur. Y su boda con Fabiola Martínez, que siempre nos daba la impresión de ser mujer sensata, paciente, que nunca competía en nada con él, lo quería y lo admiraba, pareció que significaba "el reposo del guerrero", el final de una larga etapa de amoríos de un tipo seductor como siempre fue Bertín. Nos enternecimos cuando les nació su hijo Kike en 2017, que vino al mundo prematuramente, víctima de una lesión cerebral irreversible. Una bacteria le había provocado una infección generalizada. Fue intervenido quirúrgicamente en varias ocasiones. Bertín y Fabiola lucharon indeciblemente para que Kike, al que diagnosticaron pocos años de vida, siguiera adelante. Lograron ese milagro. En tanto la pareja luchaba por la supervivencia del niño, tuvieron después otro hijo en 2018, Carlos. En sus domicilios madrileños o en Sevilla, la atención de ellos siempre era para Kike, que ha llegado a mantenerse dentro de su situación en unas condiciones aceptables de vida. Bertín movió Roma con Santiago, creando una Fundación para promocionar la ayuda necesaria a esos enfermos como su hijo primogénito. Fabiola ejercitaba el papel de secretaria general de la entidad, volcada en la atención de Kike pero interesada en cuantos casos semejantes conocía de otros desesperados padres.

Y de golpe y porrazo, nada más arrancar este también complicado 2021, nos llega la noticia de la separación de Bertín y Fabiola. ¿Qué podemos decir? Una pena que se rompa una pareja que nos parecía modelo de felicidad.

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