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La coincidencia de María Luisa Merlo y Ana Escribano, que estuvieron casadas con Carlos Larrañaga

María Luisa Merlo y Ana Escribano se llevan estupendamente e intercambian recuerdos de Carlos Larrañaga.

María Luisa Merlo y Ana Escribano se llevan estupendamente e intercambian recuerdos de Carlos Larrañaga.
Carlos Larrañaga y Ana Escribano. | Gtres

Dos actrices que estuvieron casadas con el mismo hombre, Carlos Larrañaga, se han hecho muy amigas y han reestrenado juntas una función teatral, Mentiras inteligentes. Se llevan estupendamente e intercambian recuerdos del que fue marido de ambas. María Luisa tuvo con él tres hijos y Ana una hija.

María Luisa Merlo cumplirá ochenta años el próximo septiembre. Posee un rostro algo aniñado que le confiere un aire juvenil, pese a su avanzada edad. Valenciana de nacimiento, es hija de aquel gran actor llamado Ismael Merlo. Para ella el teatro continúa siendo su pasión artísrtica aun cuando de adolescente soñaba ser bailarina y, a tal efecto, así entró en el mundo de la farándula, estrenando la comedia musical Te espero en Eslava y actuando en una compañía de ballet por media Europa. Finalmente se decantó por su faceta de actriz, con la que se desenvolvería siempre muy bien en el escenario, pero menos en el cine, donde no consiguió papeles de relieve. Ahora, en su mente bulle la idea de proseguir su carrera en los escenario hasta que el cuerpo aguante.

De amores ya no quiere saber nada. Siempre tuvo relaciones sentimentales con varios colegas suyos, el primero de ellos Pedro Osinaga. Luego entró en su vida Carlos Larrañaga, con quien se casó por la Iglesia en 1959 para separarse en 1975 y obtener en divorcio ocho años más tarde. Fue sin duda el gran amor de su vida. Hubo un tiempo en el que se prendó por el almeriense José Rubio, pero este galán era gay y aquello entre ambos fue simplemente una relación platónica. Con Adolfo Marsillach la mantuvo con entera pasión entre ambos. También María Luísa quiso a Emilio Gutiérrez Caba, pero no pasaron a mayores. Mucho más tarde vivió en México una etapa de enamoramiento mutuo con Juan Luís Galiardo. Nunca pudimos comprender aquel segundo matrimonio de la actriz con un actor británico, Michael Kenton, que era homosexual. Se casaron civilmente en Londres el año 1992 para separarse en 1997. Una etapa de su vida en la que , viviendo en Inglaterra se sintió atraída por cierto movimiento religioso, convirtiéndose en practicante de una especie de secta, alejada del catolicismo. Ella confiesa que esas lecturas y rezos le aportaron serenidad de espíritu según sus confesiones en una mujer más equilibrada y tranquila, sobre todo en cuestiones amorosas. Ahora vive sola, sin complicarse la existencia con nadie y gozando de sus cuatro nietos y dos bisnietos.

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María Luisa Merlo y Carlos Larrañaga | Archivo

Si María Luisa Merlo declara que aún recuerda a menudo a su "ex", fallecido en 2012, algo parecido le ocurre a la actriz Ana Escribano, con quien ya queda dicho que comparte cartelera teatral y muchas confidencias en sus respectivos camerinos. Ana tiene en la actualidad cuarenta y ocho años. Conoció a Carlos Larrañaga presentados por el productor teatral Enrique Cornejo, que los unió para representar una comedia, El hombre de Central Park. Ella lo admiraba: porque era guapo, y era un veterano de la escena. Simpatizaron en seguida. Y con las artes seductoras de Carlos, pronto la tuvo en sus brazos, fuera del escenario. Se casaron en octubre de 2006 y tuvieron una hija, Paula, hoy con catorce años. Ese cuarto matrimonio del actor lo afrontó con el ánimo de cortar sus habituales correrías detrás de cualquier falda que llamara su atención. Emocionándose cuando, a la edad de sesenta y nueve años, fue de nuevo papá. Formó con Ana Escribano una feliz pareja, aún llevándole él bastantes años de diferencia. Carlos se consideraba a sí mismo un incorregible conquistador incapaz de poner freno a sus habituales "ligues". Y en 2010 rompió con Ana. Dos años después, en agosto de 2012, Larrañaga moría de complicaciones cardíacas en una clínica de Benalmádena.

Todavía joven, Ana Escribano rehizo su vida profesional, dirigiendo una Residencia de ancianos. De vez en cuando volvía al teatro, como ha ocurrido ahora. Se unió sentimentalmente al diseñador gráfico Pedro Gómez, con quien fue madre de una niña, la tercera pues, aparte de la que tuvo con Carlos Larrañaga, antes de cohabitar con éste había dado a luz otro bebé, fruto de una anterior relación.

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