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Lita Trujillo, desconsolada al morir su hijo mayor, con quien no se hablaba

Ramsés Leónidas Trujillo Milán era ejecutivo de empresas de estaciones de servicio y gasolineras.

Ramsés Leónidas Trujillo Milán era ejecutivo de empresas de estaciones de servicio y gasolineras.
Lita Trujillo | Gtres

A los sesenta años ha muerto el primogénito de Lita Trujillo, Ramsés Leónidas, nieto del que fuera dictador de la República Dominicana. Se da la circunstancia de que su ahora desconsolada madre hacía años que no se hablaba con él, como tampoco con su otro hijo, Ricky. En esta hora del fallecimiento hizo las paces con este último, abrazados ante el cadáver de Ramsés. La noticia apenas se ha conocido, aunque quien fuera actriz de Hollywood insertó este pasado miércoles una esquela mortuoria en la que podía leerse: "Amor es el sentimiento más revolucionario que hay. Para ti mi bello hijo" Y, más abajo: "Ha partido mi corazón. Tu mamá, Lita".

Ramsés Leónidas Trujillo Milán era ejecutivo de empresas de estaciones de servicio y gasolineras. También de otras agropecuarias. Muy deportista, estaba especializado en el juego del polo. Con su hermano Ricardo (Ricky) dos años menor, nacido en 1963, formó una pareja muy conocida entre la alta sociedad madrileña, asistiendo a frecuentes fiestas en tiempos pasados. Atractivos, simpáticos, no les faltaban amistades femeninas, aunque de sus vidas privadas nada sabemos. Los saludé alguna vez y en cierta ocasión compartí con ellos una cena cuyos anfitriones fueron el matador de toros Espartaco y su entonces prometida Patricia Rato. Se comportaban como jóvenes bien educados, que estudiaron en buenos colegios. Lita tuvo mucho que ver en su estricta educación.

Acerca del comportamiento de ambos hermanos hay una historia relacionada con su madre envuelta en un penoso asunto, el del dinero que ella manejaba, a modo de usufructo que pasaría para Ramsés y Ricky a su mayoría de edad. Éstos, ya habían sido favorecidos, al morir dramáticamente su padre, con un destacado patrimonio de fincas y otras propiedades inmobiliarias. La fortuna en cuestión que al morir su marido pasó a manos de Lita nunca pudo cifrarse aunque se especuló que podría ser de seiscientos millones de dólares que, a finales del decenio de los 60, se consideraba muy elevada.

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Lita Trujillo | Archivo

La vida que al enviudar llevó Lita Trujillo desde entonces fue la de una mujer amante de las joyas, lujosos vestidos, sin trabajo alguno, que frecuentaba las fiestas de la alta sociedad. Las revistas del corazón la incluían a menudo en sus páginas, sobre todo entre los años 1973 y 1993, cuando tenía por amante al torero Jaime Ostos, quien en ese periodo de tiempo jugaba a dos bandas, alternando sus íntimas relaciones con la doctora salmantina María de los Ángeles Grajal. Trío que protagonizaba al dos por tres broncas y desamores, se querían, reñían y finalmente el diestro sevillano se decantó por casarse con la neumóloga, se divorció y acabó por celebrar con ella una nueva boda. Lita Trujillo sufrió mucho, pues estaba enamoradísima de Jaime y todavía en 2020 aseguraba que Jaime le había pedido matrimonio. ¿En serio?

En todos esos años de despendole, Lita Trujillo se fue "puliendo" cuanto le había dejado su marido muerto. Y sus dos hijos estaban hartos de ese proceder. Y terminaron por vender la casa de La Moraleja, en Madrid, no hace mucho tiempo, lo que supuso que su madre hubo de buscarse un piso donde vivir. Se lo proporcionaron aquellos, un apartamento modesto en un barrio obrero, a las afueras de la capital. A Lita se le caían las lágrimas cuando paseaba por Leganés, recordando sus días dorados, cuando manejaba millones a espuertas. Y ahora, se había quedado semiarruinada. Porque encima, confesó, la habían estafado los ahorros, no mucho, que tenía para ir tirando sin contar con sus hijos.

