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Barbra Streisand cumple 80 años tras una apasionante lista de amantes

El 24 de abril Barbra Steisand cumple 80 años.

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El 24 de abril Barbra Steisand cumple 80 años.
Barbra Streisand | Cordon Press

Alcanza Barbra Streisand este 24 de abril la edad octogenaria. Nacida en Nueva York, acumula una ingente cantidad de premios que avalan una intensa biografía artística en el teatro, el cine y la música, en calidad de intérprete, compositora, productora y directora. Acaso sea su cualidad de inmensa cantante la que más destaque. Su vida íntima, en cambio, está llena de altibajos sentimentales con hombres que la amaron más por su fama. Sólo tres de ellos, Elliott Gould, Jon Peters y Richard Baskin fueron a los que más quiso y con quiénes fue más feliz, aun con episodios también divergentes. Comencemos recordándolos, aunque luego abordaremos asimismo la larga lista de amantes, muchos de ellos nombres relevantes de la pantalla, como Robert Redford, Warren Beatty, Omar Sharif, Steve McQueen… Y hasta se especuló con que Carlos de Inglaterra quiso tener un "tête-à-tête" con ella, de igual modo que fue muy sonado su romance con el primer ministro australiano Pierre Trudeau.

Por encima de todo Barbra Streisand fue una joven ambiciosa y tenaz que de ser animadora de cabarés alcanzó la notoriedad que buscaba, no desde luego sin importantes tropiezos. Enamoradiza en su primera juventud confesaría haber perdido la virginidad a los dieciséis años con Roy Scott, que de querer ser sacerdote se convirtió en actor, muy guapo, del que se encandiló Barbra. Cuando se acabó el temprano idilio, se buscó otro novio, también actor, hijo de una acaudalada familia, Barry Dennen, muy culto, que fue una especie de Pigmalion para ella, aleccionándola en materias que la joven ignoraba. Le afectó mucho separarse de él, pero no le gustaba que Barry frecuentara a menudo varios clubs gays. No obstante le dedicó uno de sus primeros éxitos, la melodía "Cry Me a River". Barbra sumó otro romance con un cómico del montón, Tom Smothers. Probablemente en esa época el hombre más importante que se acercó a ella fue el mismísimo Elvis Presley, del que se cuenta que un día entró en el camerino de Barbra, arrodillándose ante ella en actitud de rendirse a sus cualidades musicales. Ella quedó obnubilada, salieron algunos días para luego separarse ambos de lo que fue, sin duda, sólo un brevísimo capítulo en sus vidas tan apretadas de pasiones.

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El periodista Manuel Román y Barbra Streisand | Archivo

En 1963 quien ocupó el corazón de la actriz-cantante fue Elliott Gould, un actor de elevada estatura con quien coincidió en el reparto de una representación teatral. Se ilusionaron mucho los dos con su relación, pero él acabó lleno de celos artísticos, pues estaba claro que ella acaparaba la atención de la prensa y él era considerado casi un secundario; sin serlo, pero lejos de la categoría que Barbra atesoraba. Al punto de que aviesos cronistas lo llamaban "señor Streisand" y él "se subía por las paredes". No era tonto y pensó que, de tener un hijo, su papel familiar se acrecentaría. Mas la Streisand comenzaba a ser una estrella internacional y rechazaba la idea de ser madre. Cuando Barbra marchó a Londres para actuar en una serie de galas fue acompañada por su marido. Elliot aprovechó una noche en la que los efluvios del champán les hizo efecto para intentar con todas la pasión dejarla embarazada. Y lo consiguió. Tuvieron un niño, el único de Barbra, llamado Jason. Aparecería como hijo suyo también en la trama de la película El príncipe de las mareas. A pesar de su maternidad, Barbra no era feliz con Elliot y le puso los cuernos. Él la amenazó varias veces, hasta que cortaron definitivamente, divorciándose en 1971. A este actor, dotado tanto de genio impulsivo como de celebrada comicidad, lo entrevisté en un hotel madrileño, curiosamente la víspera de un viaje mío a París donde tenía concertada otra entrevista con Barbra Streisand. Al decírselo me pidió que le diera recuerdos suyos y hasta bromeó con que quizás se reconciliaran. Habían transcurrido quince años y eso para ella resultaba una quimera de Elliott, que separado de la diva pasó temporadas a merced del alcohol y los barbitúricos. Su mayor éxito cinematográfico lo consiguió en la celebrada película M.A.S.H.

El segundo gran amor de Barbra fue su peluquero Jon Peters, un tipo moreno, atractivo, vanidoso, dueño de varios salones de belleza que acabó siendo productor de cine. Tenía tres años menos que ella. Se conocieron cuando la estrella le encargó una peluca. La complació, acudiendo a su casa conduciendo un "Ferrari". A propósito, Barbra lo tuvo esperándola casi una hora. Cuando apareció ante sus desorbitados ojos, Jon, en vez de recriminarle su impuntualidad y descortesía, la piropeó así: "¡Tienes un culo espléndido!", lo que ella tomó como un cortés cumplido, respondiéndole que eso la hacía sentirse mujer. No era Peters ningún afeminado Fígaro: la conquistó y permaneció a su lado entre 1973 y 1982.

