Es Toni Cantó, o Antonio Cantó García del Moral, hijo de un médico valenciano, nacido en la capital del Turia el 14 de enero de 1965, un personaje no sólo revestido de atavíos artísticos, en su cualidad de galán del cine, la escena y la televisión: también político de variadas tendencias, según ha ido transcurriendo cada legislatura. Se acomoda muy bien este levantino, aunque si repasamos su biografía hemos de llegar a la conclusión de que no consigue la estabilidad que busque; o acaso lleve en su carácter, en su conducta, un irrefrenable deseo de algo que pudiera denominarse "cambiar de aires". Otros dirían que "es culo de mal asiento". En cualquiera de los casos se deduce que Toni Cantó no pasa de actualidad y por ello es, entre los de su generación, un tipo que aparece en los medios periodísticos por h o por b. Ya sea por su última conquista amorosa, ya por sus sillones en la política nacional o regional, o por sus proyectos profesionales.
Vayamos por partes, que diría el siempre tan mentado Jack el Destripador. Quien eligió ser conocido como Toni Cantó se estrenó como modelo en su etapa juvenil. Guapo, con inmejorable aspecto anatómico, pasó después a probar en el cine, con grave disgusto de su progenitor. Miguel Bosé fue su introductor. La película era En penumbra. Ya lanzado a esa vorágine de la pantalla frecuentó los ambientes más nocturnos. Noches locas que le recordaban, como él mismo confesó, haber probado varón (que diría en su día nuestro desaparecido buen amigo Jesús Quintero) a la angélica edad de catorce años. Con la mayoría cumplida vivió una grata experiencia con su paisano, el consagrado bailarín y coreógrafo Nacho Duato, éste también amiguísimo de Bosé. Todo quedaba en familia. Como cuando Toni se enrolló una breve temporada con una sobrina de Miguel, Bettina. Y es que, a estas alturas del artículo ya se darán cuenta que nuestro personaje es bisexual. Y así se ha definido siempre. Y ello merece por supuesto nuestro más amplio respeto.
Toni Cantó, por su profesión de actor, por sus vivencias nocturnas, ha conocido a muchas mujeres, a las que conquistó con su atractivo, su culta y amena conversación. Porque no es un tipo vulgar. Entre 1988 y 1992 fue pareja de Eva Cobo. Dos meses antes de nacer su hija Carlota, se dijeron adiós, pues él argüía que esa niña no era suya. Declaración grave. Finalmente, le dio sus apellidos. Quiso la fatalidad que diecinueve años más tarde Carlota encontrara la muerte cuando viajaba en coche con un amigo y chocaron con un conductor kamikace. Las fotografías del entierro de la desdichada muchacha, abrazados Toni y Eva después de tantos años sin verse, reunían un patetismo infinito.
Si tuvo o no otras relaciones son parte del misterio que rodea la vida de Toni Cantó. Relatamos sólo lo cierto: sus conquistas femeninas. Una, junto a la presentadora de televisión Carla Hidalgo, padres de Lucas, nacido en 2003. De nuevo el galán reincidió en la paternidad con su colega Mar Regueras, que le dio una hija, Violeta, en 2006. Era Toni en ese época renuente a pasar por la vicaría, mas cayó arrobado ante los brazos de una terapeuta canaria, Inma Suárez, quince años más joven. Fue la única boda del valenciano. Un año después, se devolvían los regalos de boda. Y ya no tuvo Cantó más ganas de escuchar la Epístola de San Pablo.
Lo que desde luego no significaría abandonar sus nuevos romances: con la mallorquina Lourdes Verger, experta en marketing, publicidad y asimismo actriz, y con Cristina Castaño con la que disfrutó unas apasionadas vacaciones.
Esa inestabilidad con las mujeres la experimentó también Toni Cantó en la política, por la que se sintió atraido sin renunciar a sus estrenos teatrales, sus películas – menos – y sus series en televisión. Podemos asegurar que su vida no ha sido aburrida. Pasó por el fenecido partido UPyD, luego la formación de Albert Rivera, a quien admira todavía ¿…?, enrolado más tarde en las listas de Ciudadanos. Para más cercano en el tiempo aproximarse al PP. La presidenta de la Comunidad madrileña lo acogió en su grupo con la idea, muy probable, de incluirlo en alguna consejería, en la Asamblea de Madrid. Problemas a la hora de contar con él en las listas retrasaron aquel deseo en las últimas elecciones autonómicas. Pero comprometida Isabel Díaz Ayuso a proporcionarle un puesto entre los suyos le ofreció uno: el de responsable de la Oficina del Español. Toni renunció a otros proyectos profesionales y durante año y medio, desde abril de 2021, mantuvo esa desconocida ocupación, al parecer con el beneplácito de la presidenta ("la bestia negra" de la izquierda, dixit Cantó). Pero Toni, con su conocido proceder, se despidió de la sede de la Comunidad madrileña para presentar un programa de entrevistas y entretenimiento en el reciente inaugurado canal de televisión 7NN, los sábados en horario de noche. Veremos cuánto dura allí y qué nuevas aventuras protagonizará en el futuro. Ha dicho que tarde o temprano volverá al teatro. Sin añadir que también el frente político. Más de uno lo tiene fichado como algo chaquetero, pero cambiar de americana o de traje no es para él motivo de desdoro. Al fin y al cabo, muy acostumbrado a vestirse según lo aconsejen sus papeles interpretativos. Siempre actúa de buena fe, según su criterio, claro, y las circunstancias del momento. Él vive muy bien.
Lo que le mantiene ahora más romántico que nunca es su convivencia con Lorena Hernández, la mujer que, desde hace cuatro años, comparte su vida, sus sueños y sus problemas. No es fácil que los reporteros los capten juntos.