
Hubiera cumplido ochenta y un años el próximo 8 de octubre. Se encontraba en la noche del pasado sábado cenando en un restaurante madrileño cuando quedó herido de muerte por un infarto. Trasladado a la clínica de la Zarzuela, murió poco después, ya en la madrugada. Inesperado desenlace para Tere, su segunda esposa y los innumerables amigos y compañeros de quien ha sido considerado como una leyenda de la radio. En mi caso se da la circunstancia de que después de mucho tiempo sin vernos coincidimos en un céntrico bar de La Coruña a primeros del último agosto. Iba con su mujer: inseparables. "Venimos a este sitio porque es donde venden el mejor queso de la capital", me comentó. No representaba la edad que tenía, sino diez o quince menos. Con su habitual sonrisa. Lo único que noté es que su voz parecía algo rota. Ahora me he enterado de que tenía algún problema de garganta. Abuelos felices Tere y él. Anochecía en los Pontones, a espaldas de la calle Real: "Nos marchamos a Mera, donde están nuestros nietos". Hacía bastantes veranos que descansaban en su chalé de ese pueblo costero coruñés. Nos dimos un abrazo de despedida. Ha sido el último.
Se cuidaba, era coqueto. La salud ya le había dado un susto en 2013, cuando padeció un infarto. Se sobrepuso. Y siguió los fines de semana ante los micrófonos, aun estando jubilado por su edad, porque era su vida.
Había nacido el 8 de octubre de 1942 en Lestrove, pueblecito cercanísimo a Padrón, que cantara Rosalía de Castro, ciudad a la que se trasladó la familia del futuro locutor, cuando éste era un niño. Era el segundo de doce hermanos. Jovencito tuvo que ayudar en la casa trabajando en el departamento de contabilidad de una empresa. Pero él soñaba con la radio, se presentó a unas pruebas en Radio Galicia en Santiago de Compostela, año 1965. Dos años después emprendía viaje a Madrid, logrando entrar en la plantilla de Radio Centro, que pertenecía a la red de Sindicatos, en el edificio del diario "Pueblo". Allí permaneció hasta 1973, cuando ingresó en la cadena SER. Poco a poco fue destacando en espacios de gran audiencia, como "El Gran Musical", que lo acercó a una numerosa clientela de jóvenes que seguían los fines de semana todas las novedades discográficas. Y desde allí, sin dejar nunca la radio, saltó a Televisión Española, donde alcanzó su mayor popularidad presentando "Voces a 45", "A todo ritmo", "300 millones" y "Biblioteca joven", donde formó pareja radiofónica con María Luisa Seco.
Transcurría 1968 cuando Pepe Domingo debutó en la pequeña pantalla. María Luisa ya era muy popular por sus programas infantiles. Preocupado él porque llevaba gafas y no estaba seguro si debía o no prescindir de ellas. "Era una mujer pelirroja, sonriente, muy nerviosa y con gran capacidad de seducción… Nos fuimos acercando, casi sin quererlo. Dicen que el roce hace el cariño. Y así fue".
Celebraron su boda en 1969, en una iglesia de los padres dominicos, al comienzo de la carretera de Burgos, en Madrid. Entre los invitados, el cantante Víctor Manuel. Luna de miel en la Costa Brava. Y a los pocos días, la decepción para Pepe Domingo: "No estábamos preparados para iniciar una vida en común y lo pagamos duramente… Al comprobar que aquello no funcionaba, me fui alejando de ella y empecé a recuperar mis vicios de soltería". Por ejemplo, decimos nosotros, engañarla con otras. Fue desde luego sincero: "Tengo que adjudicarme una gran parte de culpa en nuestra separación definitiva". Le hizo daño a María Luisa. Conocía a los dos, y cuando me encontraba con ella la hallé desolada: no se esperaba eso de su marido. La estupenda presentadora, dueña de un encanto especial con la grey infantil, se fue de este mundo tras sufrir una penosa enfermedad. Pepe Domingo se negó a hablar de quien fue su mujer cuando lo persiguieron reporteros de las revistas del corazón.
Pepe Domingo se acercó una mañana a mi despacho a entregarme un opúsculo con versos de su caletre. Versificaba bien, tenía una vena lírica indudable. Poco después descubrimos que también comenzaba a escribir letras de canciones, algunas de las cuáles, caso de "Neniña" y "Viste pantalón vaquero y la camisa de cuadros", llegaron a los primeros puestos de las listas discográficas. Hizo una afortunada gira. Por España y luego México. Apoteósicas.
Quienes estábamos relacionados con la música y el mundo del espectáculo en general, artistas y profesionales de la información, nos reuníamos casi a diario durante la década de los 60 y 70 en la discoteca madrileña "Long-Play", cercana a la Gran Vía. Allí, Pepe Domingo siendo tan popular, ligaba a porrillo. "Sería larguísima la lista de mujeres a las que les dije te quiero sin saber realmente lo que estaba diciendo". Hasta que apareció un amigo acompañado de dos chicas; se las presentó. Una de ellas, modelo, llamada María Teresa. El locutor le confío a su paisano: "Creo que acabo de conocer a la mujer de mi vida".
Y en adelante, los días, semanas y meses fueron para Pepiño, como lo conocíamos los amigos, un deseo continuo de encontrarse de nuevo con ella, que residía en La Coruña. La fecha en que se conocieron nunca la olvidaron: 23 de febrero de 1976. "Desde aquella madrugada fuimos el uno para el otro".
"Tere iba a convertirse en la pasión más fuerte de mis pasiones y en la verdad más pura de mis verdades".
La pareja inició su convivencia en un piso de alquiler que les proporcionó Tony Luz, tras separarse de Karina. Y allí vivieron un tiempo de felicidad, aumentada cuando Tere se quedó embarazada. Ella ya había sido madre de un niño, Hugo, que tuvo de otra relación antes de conocer a Pepiño. Y al que éste reconoció en su día. Y el 3 de agosto de 1978 en La Coruña, vino al mundo Óscar, que aumentó todavía más el amor que sostenía la pareja.
Fallecida María Luisa Seco, Pepe Domingo Castaño y María Teresa Vega contrajeron nupcias en enero de 1985 en las Bahamas. Para que el matrimonio fuera legal en España, lo registraron en el Consulado de nuestro país.
María Teresa, Tere en la intimidad, ha sido la compañera ideal para Pepiño. Una mujer agradable, simpatiquísima, con el don de entablar amistad a poco de conocer a alguien. Su sonrisa perenne, de fácil conversación y bonito acento galaico. Fundaron un hogar maravilloso, sin que nunca se nublara bajo ningún concepto. Iban juntos a todas partes.
En los últimos tiempos la actividad radiofónica de Pepe Domingo estuvo relacionada con el deporte, sobre todo el fútbol. De la SER, marchó a la cadena COPE a partir de agosto de 2010. Dio la campanada cuando se le ocurrió redactar las cuñas publicitarias con versos de su cosecha o frases ingeniosas. Esa aportación le hizo ganar muchos parabienes. Y dinero, claro. Lástima que "Tiempo de juego" haya sido este domingo 17 de septiembre un programa deportivo enlutado porque después de tantos años la voz del querido y admirado Pepe Domingo Castaño no haya podido escucharse. Apagada para siempre.