Llegamos al tercero gran amor de Barbra: Richard Baskin, que medía más de dos metros, era atractivo, tipo atlético que desarrollaba con éxito su profesión de director musical de peliculas (una de ellas Nashville) y tocó la guitarra en Fiebre del sábado noche. Pudieron haberse casado, pero… La Streisand estaba entregada en cuerpo y alma a sus conciertos, sus películas, sus representaciones teatrales, y no quiso complicarse más su vida como le había pasado con Elliott Gould. Así es que aquel primer encuentro en unas Navidades de 1983, cuando se prendaron uno de la otra, acabó en 1987, eso sí, quedando como buenos amigos, como antes le había pasado con Jon Peters. De Gould, ella no quería saber nada salvo algunos contactos telefónicos relacionados con el hijo de la pareja.

Pasamos acto seguido a ocuparnos de los amantes que tuvo Barbra Streisand. Posiblemente el primero de ellos fuera Sidney Chaplin, hijo de "Charlot", con quien representó en teatro Funny Girl. Tenía ese galán treinta y ocho años y se creía un genio como su padre, lo que por supuesto era un rasgo de la vanidad que lo sostenía, pues sin ser un mediocre tampoco llegó a demostrar la categoría de la que se pavoneaba. Pero como era muy guapo supo camelar a Barbra, que a la sazón aún estaba casada con Elliott Gould. Todo funcionó más o menos bien hasta que Sidney se creyó imprescindible para ella, y como advirtió que iba perdiendo terreno comenzó a atacarla en el escenario, burlándose incluso de cuando cantaba People y la llamaba "Narizotas". Celoso de la celebridad de su amada. Y ésta le dio puerta, pues además se encontraba deprimida porque Funny Girl no había funcionado ni en taquilla ni para la crítica. Luego sí que sería un triunfo en la versión cinematográfica.

Omar Sharif, fue su pareja en Funny Girl cuando la rodaron en 1967. En principio, los productores y la propia Barbra muy involucrada en la versión para la pantalla de una obra que, como queda dicho ya había representado en escena, barajaron varios galanes: Tony Curtis, Sean Connery y Gregory Peck, entre otros. Hasta incluso Frank Sinatra, al que tras meditarlo mucho le arrancaron un sí, pero con la condición de que le garantizaban que las canciones las elegiría él (lo que rompía la naturaleza del guión) y unos emolumentos por las nubes entonces, setecientos cincuenta mil dólares. Desestimaron esa oferta para elegir a un actor más modesto, el egipcio de ascendencia libanesa Omar Sharif. Era fotogénico, actor discreto que, además, podía cantar sin estridencias de manera aceptable. Había sido un magnífico protagonista de la taquillera Doctor Zhivago. Casado con la actriz egipcia Faten Hamena, con quien tuvo un hijo, estaban separados y ella lo acusaba de machista. Pronto intimó con la Streisand durante el rodaje de Funny Girl, aunque Omar se quejaba de que Barbra llegaba tarde, siempre muy impuntual, a los rodajes. La incitó a jugar al bridge y así poco a poco, quien era un consumado as del póker, logró que le hiciera esperar menos tiempo. Se veían en la "suite" que el actor tenía en el hotel Beverly Wilshire, con cenas iluminadas por románticas velas y abundancia de ostras y caviar, manjares bien regados por "Dom Perignon". Luego, fogosos, terminaban en la cama. Aún legalmente Barbra Streisand era la esposa de Elliot Gould, cornudo que se enteró de ese idilio y amenazó a su mujer con darlo a conocer. Pero aquellas veladas continuarían también en casa de ella hasta que Sharif comprendió que no iba a medirse con pistolas con el marido de su amante, cuales duelistas del siglo XIX.

En el año 1971, después de haber filmado tres años atrás Hello, Dolly! con Walther Matthau, una divertida comedia con buena banda sonora, la siguiente pareja de Barbra fue un galán de rostro aniñado que había sido boxeador sin que su cara sufriera en el ring. Era Ryan O´Neal y venía de haber logrado un éxito popular con la ñoña Love Story. Protagonizaron la comedia, ¿Qué me pasa, doctor?, que consiguió pese a todos los pronósticos una buena taquilla: setenta millones de dólares. Nadie creía en ese resultado. Ryan se enrolló en seguida con Barbra, a la que había conocido en una fiesta en Hollywood y la cameló. Él tenía ya experiencia sobrada con las mujeres, pese a su aire algo ingenuo. Se había casado primero con Joanna Moore, quien contaba que era un superdotado en la cama. Aún no se había divorciado de la actriz Leigh Taylor Young cuando se arrimó a Barbra. Esquivaban a los reporteros. El tipo era un empedernido mujeriego; Barbra descubrió que se entendía con varias "conejitas" de la revista Playboy y lo mandó a hacer gárgaras con tachuelas, eso sí, finamente. Al dejarlo tuvo una breve relación con Steve McQueen.

