
Lara Dibildos acaba de aterrizar en Madrid después de varios días de rodaje en Mallorca. Un regreso en el que ha tenido que hacer frente a las preguntas de la prensa sobre la detención de la que fuera su pareja hasta hace poco, Cándido Conde-Pumpido, acusado de presuntamente haber violado en un grupo a una joven brasileña en la vivienda que tiene en el madrileño barrio de San Blas. Un duro mazazo para la hija de Laura Valenzuela, que ahora está en boca de todos por un tema espinoso del que prefiere no hablar.
Tan discreta y elegante como siempre, Lara ha negado que ella fuese conocedora de la existencia de unas cámaras repartidas por toda la casa del abogado. De hecho, el letrado habría aportado imágenes al juez que demostrarían que nunca existió una agresión sexual contra la supuesta víctima. "No he visto nada de verdad", ha dejado claro Lara a su llegada al aeropuerto, explicando que cree que es un tema "en el que no debe meterse" a pesar de que ella también podría haber sido grabada durante el tiempo que mantuvieron una relación.
Por su parte el entorno del abogado ha hablado por primera en el programa Y ahora Sonsoles, asegurando que está "sobrepasado" por todo lo que está viviendo. En palabras del letrado, en las últimas horas ha tenido "una crisis de ansiedad que evidentemente genera una denuncia falsa como la que estoy viviendo". Para el hijo del presidente de Tribunal Constitucional "está todo muy claro", "no ha habido nada de violaciones ni grupales".
El citado programa también se puso en contacto con la mujer que denunció haber sido víctima de una agresión sexual por parte de Conde-Pumpido y dos amigos, reiterando su versión, y señalando que en los últimos tiempos la salud mental del abogado se había resentido: "Entró en un estado de depresión con medicación. Tiene crisis de ansiedad e iba cada vez a más". Lo describe como una persona muy inestable: "No es una mala persona pero iba de un extremo a otro. Tiene problemas psicológicos serios. En diez segundos, en una misma frase, estaba muy bien y muy mal (…) Nos conocíamos de 15 días y parecía que nos conociésemos de 30 años. Me llamaba para ver donde estaba y luego desaparecía".
Ella mantiene su versión y asegura que nunca recibió dinero por parte de Conde-Pumpido y que fue agredida por él y por sus amigos.