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Pelé, su romance con Xuxa y su infidelidad compulsiva a un montón de mujeres

La muerte de Pelé impulsa a recordar su variada e intensa vida sentimental.

La muerte de Pelé impulsa a recordar su variada e intensa vida sentimental.
Pelé y Xuxa | Cordon Press

Si la biografía de Pelé como futbolista es impresionante, larga y variada fue su vida sentimental: se casó tres veces, tuvo varios hijos y cuatro nietos. Nacido en Brasil hace ochenta y dos años, Edson Arantes de Nascimiento vivió por y para el fútbol desde que era un niño, animado por su padre, jugador profesional. Con quince años ya figuraba en las alineaciones del Santos, el equipo al que siempre fue fiel tras dieciocho temporadas vistiendo sus colores. Ganó tres Mundiales, larga trayectoria, hasta que se retiró en 1977 con la camiseta del Cosmos neoyorquino.

La fama que gozó el llamado "O Rei", y también "La Perla Negra", le posibilitó intervenir en unos cuantos documentales y películas; de éstas, la más renombrada, fue Evasión o victoria. Llegó a grabar también algunas canciones, a ritmo de samba. Bien en tantos partidos donde tomó parte, o en entrevistas y actuaciones televisivas, nadie podía discutirle su extraordinaria notoriedad. La que sucedió entre los años 1956 y 1974, que fue muy fructífera como delantero. En su época, incluso fuera de su país, estaba considerado el mejor futbolista de todos los tiempos. Cuando Di Stéfano triunfaba en el Real Madrid, la crítica deportiva española le disputaba a Pelé ese cetro histórico. Y con el paso de los años, las siguientes generaciones incluían en ese trono hipotético los nombres, primero de Maradona y en la actualidad, el de Messi. Compatriota del finado, Neymar lo definía así: "Antes de Pelé, el 10 era sólo un número".

Un futbolista de su categoría tenía miles de hinchas que lo veneraban. Y mujeres que se metían en la cama de los hoteles en los que dormía. Él mismo contaba en sus memorias que estando en un restaurante se le acercó una modelo llamada Luiza Brunet pidiéndole abiertamente que pasara la noche con ella, a quien no importaba dejar colgado a su marido, con quien cenaba, y ponerle los cuernos. El astro sonrió, agradeció su ofrecimiento pero dejó que retornara a la mesa donde su esposo no daba crédito a la escena. Un bendito.

Tenía veintiséis años cuando se casó por vez primera con Rosemari de Reis Cholbican, cuya unión duró entre 1966 y 1982, teniendo tres hijos, Kelly, Jennifer y Edson; éste, seguiría la profesión paterna. Pelé era infiel a su mujer y no paraba de salir con la primera chica que se le pusiera a tiro. Con una criada, Anizia Machado, tuvo un breve romance, resultado del cual nació Sandra, hija que él se negó a reconocer, hasta que ella falleció de cáncer sin conseguir su derecho.

La segunda boda del delantero brasileño fue con Assiria Lemos Seixas, cantante de gospel, con quien tuvo a los gemelos Joshua y Celeste. Estuvieron juntos desde 1994 hasta divorciarse en 2008. Pero en medio de esos años, Pelé no aflojó su compulsiva sexualidad, que lo llevó a enrollarse con más mujeres, jovencitas sobre todo. Fue el caso de la cantante Xusa, que era menor de edad y a sus diecisiete años acabó por ceder ante las presiones continuas del futbolista. Le dio calabazas muchas veces, desde que se conocieron en una sesión de fotos para la portada de una revista. Xuxa era virgen todavía. Y Pelé no quería, según confesó, ser el primer hombre de la popular estrella musical, que tenía un novio con el que estaba reñida. Dejó pasar un tiempo, y habló con el padre de Xuxa y éste, no sabemos si honrado con que el famoso futbolista saliera con su hija, le dio su autorización para que se hicieran novios. Y así estuvieron seis años, pero sin que él estuviera obligado a casarse. Así se lo dejó dicho a Xuxa. Y ésta declaró cuando los periodistas se enteraron de su ruptura sentimental: "Me traicionó con otras, diciéndome que nuestra relación era abierta".

