José Luís Rodríguez el Puma, creador de muy conocidas canciones ("Voy a perder la cabeza por tu amor", "Dueño de nada", "Pavo Real", "Culpable soy yo", "Torero", (a dúo con Julio Iglesias) estuvo muy cerca de la muerte cuando en 2017 se sometió a una delicadísima operación de doble trasplante de pulmón, de la que milagrosamente salió con vida. Tardó en reaparecer en los escenarios. Y el próximo 1 de septiembre tiene una cita importante en el Festival Starlite, en Marbella, donde actuará mano a mano con Bertín Osborne.
José Luís Rodríguez es natural de Caracas, donde nació hace setenta y nueve años, hijo de padre emigrante canario y madre venezolana. Iba para técnico electricista pero sus grandes condiciones vocales y su afición musical lo convirtieron en componente de varios grupos musicales de finales de los años 50 y primeros 60, el más importante de ellos denominado Billo´s Caracas Boys, del que fue aclamado vocalista. En 1965 ya era solista muy solicitado no sólo en su país, sino en otros países hispanoamericanos, donde su popularidad fue aumentando gracias a su protagonismo en muchas telenovelas, los llamados aquí culebrones. Uno de ellos, "Una muchacha llamada Milagros", con guión de la celebrada autora Delia Fiallo, le supuso su consagración en ese medio. Su personaje el Puma, que despertó entre sus admiradoras una explosión de júbilo, determinó que, en adelante, fuera así conocido tanto en su condición de actor, también en el cine, como de intérprete de boleros y baladas románticas. Su popularidad surcó el Atlántico y en España fue asimismo reconocido; un intérprete de elevada potencia cuando ello lo requería, con dulce y atractiva voz en otras circunstancias canoras.
La verdad es que las mujeres, tanto en Venezuela como en otros países de habla española, lo adoraban, lo perseguían. Pero él, de muy profundas raíces cristianas, aunque viviera ciertas aventuras las apartó de su vida al casarse con la actriz y también cantante Lila Morillo, en 1966. Veinte años duró aquella unión. Y diez años después del divorcio, el Puma volvió a casarse de nuevo con la atractiva Carolina Pérez. El cantante, padre de tres niñas, siempre fue un hombre hogareño, muy familiar.
Ganó mucho dinero, disfrutó del éxito durante más de cinco décadas, ídolo indiscutible en Hispanoamérica, hasta que una grave dolencia lo puso contra las cuerdas, a las puertas de marcharse al otro mundo. Sintió una época que le costaba vestirse, caminar sin dificultad, y sobre todo dominar su garganta: su voz procedía de ultratumba, comentó. Los médicos le diagnosticaron una fibrosis pulmonar idiopática, que no tiene cura alguna. Se sometió a vida o muerte, en el Hospital Jackson Memorial de Miami a una doble intervención de trasplante de sus dos pulmones. Entró en el quirófano con pocas opciones de salir bien. Pero el milagro, como él dijo al salir de aquella dura experiencia, sucedió. "Morí tres veces", expresó. Su fe lo había salvado, insistía siempre en las entrevistas. Quería volver a los escenarios, ya no con la botella de oxígeno a un lado. Flaco, algo envejecido, el Puma iba poco a poco saliendo de aquel túnel al que el destino lo había llevado.
Pudo reaparecer en 2019, aún con toda clase de cuidados médicos. En ese año entró en un estudio de grabación, donde registró un disco con título significativo: "Agradecido". A Dios, a Carolina, su mujer, siempre pendiente de su salud, a sus seguidores, a la prensa… Un día lo llamó desde Madrid su colega Bertín Osborne. El Puma lo recibió en su vivienda. Y allí grabaron uno de los programas de Mi casa es la tuya. Se estableció entre ambos cantantes una buena amistad, que ha desembocado en una gira de los dos. En principio, con esa actuación en Marbella aunque en el momento en que redactamos estas líneas la programación de sus galas podría ampliarse. "Yo regresaré", había decidido llamar a su vuelta a los escenarios el Puma. Y lo ha logrado.