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Blanca Portillo, feliz viviendo sola y sin echar de menos el amor

Blanca Portillo, discretísima con su vida privada, siente vergüenza de contar su vida personal.

Blanca Portillo, discretísima con su vida privada, siente vergüenza de contar su vida personal.
Blanca Portillo | Cordon Press

Inmensa Blanca Portillo en Maixabel, no en vano y con toda justicia recibió el último premio Goya "a la mejor actriz" hace pocas semanas en una gala celebrada en Valencia. Estaba sentada en una fila delante del Presidente del Gobierno, junto a la persona que interpretaba en la película, Maixabel Lasa, viuda de Juan María Jáuregui, al que ETA asesinó. En esta historia real se cuenta cómo esa mujer llegó a entrevistarse con dos de los tres asesinos de su marido, para saber por qué lo mataron, qué escondían en sus tortuosas mentes. Blanca Portillo supo dar vida a esa valiente vasca, dura y tierna a la vez, capaz de perdonar a esas hienas que le han marcado la vida para siempre.

Blanca Portillo asegura que ha sido el mejor personaje que ha interpretado en su vida. Y eso que su currículo artístico apabulla, en el cine, teatro y televisión. Nacida en el barrio madrileño de Chamberí hace cincuenta y ocho años, no pensaba ser actriz. Hubo algún momento en que quiso ser periodista. Estudiaba en una Escuela de Azafatas de Congresos cuando se enamoró de uno de sus profesores, quien la alentó para entrar en un grupo de teatro. Allí es donde Blanca encontró su vocación escénica, lo que la llevó a ingresar en la Escuela de Arte Dramático. A partir de 1984 inició su ya larga andadura en las tablas, con importantes montajes, debutando en el cine en 1995 e inmediatamente en televisión.

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En la gala de los Goya | Archivo

De la gran pantalla hay que recordar su papel en Volver, donde Pedro Almodóvar la designó ser Agustina, en aquel plantel de excelentes protagonistas encabezadas en el reparto por Penélope Cruz en estado de gracia. Blanca Portillo obtendría el galardón a la mejor actriz "ex aequo" en el Festival de Cannes de 2006. Otro gran premio fue el de la Concha de Plata por su interpretación en Siete mesas de billar francés, en el Festival de San Sebastián del año siguiente.

Acumula la actriz chamberilera más premios, como el Nacional de Teatro de 2012 y la Medalla al Mérito en las Bellas Artes, que recogió en 2014. Desde luego, para sus admiradores de toda España había sido la serie televisiva 7 vidas, que se emitió entre 1997 y 2006, la que la catapultó a la popularidad, interpretando a aquella peluquera enamoradiza y algo locuela, Carlota Pérez. Para Blanca Portillo no hay personajes grandes o chicos, dramáticos o de comedia. Sale airosa en cualquier cometido. Meticulosa a la hora de estudiarse la psicología de cada mujer que encarna. Por ejemplo, para dar verosimilitud a la que le encomendaron en la película Secuestro, donde tuvo que adiestrar a un niño sordo de once años, no tuvo inconveniente en aprender lo esencial del lenguaje de los signos. No digamos para ser Maixabel. Leyó cuanto encontró a mano sobre el atentado mortal sufrido por el que fuera Gobernador Civil de Guipúzcoa entre 1994 y 1996, el marido de aquella. Para ya conocerla, sostener entrevistas con la propia protagonista de esta historia. Maixabel le contó su dramática vida a la actriz y Blanca captó cuantos detalles pudo de ella para trasladarlos a su interpretación cinematográfica. Donde Luís Tosar incorporaría a uno de los tres componentes del comando que asesinó a Juan María Jáuregui. Quiso Blanca no encontrarse con el actor gallego hasta el mismo día del rodaje de ambos, de la escena dramática en la que Maixabell quiere que el terrorista Ibon Etxezarreta le cuente los motivos de su crimen. ¿Por qué no quiso ver antes a Tosar, con el visto bueno de la espléndida directora del filme, Icíar Bollaín? Precisamente para que su secuencia con él tuviera más emotividad. Y lo consiguió. Luís estaba genial. Blanca lo considera así, uno de los grandes del cine español.

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En una visita a esRadio | D.Alonso

Después de los Goya, Blanca Portillo, que es directora teatral y tiene su propia productora, está de gira con un monólogo escrito por Juan Mayorga. El mismo texto que a éste le sirvió para su discurso de entrada en la Real Academia Española de la Lengua. Innecesario desde luego este último término, de ahí que su anagrama sea el de RAE. Para convertirse "en Juan Mayorga", Blanca Portillo aparece en el escenario vestida de etiqueta, como es preceptivo en ese evento para los académicos, el pelo engominado, grave el gesto. Al finalizar la representación, Blanca Portillo es objeto de una larga ovación, tras su esfuerzo, de hora y pico con su monólogo, su discurso.

Pero, ¿qué se sabe de su vida privada? Muy poco. Blanca es discretísima y dice que también vergonzosa, que no se atreve a contar en público sus intimidades, y que por eso ha desestimado las veces que desde la dirección de El horniguero la han solicitado para acudir a ese programa. Al margen de su dedicación profesional, de las muchas lecturas que realiza, uno de sus ocios lo constituye es ir al fútbol cuando puede, o seguir al menos a su equipo, el Atlético de Madrid. Con buen humor, dice sobre sí que es "la rojiblanca Portillo", jugando nunca mejor dicho con los colores de su club y su propio apelativo.

¿Y de amores, qué? De amores, "na", que diría el castizo. Habrá tenido, quizás, alguna pareja. Pero no lo desvela. Vive sola. Lo razona, explicando que no le gusta la convivencia, que prefiere habitar un piso para ella recordando que con siete hermanos, en casa tropezaban por los pasillos todas las mañanas a la hora de ir al cuarto de baño. Esa soledad querida le permite sentirse más independiente y no echa de menos ningún amor.

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