"Esta soy yo, Tamara Falcó Preysler el día de mi 40 cumpleaños. Si algo puedo decir es que hasta ahora no han dejado de pasarme cosas". Así comienza Tamara Falcó: la marquesa el nuevo documental de Netflix protagonizado por la hija de Isabel Preysler en el que recoge el testigo de Georgina Rodríguez y su serie Soy Georgina, en una nueva producción audiovisual que repasará la ajetreada vida de su protagonista.
El primer capítulo arranca con la fastuosa fiesta que la marquesa de Griñón ofreció por su cuarenta cumpleaños en noviembre del año pasado. Una celebración a la que acudieron rostros muy conocidos de las páginas del papel couché y donde se puede ver la unión tan fuerte que tiene con su familia, en faltaron no han faltado a la fiesta: "He tenido mucha suerte con mi familia", dice orgullosa la protagonista al hablar sobre su familia.
Tamara reconoce que su vida se ha contado "a través de la revista Hola", algo que a pesar de haber marcado su vida, no le ha afectado en absoluto: "Soy la hija de una de las mujeres más elegantes de España y de Carlos Falcó un reconocido viticutultor, marques de Griñón y frande de España", presume orgullosa al hablar sobre sus padres. "Sí, ahora soy marquesa", dice divertida sobre título que heredó de su padre, del que era su ‘ojito derecho’.
Se define como "influencer", empresaria y dueña de su propia marca de ropa y colaboradora de "uno de los programas de televisión de más éxito de este país, El hormiguero". Y continúa hablado sobre su fe, algo que ha definido su vida durante los últimos años: "En vez de querer salir por la noche a tomar copas me apetecía quedar me en casa rezando el rosario, llegué a plantearme ser religiosa".
El punto de partida del documental es cuanto menos sorprendente: quiere abrir su propio restaurante. Y es que de su victoria en Masterchef Celebrity, Tamara encontró su verdadera vocación, la cocina. Después de ganar el concurso continuó con su preparación en una prestigiosa escuela de cocina, motivo por el que decidió dedicarse a ello y abrir un restaurante en El Rincón, la finca que heredó tras la muerte de su padre.
Con ayuda de Iñigo Onieva, la gran revelación del documental, que se muestra muy suelto frente a las cámaras, Tamara creará a lo largo de los seis capítulos que componen el documental, un menú "en tiempo récord" con el que arrancar el restaurante. "Por si fuera poco, tengo que convencer a mi madre de que puedo hacerlo", bromea la marquesa.
Para dar forma a esa idea, también contará con la colaboración del diseñador Juan Avellaneda, del que se hizo inseparable durante su paso por el citado reality culinario de TVE. "Quiero hacerlo bien y es muy complicado porque no deja de ser una casa inmensa y necesita una reforma brutal". El Rincón, situado en Aldea del Fresno (Madrid), se trata de una impresionante palacio del siglo XIX en la que pasó mucho tiempo con su padre, motivo por el que se emociona cada vez que la visita: "Mi padre era la razón por la que yo iba al campo y ese era mi momento de paz. Esto es algo que no voy a compartir con él y me da pena".
La cara más divertida de Isabel Preysler
El segundo capítulo de la serie comienza con una divertida y surrealista conversación entre Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa en la que hablan sobre la grandiosidad de Nueva York, ciudad que según su madre, "Tamara lleva mucho sin visitar". Precisamente sobre su regreso gira este nuevo capítulo en que su protagonista pone rumbo a la ciudad de los rascacielos. "He visto una película para ambientarme sobre Nueva York, bastante interesante", dice Tamara a Mario Vargas Llosa, que se muestra feliz del viaje. "Vamos al desfile de Carolina Herrera y luego de compras con mami", añade sobre los planes de la familia. "Mario se queda leyendo, ha venido con mami y conmigo alguna vez, pero no le gusta mucho. Al principio no sabía quién era Jimmy Choo".
"Mi madre hay cosas que considera que son un horror y ya todo es estridente, no te favorece... no lo entiende", dice sobre las diferencias con su madre en sus gustos sobre moda mientras pasean agarradas por las calles de Nueva York mostrándose de lo más cómplices.
En una de las reuniones de madre e hija, Tamara confiesa su idea de abrir un restaurante: "Sé que no tienes mucha fe en el restaurante, pero va a acabar sucediendo", advierte a su progenitora. "Es que no lo entiendo", bromea una irreconocible Isabel Preysler que se muestra más divertida y cercana de lo que estamos acostumbrados. "Eso de los restaurantes efímeros no lo termino de ver", añade sin entender el concepto del restaurante que plantea su hija. La idea de Tamara es "crear una cocina móvil, para moverla por distintas zonas del palacio" y así aprovechar cada uno de sus espacios.
Especialmente divertida es la visita que realizan a una tienda de muebles de cocina en Nueva York, donde Isabel Preysler pone caras en cada una de las ideas de Tamara: "Mami tengo cuarenta años ¿vale? (…) No me haces nada de caso", dice divertida mientras su madre le echa la bronca por tocar las cosas de la tienda: "Soy Condon Bleu, llevo un año desmontando cocinas", añade ella.
En su visita al atelier de Carolina Herrera, Tamara llega dispuesta a mirar vestidos de novia para su futura boda con Iñigo Onieva, una idea que no parece gustar mucho a su madre: "No me asustes. No seas boba. Todavía estás en la edad del pavo", dice Isabel al escuchar a su hija. "El que se va a asustar es Iñigo cuando vea esto . Estoy en plan psicópata viendo vestidos de novia antes de... (…) Cuando le diga a Iñigo que he estado viendo trajes de novia lo que espero es que no malinterprete la reacción de mi madre. No es por él es por el concepto. Mi madre lo que no quiere es perderme ella cree que voy a volver a su casa. No es que no me quiera ver feliz, pero quiere que esté con ella", aclara Tamara.
En el regreso a Madrid Tamara se reencuentra con Onieva junto al que repasa los mejores momentos de su viaje y el comentado momento de su madre con los trajes de novia. "Me imagino casada con él, ya no pierdes el tiempo con alguien que no veas un futuro", dice mientras Iñigo la esquiva y prefiere no hablar de boda. De momento...