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Tina Turner: las palizas de Ike, la muerte de sus hijos y su gran amor

Tina Turner, fallecida a los 83 años, vivió una vida personal mucho más conflictiva que su exitosa carrera.

Tina Turner, fallecida a los 83 años, vivió una vida personal mucho más conflictiva que su exitosa carrera.
Tina Turner | Cordon Press

La vida fue dura para Tina Turner hasta que cumplió los cuarenta años. Un primer matrimonio infortunado, en el que Ike, su marido, la maltrataba física y psíquicamente, al punto de que la gran cantante prefería la muerte. Luego, el fallecimiento de dos de sus cuatro hijos. Finalmente, encontró el amor y la estabilidad sentimental que buscaba, junto a un ejecutivo alemán con quien se fue a vivir a Suiza, y allí adoptó la nacionalidad helvética, donde tras residir largo tiempo encontró la paz y su definitivo adiós de este mundo. Media existencia sufriendo.

Anna Mae Bullock, que así se llamaba, nació en un hogar modesto del estado norteamericano de Tennessee el 26 de noviembre de 1939. De ascendencia afroamericana, su madre, Zelma, descendía de indios cherokes y navajos. Por ello, a Tina le dictaminaron que llevaba un 1 por ciento de sangre indígena. El padre trabajaba como capataz de un grupo de aparceros, trabajadores en un campo de algodón. La infancia y parte de su adolescencia fue dura y triste para la futura gran estrella del rock, porque sus padres no se querían, peleándose a diario y acabaron separándose. Primero, Zelma abandonó a su marido y a sus hijos. Tina nunca se lo perdonó, y pasó mucho tiempo sin hablarse con ella. En cuanto al padre, también se marchó de la casa dejando a su parentela en la más absoluta indigencia. Tina, con trece años, acabó con una tía abuela. Puede imaginarse que su educación fue muy deficiente y además, sin ese calor afectivo de sus progenitores. Aprendió a sobrevivir.

Fácil de comprender es que cuando iba dejando la adolescencia Tina buscase cariño y afecto. Estaba en la escuela secundaria cuando se encaprichó de un muchacho de su misma edad, Harry Taylor. Se hicieron novios hasta que ella descubrió que él se había liado con otra chica. Primera decepción que llegó a su desgraciada vida, de algunas otras que les seguimos relatando. Antes de dedicarse a la canción, algo que nunca había pensado, Tina fue sirvienta, animadora en partidos de baloncesto americano, auxiliar de enfermería. Hasta que de manera inopinada, de repente, dio en actuar en alguna iglesia, hasta formar un dúo musical con su hermana Aillene.

Transcurría 1958 cuando Tina, con dieciocho años quedó embarazada de Craig. El padre era un saxofonista del grupo The Kings of Rhythm, donde ella era vocalista, llamado Raymond Hill, quien acabó dejándola con aquel niño entre los brazos. Tina recurrió a su madre, buscando apoyo para alimentar al niño, pero lo que consiguió fue enfurecerla y la echó de casa. Y así, errante algún tiempo, fue cuando en un club de St. Louis encontró a Ike Turner, que tenía una banda rockera y al escucharla cantar, tras pronosticarle que sería una gran estrella, se fue a vivir con ella. Era el año 1960 y dos después se casaron. Como ocurre habitualmente todo iba al principio sobre ruedas en la pareja, los días de vino y rosas, viajando de un lado para otro todavía en escenarios de poca monta, aunque él ya tenía bastante experiencia como cantante. Durante esos desplazamientos soñaban con un futuro feliz. Conduciendo su coche, Ike le contaba su vida a Tina, diciéndole de paso que nunca se había considerado un hombre atractivo, a lo que ella le replicaba que estaba equivocado.

Tiempos felices, que duraron poco, pues Ike fue sacando a la luz su otra faz, la de un tipo agresivo que empezó a martirizarla. Se había separado en 1959 de su esposa, Lorraine Taylor. En 1960 Ike y Tina tuvieron en el mes de octubre su único hijo, Ronald. Ella, recuérdese, tenía otro, Craig, que aportó en su unión. Y no opuso inconveniente en adoptar, aun en el papel de madrastra, a dos hijos que había tenido él de anteriores relaciones. Tina fue buena madre, los quiso igual a los cuatro y procuró formar una familia dichosa, la que ella no había teniendo siendo niña. Pudo haber dado a luz a un quinto bebé, pero abortó al enterarse de que su marido la engañaba con una amiga de ella, Ann Thomas, que esperaba un hijo de Ike.

Como consumía drogas a menudo, especialmente cocaína, Ike Turner tenía un comportamiento todavía más desagradable con Tina. Sus peleas eran cotidianas, golpeándola con cualquier cosa que tuviera a mano: unas perchas, un teléfono, la caja de zapatos… o sus puños, más contundente con su furia desatada. Llegaron a escandalizar a su propio público, detrás del escenario. Llegada la hora de aparecer en él Tina llevaba el rostro sangrante, con un ojo amoratado y la cara hinchada. En 1967 quiso quitarse la vida. Pero aguantó así aquel infierno de su matrimonio hasta 1977. De nada le consolada saber que los médicos habían diagnosticado a Ike como víctima de un trastorno bipolar, porque no dejaba de esnifar cocaína. Moriría fatalmente por culpa de su adicción en 2007.

