
Nuria González continúa recuperándose de la inesperada muerte de su marido Fernando Fernández Tapias el pasado 25 de octubre. Aunque su matrimonio no era perfecto, hay quién asegura que las disputas eran habituales, la empresaria se mantuvo al lado de su esposo hasta el final y ahora está enfocada en cuidar de sus dos hijos, Iván y Alma que están muy afectados por la pérdida de su padre.
Se prepara para unos próximos meses que prometen ser muy complicados, pues la apertura del testamento del fallecido reavivará la guerra que mantiene con los hijos mayores de Fernández Tapias, fruto de sus dos anteriores relaciones. Además, en las últimas horas se ha asegurado en medios de comunicación como Semana o El confidencial que antes de quedarse viuda, Nuria recibió unas misteriosas cartas anónimas en su casa que podrían desvelar datos y detalles sobre los vástagos mayores de su marido. Unas misivas de las que no se conoce el contenido pero que no les dejaría en muy buen lugar.

Se habrían recibido en el año 2018, entonces, Fernández Tapias ya había roto definitivamente con tres de los cuatro hijos, Fernando, Borja, Bosco (este falleció en el año 2010 haciendo submarinismo) e Iñigo, nacidos de su primer matrimonio con Victoria Riva de la Luna. Estos mensajes, escritos a manos y sin remitente, llegaban a la casa familiar.
Cabe recordar después de años de disputas familiares, Fernando, Borja e Iñigo llevaron a su padre a los juzgados para solicitar su incapacitación. Demanda a la que más tarde su unió Sandra, su hija fruto del matrimonio de Fernández Tapias con Juana García Courel. Nuria González se convirtió entonces en su principal apoyo. Aunque se decretó la incapacidad parcial del gallego, Nuria nombró a su mujer tutora de asuntos médicos y a Florentino Pérez responsable en el ámbito económico jurídico-administrativo. Con esto consiguió blindar a su esposa para cuando él faltara y de cara a la repartición de la herencia.