Iris Lías Menszelecky es su verdadero nombre. Nacida en Israel, cuando aún no existía el estado judío. No daba ella muchos detalles si fue en lo que sería la capital, Tel Aviv, o en Jaffa. Hija de padre húngaro y madre austriaca, judíos que huyeron a Nueva York en pleno Holocausto. La edad de Lita ha sido siempre un secreto bien guardado, que jamás confesó a ningún periodista. Me arriesgo a decir que cuenta en la actualidad ochenta y nueve años.

Comenzó a ganar dinero establecida en Hollywood y, aunque nunca llegó a ser una estrella, sí que al menos intervino, entre una treintena de películas y telefilmes la principal en El zurdo, junto a Paul Newman. Éste y otros galanes de primera tuvieron roces con ella, como Glenn Ford y Anthony Queen, pero sobre todo el malogrado Steve McQueen, al que conoció en el rodaje de Nunca ames a un extraño. Lita Trujillo, que en el cine se anunciaba como Lita Milán, era muy "sexy", de insinuante mirada y torneada cintura. La contrataban como belleza hispana, de rasgos sensuales.

En su camino se cruzó un día el hijo favorito del dictador dominicano Trujillo, Ramfis (Rafael Leónidas). Fue en una discoteca neoyorkina. Él estaba con dos de sus frecuentes amantes, la principal Kim Novak, y la rompecorazones Zsa Zsa Gabor. Pero se fijó en la morenaza Lita. Y al cabo de unas semanas se la llevó a Santo Domingo. No obstante siguió con sus andanzas donjuanescas compartidas junto al "playboy" Porfirio Ruberosa, que luego fue unos años cuñado suyo. Una corista del Lido de París era su compañera de cama mientras le prometía a Lita el casamiento. Lo celebraron en 1961, de carácter civil. El mismo año que fue asesinato en una calle de Washington el general Trujillo.

Ramfis y Lita salieron por piernas de Santo Domingo, se establecieron una temporada en París y finalmente en Madrid. Lita tuvo a su primogénito, el ahora fallecido Ramsés, en 1962 y al año siguiente a Ricardo. Vivían opulentamente en un palacete que el cabeza de familia le había comprado a los descendientes del multimillonario Juan March. A pesar de que el primogénito del dictador (que tenía seis hijos de su anterior matrimonio con Octavia Ricart) no pudo sacar de su país los inmensos millones atesorados por su padre, vivía como un pachá, dedicado a productivos negocios. Lita, en su convivencia con él, advirtió que a veces su marido sufría depresiones, y éste le confesó que no sería la primera vez que necesitara asistencia psiquiátrica por los recuerdos dramáticos que le venían a la mente: había presenciado torturas, vejaciones, asesinatos ordenados por su padre. Con su esposa se compenetraba muy bien. Advirtieron, al solicitar ciertos documentos, que su matrimonio no tenía legalidad alguna en España y entonces, por el rito católico, se casaron en una iglesia de Alcobendas el 27 de junio de 1964.

Cinco años más tarde, el 17 de diciembre de 1969, el coche conducido por Rafael (Ramfis) Leónidas Trujillo Martínez, un flamante "Ferrari" se estrelló con otro no menos potente, un "Jaguar", en las inmediaciones de su chalé en La Moraleja. De resultas de lo cual, Ramfis fue inmediatamente ingresado en un hospital. La conductora del otro vehículo, Teresa Bertrán de Lis, duquesa de Alburquerque, su vecina, falleció en el acto. Once días más tarde también se iba de este mundo Ramfis, que agonizó en manos de una desesperada Lita.

Sus dos hijos, de siete y cinco años, estaban cerca de donde ocurrió el accidente y fueron quienes se encargaron de dar la luctuosa noticia a su madre. Lita Trujillo estuvo unos días ingresada en la cínica psiquiátrica del doctor López Ibor. Los restos de su marido fueron enterrados en el cementerio de Mingorrubio, en El Pardo, donde también reposan los de su padre, el dictador dominicano asesinado. La misma morada donde finalmente descansan los del general Francisco Franco.

Cuanto ocurrió después a Lita Trujillo y la relación con sus hijos, ya quedó explicado. El fallecido, Ramsés, llevaba ya un tiempo soportando una grave enfermedad.

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