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Streisand y Ryan O'Neal en ¿Qué me pasa, doctor? | Cordon Press

Más o menos sigo un orden cronológico respecto a los amantes de Barbra. Como lo fue Warren Beatty que durante finales de los 60, 70 y 80 pasaba por ser en Hollywood el más seductor entre los galanes cinematográficos. Barbra Streisand cayó en sus redes amatorias sin problemas. Fue ella quien lo requirió para ver si lo convencía a rodar juntos Tal como éramos. Él le fue dando largas mientras la besuqueaba llevándola hasta la cama. Tenía un currículo sentimental como para competir con Casanova de haber coincidido. Pues amó a Joan Collins, Natalie Wood, Leslie Caron, Vanessa Redgrave, Britt Ekland (ex de Peter Sellers), la opulenta Mamie Van Doren, Julie Christie… Warren llamaba "gatita" a Barbra, lo que originaría el título de la cinta y canción ¿Qué hay de nuevo, Pussycat?. Y después de muchas noches retozando en el apartamento que Warren tenía en el ya antes citado "Beverly Wilshire" (en el que me hospedé unos días invitado por "El Puma", hotel de una clientela del cine y la música) la Streisand percibió que no iba a cambiar de opinión a Beatty para ser su compañero en Tal como éramos. Acabó contratando a Robert Redford. Y ya no quiso ver más a Warren, que en seguida la suplantó con otras amantes.

Robert Redford siempre fue el ídolo de millones de mujeres en todo el mundo. Barbra lo hubiera deseado para una representación de Romeo y Julieta. No pudo ser, mas lo convencería mucho tiempo después para rodar en 1973 Tal como éramos. Estaban adorables en esa nueva comedia de la Streisand. Y hasta tuvieron que rodar en la cama una secuencia erótica, ella desnuda de cintura para arriba, y otra con sujetador y sólo una braguita. Robert, entre las sábanas, llevaba dos suspensorios, para evitar pueden suponerse qué… Pero se le traslucían para la cámara, y hubo de despojarse de ellos. Muy púdico pidió perdón a su oponente. Barbra se excitó mientras él procuraba dominar su erección. Aquello supondría algo más que una escena que los actores profesionales afrontan como pueden. Sólo que los citados continuaron en la intimidad algún tiempo repitiéndola. Sin que un director les dijeran lo habitual en los rodajes, "¡corten!"

Kriss Kristofferson era un cantante de música "country" y baladas pop-rock, barbado, de apariencia ruda, que en 1976 se emparejó con Barbra en la película "Ha nacido una estrella". Ambos compitieron con sus excelentes voces. No es que le gustara mucho a ella, físicamente, fuera del rodaje, pues era bebedor, tenía pronunciada barriga y distaba mucho de ser un guapo de cine. Pero acabaron en el catre algunas noches. También sucesivamente en temporadas siguientes lo hizo con John Voigh, Peter Weller, Liam Neeson, Richard Gere, el ex-marido de Tina Sinatra, (el millonario Richard Cohen), Peter Jennings y el play-boy Dodi Fayed, aquel que encontraría la muerte con Diana de Gales en París.

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Barbra en concierto | Archivo

Quedan en este repaso sentimental de Barbra Streisand otro par de amantes. Uno lo fue Don Johnson, el ex de Melanie Griffith, popular tras la serie Miami Vice, que había dejado a Patti D´Arbanville para estar con Barbra, grabando juntos la cancion Till I loved you. Y se amaron una temporada. Otra la pasó la estrella con el atractivo y seductor primer ministro canadiense Pierre Trudeau. Estuvieron en un tris de casarse y ella soñó entonces con ser la consorte de un politico de tal envergadura. Pero se echaron para atrás y él acabó matrimoniando con su antigua novia Margaret Sinclair.

Las aventuras amorosas de Barbra Streisand acabarían a partir de 1998 cuando se casó con James Brolin. El actor, de ochenta y un años en la actualidad, natural de Los Ángeles, ya estuvo casado con la actriz Janes Cameron Agge, padres de dos hijos. Se divorciaron tras dieciocho años de vida en común. Ella falleció en accidente de coche en 1995. Luego contrajo James segundas nupcias con otra actriz, Jan Smithers en 1985, tuvieron una niña y un varón. Un amigo de James le presentó a Barbra Streisand, y se casaron el 1 de julio de 1998. Viven felices en Malibú, California. Desde 2012 ella no ha vuelto a rodar ninguna película. Ha seguido su carrera musical, entre discos y actuaciones, cada vez más distanciadas. Su historial artístico no ha podido ser más brillante, espectacular. Tras conocer tantos amores, ahora, a su edad, le ha tocado adormecer sus pasiones.

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