La lista de amantes ocasionales de Pelé es prolija, por lo que condensamos ese historial. No le importaba la profesión de cada uno de sus ligues. Por ejemplo, se lió con una administradora, Lennita Kurtz, madre de Flavia. Nunca supo ésta quién era su padre biológico hasta que su madre se lo contó. Como quiera que Pelé "se hizo el longuis" a la hora de reconocerla, tuvo por imperativos judiciales que someterse a una prueba de ADN. Y entonces, claudicó.

Dos misses brasileñas pasaron por los brazos de nuestro protagonista: Deisi Nunes y Flavia Cavalcante. A ellas les venía bien, publicitariamente, tener amores con el as del balón. A éste, le daba igual: sólo quería pasárselo bien. A España vino en distintas ocasiones, lo ví alguna de ellas. Pero sobre todo no me olvido del almuerzo que disfruté con él en un palacete del barrio de Chamberí, convertido en restaurante por Alfredo Fraile, el recordado representante de Julio Iglesias, negocio que le hizo perder bastantes miles de duros. Pelé era socio de una fábrica de pantalones vaqueros con un gallego residente en Brasil. Sostuve con él una animada charla, pues era sumamente cordial y sonréía constantemente: "Me habían propuesto muchos negocios, porque "la marca Pelé" vale mucho, no se la cedo a cualquiera". Le pregunté si todavía alguien lo llamaba en la prensa "El hombre de los mil goles": "Sí, porque, exactamente, marqué en mi vida de futbolista en activo mil doscientos ochenta y dos goles. Nadie superó esa marca todavía". Era entonces el año 1982. Pelé me regaló una camiseta que llevaba su nombre, dedicándomela con un rotulador. Hablaba muy bien español. ¿Habrá algún día otro Pelé? Echó manos del humor, más que de la fanfarronería: "No lo creo. Mis padres, al nacer yo, "cerraron la fábrica". Soy como Miguel Ángel, el pintor y escultor; hubo uno solo".

Me interesé si alguna vez recibió la oferta de algún club español: "Sí, en 1959, nada más ganar yo el Campeonato del Mundo con la selección brasileña. Del Real Madrid. Pero preferí quedarme con mi equipo de siempre, el Santos. El equipo blanco pagaba dos millones de dólares por mi fichaje. Yo estaba entonces empezando y no quería abandonar ni mi equipo ni mi país". Concluímos la conversación acerca de la Fundación que llevaba su nombre, encargada de velar por los enfermos de Sida en Brasil. "Hablo por la radio, la televisión, escribo en los periódicos expresando los peligros que corre sobre todo la juventud si no se toman las medidas oportunas".

Por la noche, me enteré que se había muy bien acoplado con una conocida actriz de películas eróticas. No renunciaba nunca ni en Brasil ni en sus viajes, a gozar de compañía femenina. Ha vivido muy bien hasta el final después de conocer la gloria deportiva y una intensa existencia como seductor. No obstante, en el periodo comprendido entre 2012 y 2019 pasó por el quirófano en varias ocasiones, intervenido de la cadera, la próstata y la columna lumbar. Tenía otros problemas de salud: de sus rodillas, cálculo renal e infecciones urinarias. Tuvo que adaptarse en los últimos años a estar en silla de ruedas, o caminando penosamente con un andador. Lo ingresaron a finales de noviembre en una clínica de Sao Paulo donde le diagnosticaron cáncer de colon irreversible. Su familia no creía que fuera a morir ahora, y daba comunicados alarmada por las noticias que circulaban sobre su inmediato final. Ya estaba en cuidados paliativos. Incurable. Sin solución. Hasta que un mes después, exactamente, este 29 de diciembre, los aficionados al fútbol de todo el mundo llora su adiós. El de un genio del balón. Debatan nuestros lectores si él fue el mejor de todos.

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