Como tenían contratos que cumplir, Tina, atemorizada, no se atrevía a dar el paso definitivo para salir de aquel pozo negro en el que se encontraba. Pero llegó el momento. Era el mes de julio de 1976 y la pareja, tras viajar en avión rumbo al aeropuerto de Dallas tomaron un automóvil camino de un hotel. Nada más subir a la habitación, Ike la golpeó violentamente una vez más. Luego, se durmió. Aprovechando esos instantes, Tina salió corriendo del establecimiento, "con lo puesto", y como única pertenencia una tarjeta de Móbil y treinta y seis centavos en los bolsillos. No sabía adónde dirigirse. Tomó camino a través de una carretera hasta detenerse en un motel, cuyo recepcionista, comprensivo, le habilitó una habitación, no le cobró nada y además, al día siguiente, por medio de un amigo, le facilitó a Tina un billete de avión para regresar a Los Ángeles.

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Tina Turner y Ike | Archivo

Recordando aquel decisivo momento de su atormentada vida, refería en sus memorias lo que sigue: "Al aterrizar en California mi corazón estaba aterrado, pues pensaba que Ike, al despertar, podía localizarme como ya hizo en otra ocasión cuando huía de él a bordo de un autobús. Corrí como loca, diciendo para mí que si me encontrara yo llamaría inmediatamente a la policía, a gritos si era necesario. Moriré antes de regresar a su lado, pensaba".

Su temor a verse de nuevo junto a Ike fue desapareciendo de su mente. Entonces fue cuando ese año 1977 inició los pertinentes pasos para tramitar el divorcio, al que él se oponía. Fueron meses y meses de largas disputas, con abogados de por medio. Él se había apoderado injustamente de todas las ganancias de la pareja, los ahorros, la vivienda, muchas pertenencias. Quedó arruinada cuando se vio libre y soltera. Pero consideró que había merecido la pena dejar para siempre a aquel hombre que le había amargado la existencia.

Salir adelante le supuso muchos sacrificios. Pero con su voz, su atractiva presencia, la fuerza que disponía para sobreponerse a su infortunio, pudo lograr su triunfo total como estrella en solitario del pop-rock de los años 80 y las siguientes décadas. Ella se acercó al budismo y dijo que gracias a sus prácticas religiosas pudo superar todo lo malo que le había ocurrido. Al margen de sus importantísimos éxitos, querida, admirada en todo el mundo donde actuara, desde luego que sentía su soledad. Hasta que en una fiesta celebrada en 1985 su corazón volvió a latir con más intensidad que nunca al conocer a quien iba a ser su amor definitivo, el más grande su vida. Eso acaeció cuando Tina residía en Londres.

Se trataba de un importante ejecutivo de una empresa discográfica, el alemán Erwin Bach. Se enamoraron. Iniciaron una convivencia que iría a concluir en felicísima unión. No tuvo inconveniente Tina Turner en marcharse con él a Suiza, a adoptar la nacionalidad helvética, abandonando la norteamericana. Al fin y al cabo, Tina había estado muchas temporadas lejos de los Estados Unidos, residiendo en Inglaterra. Donde por cierto hizo un día unas declaraciones en el diario The Guardian que llamaron mucho la atención, cuando aún no había llegado a su vida el mentado Erwin Bach: "Mi corazón siempre ha pertenecido a Mick Jagger, a pesar de otras relaciones mías. Fue mi gran amor". Pero el líder de los Stones nunca se había pronunciado al respecto. Y entonces, llegó Erwin…

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Con Erwin Bach | Archivo

Como Tina Turner había atesorado mucho dinero a lo largo de sus cuatro décadas como diva del pop-rock, tras casarse en 2013 con Erwin Bach, adquirió una propiedad inmobiliaria cerca del lago de Zurich, por valor de setenta y seis millones de dólares. Allí, en una impresionante vivienda, transcurrieron sus últimos años, desde su retirada en 2009. Pero la salud de la cantante comenzó a resquebrajarse y en 2016 le diagnosticaron un cáncer intestinal que afectó a sus riñones. Hubo de someterse a un trasplante al año siguiente. Fue el principio de la larga enfermedad que la ha llevado a la tumba. Tales eran sus dolores y negro su futuro que pensó solicitar la eutanasia. No obstante, todavía gozó de éxitos como el del musical que, sin ella ya, se estrenó en Broaway sobre su vida y asimismo un documental donde se reflejaba su más de medio siglo de carrera artística. Aunque las muertes de dos de sus hijos golpeó con dureza su corazón, por otra parte acostumbrado a tantas desgracias: Craig falleció en 2018 y Ronnie se suicidó en 2022. Y este miércoles, 24 de mayo de 2023, se ha cerrado para siempre la biografía de esta extraordinaria mujer, con sus dramáticas sombras, pero asimismo con las luces de toda una inolvidable estrella del espectáculo.

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