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Julio Iglesias y la desconocida relación con sus dos hermanos de padre y madrastra

Julio Iglesias hizo que su madre pasara algunos malos ratos en su mansión. Su relación con Ronnie, su madrastra, no fue mala.

Julio Iglesias hizo que su madre pasara algunos malos ratos en su mansión. Su relación con Ronnie, su madrastra, no fue mala.
Julio Iglesias y sus hijos Enrique y Julio José. | Gtres

No se conocen cuando escribimos estas líneas, y me temo que no saldrán nunca a la luz, testimonios gráficos del octogésimo cumpleaños de Julio Iglesias con sus hijos; ignorando si también acudió algún otro miembro familiar o de su entorno. Ni siquiera si estuvieron todos sus descendientes: por ejemplo Enrique, que no es proclive a aparecer en los medios junto a su progenitor. ¿Por qué Julio adopta esta actitud de impedir que se publiquen imágenes de ese evento, bien cierto que íntimo? Pero es que lleva largo tiempo sin ser objeto de cualquier reportaje o noticias que nos ponga al corriente de cómo se encuentra, qué proyectos tiene, o acaso si está meditando su retirada de los escenarios, lo que no creemos. Todo ello es un misterio de quien desde que en 1968 se convirtió en cantante profesional y le gustaba salir en las revistas más que a un tonto un caramelo. Doy fe por las muchas entrevistas que le hice, cuando en los primeros tiempos, y al despedirme, me repetía: "Trátame bien…"

Me pregunto si en ese cumpleaños estuvo su hermano Carlos. Imagino que no. Tarifaron hace tiempo e ignoro si hicieron después las paces. Carlos era médico, no recuerdo si cirujano plástico. Vivía en Madrid. Julio le propuso irse a vivir con él en Miami. Se encargó de administrar los bienes del cantante. Éste, menospreció el trabajo de Alfredo Fraile, su representante, rebajándole la mitad de su suelo, para así pagar la función de Carlos.

¿Qué ha sido de los dos hermanos de padre y de la madrastra de Julio Iglesias? Ya se ha contado muchas veces que el doctor Iglesias Puga, progenitor de Julio, impenitente mujeriego, tuvo dos hijos con quien sería su segunda mujer, la norteamericana Ronna Keitt. Separado de su primera esposa, María del Rosario de la Cueva y Perignat, con la que matrimonió en 1943, se divorciaron exactamente cuarenta años después.

La madre de Julio se fue a vivir con él a Miami, en la exclusiva urbanización de Indian Creek. Doña Charo, que es como se la llamaba familiarmente, no se encontraba a gusto en aquella casa. Donde por orden de su hijo un pintor inglés decoró una de las habitaciones con motivos eróticos que recordaban las posturas sexuales del célebre "Kamasutra" literario. Aquello sorprendió a la madre. Lo peor no fue eso, sino ser consciente de que a menudo llegaban a casa mujeres, y a diario se llevaba una de su gusto al dormitorio. Aprovechando la ausencia de su hijo, doña Charo dio en llamar a un sacerdote de su confianza para que bendijera cada rincón con agua bendita. Tarde o temprano estaba escrito que se iría de aquel hogar. Como así fue, a otra casa cercana, la de su hijo Carlos, asqueada de la desenfrenada vida que llevaba Julito.

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Ronna y el doctor Iglesias Puga | Archivo

Entre tanto, quien fuera su marido, el doctor Iglesias Puga, procuraba no coincidir con ella. Antes de marcharse a vivir en Miami, tuvo relaciones con Begoña, una enfermera de su confianza, a la que hizo creer que algún día se marcharían a vivir juntos y a casarse cuando les fuera posible. Begoña, después de cuatro años de amores con su jefe, se quedó solita y no sé si finalmente "para vestir santos". Guapa, distinguida, me contaba lo mal que el doctor se portó con ella.

Y el enamoradizo doctor conoció un día en una terraza madrileña a la joven Ronna Keitt, de veintisiete años, que estudiaba Medicina, en tanto aquel contaba ya con sesenta y cinco. Creyó que iba a ser una relación esporádica, pero se enamoró: "Es muy guapa, muy mona, morenita como a mí me gustan las mujeres", decía. Julio Iglesias tardó en aceptar la decisión de su padre en casarse, lo que aconteció en2001, en una ceremonia celebrada en Jacksonville, de donde era natural la novia. En 2004 fueron padres de un niño, Jaime Nathaniel. Un año después, moría el doctor ya nonagenario, unos días antes de haber anunciado que iba a ser padre de nuevo, de una niña, hija póstuma, a la que pusieron el nombre de Ruth.

Julio quería mucho a su padre. Que no contrajo matrimonio con Ronnie hasta que falleció su primera esposa, doña Charo. Por respeto, concedió. Con Ronnie estuvo conviviendo en el piso madrileño que él tenía en la calle de San Francisco de Sales (donde los etarras lo habían secuestrado, por cierto). Y después se establecieron en Miami. El cantante se llevaba bien con Ronnie. Ésta no se vio afectada en modo alguno por la fama de su repentino hijastro y nunca se manifestó como madrastra del ídolo romántico. Cené con ella y el doctor, que me invitó, en el restaurante gallego de Villaxuan, del llamado "Chocolate" (que fue socio de Julio en otro que montaron a medias en Miami, con nefasto resultado). Ronnie me pareció una mujer sensata, prudente, nada superficial, que acabó sucumbiendo a la seducción del doctor. El menú lo eligió él. Todo en su vida parecía obedecer a sus designios. Su hijo aguantaba todos sus caprichos.

Las relaciones de Julio Iglesias con Ronnie y los dos hijos habidos en su unión con el doctor Iglesias, fueron ligeras. No volvieron a verse, o al menos no hay constancia de ello cuando murió el doctor. Si hubo otros contactos telefónicos, lo ignoramos. Ni Chabeli, ni Julio José ni Enrique, tuvieron trato con su tía-abuela y sus tíos.

Ronnie y sus hijos se marcharon a vivir a Jacksonville. Ella nunca aceptó ser entrevistada. Vive al margen de la fama de Julio Iglesias. Heredó de su marido, el doctor Iglesias Puga, dos casas en Madrid, un apartamento en Peñíscola, otra vivienda en Filadelfia y varias propiedades inmobiliarias y empresas. Nada se ha vuelto a saber de esta otra familia del octogenario cantante, ahora en su soledad al otro lado del Atlántico, aunque allí tenga a Miranda y sus cinco hijos. Porque como él mismo ha dicho y cantado, en el fondo, su triunfo universal lo ha llevado a la fama, a ser millonario, pero a cambio de encontrarse en su interior como un desamparado solitario, con su perenne deseo de conseguir ser a todas horas querido y admirado. No sería raro saber de él que en los últimos años, viéndose ya con menos facultades en todos los sentidos, esté atravesando un periodo difícil, cercano a la depresión.

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