Tamara Falcó e Íñigo Onieva han regresado. Y aunque esta segunda etapa de su amor parezca interesar menos que su ruptura, lo cierto es que la pareja está poniendo todo de su parte, tanto mediática como -asumimos- amorosamente. La pareja ha estado viviendo bajo cero durante unos días gracias a una escapada a Praga de esas que tan bien se les da subir a Instagram.
Esta vez había motivo, una fiesta inspirada en los años 20 a la que Tamara Falcó acudió con un vestido satinado de color melocotón y un turbante blanco. Así se aprecia en las imágenes publicadas por Íñigo Onieva en las que resume las 48 maravillosas horas de la pareja.
¿Y por qué Tamara guarda silencio? A buen seguro, su ruptura con Íñigo y posterior reconciliación serán uno de los temas capitales de la segunda temporada de su reality en Netflix, de inminente ejecución. También, en mayor o menor medida, la todavía más sorprendente ruptura de su madre Isabel Preysler con el Nobel Mario Vargas Llosa.
En lo que respecta al fin de semana nórdico, la pareja regresó a Madrid mediante el servicio Premium del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid. Allí les esperaba un coche al que subieron con gesto agotado y sin hacer declaraciones.
El rumbo, tal y como cuenta Europa Press, el piso de soltero que Íñigo Onieva conserva en el centro de Madrid, donde obviamente Tamara pasa cada vez más tiempo tras haberse desembarazado de la propiedad que ambos habían alquilado en la primera "etapa" de su relación.
Se trata, no obstante, de un domicilio temporal, en tanto la pareja ultima el nuevo "nido de amor" de Puerta de Hierro. Una lujosa mansión hecha a gusto de Tamara y que lleva ya mucho tiempo preparando y construyendo desde cero.
La socialité prefiere no hablar de su relación y guarda silencio sobre cuándo será su boda y si ya tiene su nuevo anillo de compromiso. La fecha se desconoce, y tal y como aseguró Marisa Martín Blázquez en El Programa de AR, hay una buena razón para ello: "Va a haber una segunda parte del reality de Tamara, en el que intervendrá Íñigo y entonces ahora no les interesa hablar".
Jiménez Losantos, en la crónica rosa de Es la mañana de Federico en esRadio, fue incluso más lejos: "La ruptura no fue verdad, nunca lo fue. Nos habían dicho que habían roto de cara a la imagen publica, de su mami [por Isabel Preysler] o la Virgen me ha dicho y Netflix". Según esta tesis, todo el rifirrafe sentimental de los últimos meses habría sido simplemente una mascarada con Tamara Falcó lavando su imagen y proveyéndose de temas para futuros contratos.