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Antonio Orozco encuentra un gran amor tras la trágica muerte de sus dos anteriores mujeres

Antonio Orozco goza de reconocimiento y éxito, pero su vida sentimental ha sufrido dos dolorosas pérdidas.

Antonio Orozco goza de reconocimiento y éxito, pero su vida sentimental ha sufrido dos dolorosas pérdidas.
Antonio Orozco. | Gtres

Goza Antonio Orozco de un reconocimiento como cantautor, dotado de una preciosa voz y gran inspiración a la hora de componer muy bellas canciones, llenas de la sensibilidad que preside su carácter. Triunfa ahora como artista, pero la vida le ha zurrado duramente, y aunque no suele hablar de su intimidad, por pudor, le confesaba recientemente a María Casado cuando lo entrevistaba para su programa en la 1, Las tres puertas, lo que ha sido su pasado sentimental. "He tenido una vida perra". No hay como repasar la tragedia que lo dejó muy tocado sentimentalmente, ante la fatalidad de las muertes de las dos mujeres que amó. Ahora, sin olvidarlas, ha recobrado la felicidad unido a una mujer cuya identidad mantiene en secreto y con la que a finales del último diciembre tuvo una niña, a la que llaman Antonella.

Antonio nació en tierras catalanas en el modesto hogar de unos andaluces emigrantes. Se acostumbró a escuchar en sus voces coplas que les recordaban el lugar de procedencia. Pero cuando en verdad sintió las raíces flamencas Antonio fue en un viaje a Sevilla, siendo adolescente. Allí consiguió una vieja guitarra tras escuchar en el popular barrio de Triana sevillanas y otros cantes autóctonos. Y al regresar a Barcelona abrazado a aquel instrumento no hizo otra cosa que aprender a pulsar sus notas y a ir acostumbrándose a los quejíos de populares piezas andaluzas.

No obstante, aquella repentina afición no lo llevó en su temprana juventud a pensar que podía ser artista. Hábil con las nuevas tecnologías, comenzaría a ganarse el sustento tras aprender lo básico de la informática. Y en fines de semana, en fiestas familiares o de amigos, alegraba las reuniones con sus cantiñeos. Los llevó asimismo a bares y salas donde los paisanos de los progenitores de Antonio se solazaban con cantes de abajo Despeñaperros. Hasta que dio el salto y se hizo profesional, toda vez que él mismo se acompañaba tocando el piano. Hoy, queda dicho, Antonio Orozco es un referente de un nuevo estilo de canción melódica, romántica, conceptuada como balada, a veces con guiños sureños sin llegar a un profundo flamenco, como él mismo reconoce.

Dispone Antonio de un estudio de grabación en Sitges, "El Cortijo Land", por donde han desfilado Pablo López, La Mala Rodríguez y más recientemente José Mercé. Este genial gitano de luenga cabellera blanca y permanente sonrisa le pidió a Orozco que le escribiera algunas canciones. Y él aceptó, muy honrado. Vivió una temporada en casa de José, conoció a sus hijas, y nietos, proponiéndose componer unas piezas que tuvieran contenido biográfico de Mercé. Hasta evocar la dolorosa muerte de un hijo del cantaor, Curro, que murió hace veinte años, con sólo catorce, consecuencia de una dolencia cardíaca congénita. Con ese material que entregó al jerezano, ha aparecido estos días el disco "Oripando", que en caló significa amanecer. Lleno de belleza musical. Antonio Orozco bebe de la propia vida para contar sus historias, con lecturas poéticas y filosóficas. Las interpreta él mismo. Como ahora se las ha servido en bandeja a José Mercé.

Las vivencias de Antonio Orozco tienen tintes oscuros, negrura, dolor. Se enamoró de Susana Prat. En aquella época la pareja vivía del negocio de una tienda de muebles y artículos para el hogar. Les iba bien aquella convivencia, pero se resquebrajó. Y cada uno se buscó la vida a su modo y manera. En cuestión amorosa, él volvió a conquistar otra mujer, Ana Parrilla. Nuevas ilusiones en aquel corazón repentinamente roto tras romper con Susana. Pero el destino le proporcionó un inesperado zarpazo: Ana murió de un cáncer linfático en 2011.

Enlutado, con su encogido corazón, reanudó su relación con su ex, Susana Prat. Lamentaron haberse separado. Y en 2012 tuvieron un hijo, Jan. Todo transcurría feliz para ambos. Cinco años más tarde, la Parca visitó otra vez el hogar de Antonio Orozco. Un cáncer de cuello de útero se llevó por delante a Susana. Jan quedó bajo la tutela paterna. En él volcó el cantante todo su cariño y dedicación, al punto que hoy, Jan es un músico con gran futuro. Y sólo cuenta trece años, y deslumbra a su padre tocando la batería, la guitarra y el piano. Le ha salido un inmejorable alumno.

Algún otro superficial amor se le apareció a Antonio. Esther, uno de ellos. Sin mucho recorrido. Hasta que de nuevo volvió a latir su corazón con fuerza al lado de otra mujer. No sabemos, de momento, quién es, cómo se llama, a qué se dedica, si es que tiene alguna ocupación fuera del hogar. El artista únicamente ha hecho público que les nació una hija, Antonella, que ha cumplido cerca de tres meses. La vida para él sigue, con ese esperanzador amanecer, el "Oripando" de Mercé.

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